Las 3 razones por las que Diablo IV me ha devuelto la fe en Blizzard

Desde hace tiempo me he sentido como el perro de carreras que persigue a la liebre en el canódromo. Siempre dando vueltas detrás de Diablo IV; un juego que se iba retrasando en el calendario y inercia al correr hacia delante me llevaba a preguntarme si alguna vez podría jugarlo en realidad. Qué gracia tiene la vida por la de giros que da: al final hemos dejado de ser el perro y la liebre; los planetas se han alineado con la puntería suficiente como para que haya podido participar en la beta cerrada del juego que tuvo este último fin de semana.

Mis primeras sensaciones con ellas son de una prudencia que quiere ser arrollada por el hype; como si tuviera que hacer un ejercicio de contención para no fiarme del todo en una propuesta que, a todas luces, me ha estado apuntando desde el minuto uno en una dirección concreta: Blizzard, la buena Blizzard, ha regresado con Diablo IV y estas son las tres razones por las que pienso así:

Diablo IV se siente como el primer juego de la saga del que te enamoraste

Mi historia con la saga Diablo no es la más común de todas: empecé con la tercera entrega después de que Blizzard arreglase todo aquel estropicio del mercado de subastas y cuando sentí que su propuesta no daba más de sí, decidí dar un salto en espiral hacia atrás y pegarle cabezazos al muro que representa cómo ha envejecido Diablo II hasta que se rompiera.

Diablo IV es, en este sentido, el abrazo de alguien conocido que te recibe con los brazos abiertos cuando llevas un tiempo de casa. Como un buen samaritano que abre la puerta de su hogar para que te resguardes de la fría tormenta que ha tenido lugar en torno a Blizzard en los últimos años y te sientes calentito al lado del fuego. Una llama que, además, también volvió a encenderse en mi corazón con el sutil contraste de sentirme en un sitio conocido y, al mismo tiempo, completamente nuevo:

• Diablo IV tiene todo lo que puedes esperar a nivel jugable de la saga (de las épocas en las que estaba en buen estado de salud) 1️⃣
• He probado las 3 clases de la beta y todas tienen diferencias con respecto a aquellas de las que se inspiran de otras entregas 2️⃣
• El ritmo de juego, grindeo, subida de nivel y desbloqueo de habilidades es muy agradecido, de tal forma que cada poco rato tienes algo nuevo a lo que echarle un ojo 3️⃣

Diablo IV se deja de dibujitos y vuelve al horror

Teniendo en cuenta que Diablo III fue mi primer juego de la saga, tengo un cariño especial por cómo se veía en pantalla, pero también me flipa la fantasía oscura, así que imaginaos como de loco voy con Diablo IV. Ya no hablo sólo de los modelados de los personajes o de cómo están diseñados los paisajes, sino también del tono que se le ha dado a cada suceso de la trama que tiene lugar dentro del juego.

El mundo de Diablo IV es más oscuro que nunca, llegando a mostrarnos una decadencia tan grande que parece que todo salvo nuestro personaje y su gran antagonista han dejado de importar. La fase previa al apocalipsis llevado a la máximo número de revoluciones posible y transmitiendo siempre la idea de que algo terrible está a punto de ocurrir. Eso es, en esencia, lo que representa la saga Diablo y esta cuarta entrega sabe transmitirlo desde el primer minuto.

Un juego sin formatos extraños ni experimentos raros

Diablo Immortal es un juego que me genera sensaciones encontradas. Si bien es cierto que puedo llegar a entender su valor como producto principal de la saga, es inevitable que me distraiga con sus microtransacciones y con un loop de monetización que ha provocado que el juego no me interese lo más mínimo. Es por eso que tengo tanta fe en Diablo IV; un ferviente deseo de volver a una franquicia que tantos buenos momentos me ha dado sin tener que sacar la cartera constantemente para poder jugar a un juego de forma fluida.

Conclusión

¿Ha vuelto la antigua Blizzard? Creo que aún es pronto para decirlo, pero parece que se puede ir viendo algo de luz al final del túnel. Por supuesto, no me olvido de todos los líos legales y humanos en los que se ha visto envuelta la compañía en los últimos meses, pero entiendo que también hay gente honrada y decente trabajando en Diablo IV, por lo que en este caso lo mejor que he podido hacer ha sido separar al autor de la obra para poder disfrutar de esta última sin demasiados estorbos.

Diablo IV ha hecho que recupere la fe en Blizzard durante varios momentos y ahora dependerá de cómo salga para que vuelva al fandom o acabe como he estado los últimos años: mirando la franquicia desde lejos obsesionado con lo que podría volver a ser.