La saga Anno no es precisamente nueva, y desde 1998 ha conseguido conquistar a miles de fans de la estrategia y la gestión. A lo largo de sus ya más de 20 años de vida, esta franquicia ha visto lanzadas entregas históricas, futuristas y hasta spin-offs de variada calidad. Es por ello que, con un rumbo que pega tantos bandazos, he de reconocer que me sentí bastante aliviado cuando se anunció Anno 1800, un videojuego que recupera el espíritu histórico de la franquicia y nos traslada a la época de la revolución industrial.
Y es precisamente esta revolución industrial, tanto en sus aspectos económicos como sociales y políticos, la que sirve para articular todo este nuevo videojuego. Es el pilar central sobre el que se construyen el resto de sistemas con los que interactuamos y aunque a primer vistazo podemos pensar que estamos ante un videjuego más de gestión y estrategia, Anno 1800 es capaz de tener esos toques de maestría que demuestran el buen hacer del equipo tras el desarrollo y el calibre de la apuesta que tenemos entre manos.
Anno 1800 empieza como un videojuego más de estrategia con pilares bastante marcados: hay diplomacia, gestión de recursos, construcción y optimización de ciudades y estrategia militar en algunos combates; todo ello bien balanceado y con mucha profundidad. El objetivo, en un primer momento, el de crear un asentamiento lo más próspero posible en una pequeña isla en la que comenzamos. Sin embargo, al contrario de lo que ocurre en otras entregas de la franquicia, el cambio es el motor del videojuego, y de la forma de adaptarnos a una sociedad y una economía que cambia día a día dependerá nuestro éxito.
En los primeros minutos de juego ya comenzamos a vislumbrar la revolución industrial que se nos avecina. Primero, como granjeros que pasan a ser trabajadores; más tarde, como aserraderos que empiezan a talar árboles; y cuando queremos darnos cuenta tenemos una isla llena de agua contaminada, cargada de fábricas e industria pesada y con un montón de obreros descontentos que abarrotan las calles de nuestra mal construida ciudad luchando por una jornada laboral de 8 horas que les hemos negado para poder sobrevivir y cuya felicidad intentamos comprar con alcohol y locales.
Y este desastre en el que se convierte nuestra partida algo maravilloso con lo que nos sorprende Anno 1800. No estamos ante un videojuego de estrategia en tiempo real, sino ante una obra que premia la anticipación y una planificación correcta y castiga de forma dura y tremendamente realista por tomar las decisiones menos acertadas. Pero no es equivoquéis, es prácticamente imposible acertar y llevar el rumbo correcto desde el comienzo, por lo que necesitaremos fallar, destrozar ecosistemas y enfrentarnos a terribles revueltas para aprender de nuestros errores y poder construir una sociedad que no se venga a pique de un día para otro. Necesitaremos abrazar de cerca los horrores más temibles de la industrialización si queremos aprender a convivir con ella.
Pero en el camino, mientras tratamos de llevar a cabo nuestros planes, descubrimos la mayor de las bondades de Anno 1800: este videojuego no va de gestionar, construir o negociar la paz y la guerra con la IA. Este videojuego va del capitalismo, de arrastrarnos a su oscura sombra por necesidad y convertirnos en tiranos; va de obligarnos a negar derechos laborales básicos; va de cargarnos todo un ecosistema sobrepoblándolo y llenándolo de industria porque no hacerlo sería enfrentarnos al progreso, quedarnos por detrás y hundirnos en un mar de superpotencias sin escrúpulos.
Y lo mejor es que Anno 1800 es capaz de lograr todo esto con cierta sutilidad. No lo hacemos obligados, pero tampoco porque sea el camino que hemos elegido. Básicamente la obra de Ubisoft nos pone en una situación tan frágil que es absurdamente difícil no cometer errores; y la consecuencia de los errores es obligarnos a adoptar las medidas capitalistas más salvajes. Ese es el espíritu de Anno 1800 y lo que es capaz de conquistarnos.
Pero no todo es un llamamiento al catastrofismo, y Anno también ofrece, para los jugadores más experimentados, la posibilidad de florecer en una sociedad justa, limpia y cargada de maravillas culturales. Las grandes opciones y libertades que se nos dan a la hora de enfrentarnos a los problemas hacen de Anno 1800 una obra en la que nuestro camino se bifurca a cada minuto que pasa y en donde el efecto mariposa está presente. Una mala decisión a los 10 minutos de partida y pasaremos horas arrastrando sus consecuencias.
Tan solo hemos podido jugar unas pocas horas al primero de los cuatro capítulos que traerá Anno 1800 cuando llegue al mercado el próximo 16 de abril, pero lo cierto es que con lo que hemos podido ver nos basta para vislumbrar uno de los juegos de estrategia, no solo de mayor calidad, sino de mayor profundidad y con más contenido, de todo 2019 y tal vez de la década. La forma en la que se introducen los sistemas, la cantidad de ellos, su buen funcionamiento y la forma en que estos son capaces de servir a propósitos mucho más allá de lo jugable es algo digno de alabanza. Anno 1800 tiene previsto su lanzamiento en PC el próximo 16 de abril; y desde hoy mismo se ha convertido en uno de los videojuegos que espero con más ganas.
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