BioShock es una obra maestra. La creación original de Ken Levine e Irrational Games logró adjudicarse tal valoración tanto en su lanzamiento como en los años posteriores, alzándose así, tras una década de disponibilidad, como uno de los clásicos contemporáneos de la industria. El título mostró una perfecta sinfonía entre jugabilidad, argumento, narrativa, banda sonora y diseño artístico para ofrecer una de las travesías más memorables del siglo, aunque tan sólo manchada por un único y verdadero problema: su batalla final.
Ante esta realidad, el mencionado director creativo de la entrega utilizó su cuenta de Twitter para solicitar perdón, pues reconoce la mediocridad del encuentro. Específicamente, y como bien se puede leer en el tweet enlazado, en celebración al día judío de la expiación, comentó que "estoy aquí para pedir disculpas por la batalla final contra el Atlas desnudo en el culmen de BioShock", dando a entender que, desde los interiores de la empresa, están conscientes del bajón de calidad colosal que sufrió el impoluto viaje en los últimos minutos.
Aunado a ello, en una entrevista concedida al portal Glixel, añadió: "Tienes este juego asombroso, y luego acabas peleando con un tipo gigante y desnudo. No teníamos una idea mejor". Claro está, han pasado más de 10 años y, a día de hoy, es una anécdota que no empaña el sobresaliente acabado del producto, mas resulta curioso descubrir que hasta los propios desarrolladores del combate se sienten decepcionados por el acabado.
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