Hace unos pocos años decidí cambiar mi manera de jugar y de enfrentarme a los videojuegos, y es la mejor decisión que he tomado en mi vida. Antes jugaba dando más importancia al calendario que a las propias obras: me compraba un juego y me obligaba a terminarlo antes de que llegara el día de lanzamiento de otra novedad, que también debía acabar antes de que llegara el siguiente... y así, encerrado en un bucle donde no disfrutaba en realidad, sólo gastaba y tachaba juegos de una lista. Decidí alejarme del ruido y jugar a lo que me apeteciera, fuera nuevo o antiguo, sin dejar de lado las novedades que de verdad me apetecían.
¿Qué tiene esto que ver con la reciente subida de precios de Xbox Game Pass? Todo, en realidad. Me he dado cuenta, comprobando las opiniones generalizadas, de que sólo estamos dando importancia a los juegos de día uno que llegan a Ultimate, el nivel de suscripción que ha aumentado su coste, cuando en realidad la solución más sencilla la seguimos teniendo dentro del mismo servicio con la suscripción Premium: en esta, que tiene un precio de 12,99 euros al mes, seguimos teniendo una biblioteca de más de 200 juegos y los títulos de día lanzamiento, esos que llegan a Ultimate el primer día, también se incorporan a este nivel de suscripción en un plazo de 12 meses. En mi nueva forma de jugar, ya tengo la solución.
Te pongo otro ejemplo personal: por esta nueva forma de jugar, todavía no pude adentrarme en Hellblade II, a pesar de que la primera entrega me fascinó; lo tengo pendiente, pero cuando llegue el momento y me apetezca de verdad, volveré a jugar a la primera parte y me adentraré con mejor pie en la segunda. Pues resulta que Hellblade II acaba de incorporarse al catálogo de Xbox Game Pass Premium porque ya se ha cumplido ese plazo de 12 meses, por lo que no hace falta la suscripción Ultimate para disfrutarlo. Sin tener que pagar más, sin tener que comerme una subida de precio bestial (porque sí, lo es), voy a poder disfrutar de este fantástico título, junto al resto de la biblioteca del servicio.
Es un ejemplo, pero muy obvio: si no le diéramos tanta importancia a la inmediatez, al querer jugarlo todo el primer día, gastaríamos menos dinero (mucho menos, de hecho), y no nos afectarían tanto estos cambios. Y ya no sólo hablo de Game Pass, sino de la industria en general: he comprado juegos de lanzamiento a precio completo desde que vivo en esta nueva burbuja, por supuesto, pero han sido muy pocos y únicamente los que me interesaban de verdad, aquellos por los que no podía esperar. Si lo piensas fríamente, dudo que todos los juegos que llegan al mercado cumplan esos requisitos para ti; la mayoría podrían ser títulos que disfrutaras más adelante, aprovechando alguna oferta para no gastar tanto dinero en el precio de lanzamiento o esperando a que lleguen a algún servicio de suscripción (como Xbox Game Pass... Premium).
Pero ya no sólo hablo del placer que vas a dar a tu cartera, sino del disfrute máximo con el que vas a reencontrarte. Para mí, disfrutar de un videojuego sin las ataduras del calendario, sin pensar únicamente en que tengo que acabarlo antes de que llegue el siguiente, hace que me lo goce muchísimo más. Puedo jugar lento, recrearme si es necesario, paladear cada pequeño detalle... perderme en sus predecesores o rejugar entregas anteriores para llegar con más ganas todavía a esa nueva entrega. Por ejemplo, cuando llegó God of War Ragnarok, no lo compré de lanzamiento, y antes de embarcarme en él decidí volver a rejugar la entrega anterior. No sólo volví a disfrutar de la obra original (todavía más que en su momento, incluso), sino que me hizo abrazar esa secuela con mayor placer. No hay ni un sólo pero en jugar lento y dejar de lado el calendario y los lanzamientos.
Con esto no quiero que se malinterpreten mis palabras: no estoy validando que Microsoft aumente los precios de Xbox Game Pass, o que la industria de los videojuegos en general esté tomando caminos cada vez más preocupantes, porque eso no lo podemos negar. Simplemente quiero que te des cuenta de que existe otra manera de jugar, de que lo que realmente aporta Xbox Game Pass con Ultimate es poder jugar de un puñado de juegos desde el día de lanzamiento... pero que en ese mismo servicio, por menos de la mitad de precio mensual, también vas a terminar recibiendo los mismos títulos, aunque sea más tarde.
Paladea cada obra, disfruta de cada videojuego, transita aquellos títulos que de verdad te apetezcan en cada momento, sin importar si son nuevos lanzamientos o tienen más años que tú. Jugar lento es disfrutar, alejarse del ruido es lo mejor que puedes hacer, en los videojuegos y en cualquier otra vertiente. Lo notará tu bolsillo y lo notará tu corazón de jugador: a mí me ha cambiado la vida en lo que a ocio se refiere. Pruébalo y me cuentas.
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