Lo hemos vuelto a jugar. El pasado mes de julio os traíamos nuestras impresiones de The Last Guardian tras haber jugado sus primeros minutos, ahora nos hemos vuelto a reunir con Trico para diseccionaros lo que a día de hoy ofrece el próximo título del Team ICO. Hemos jugado a una demo completamente distinta que nos ha permitido conocer nuevos aspectos de The Last Guardian, pero también saber si el retraso que sufrió el pasado mes de septiembre, que posponía su lanzamiento desde octubre hasta diciembre, ha servido para algo. Además en esta ocasión os ofrecemos nuestras sensaciones en vídeo, con el siguiente gameplay comentado que pertenece precisamente a la demo que hemos podido jugar. Quédate con nosotros y descubre las claves de The Last Guardian.
Parece increíble, y es que aún no nos hacemos a la idea, pero queda menos de un mes para que The Last Guardian salga a la venta tras un complejo desarrollo que ha llevado cerca de una década. Nosotros nos hemos vuelto a poner a los mandos del título de Fumito Ueda varios meses después de la primera vez que lo jugamos, y tras su polémico retraso esto es lo que nos ha parecido la gran apuesta de Sony para finales de este año 2016.
1. Las consecuencias del retraso
Hemos podido jugar una nueva demo, totalmente distinta a la que jugamos en julio y en un estado de desarrollo claramente más avanzado. Hay cosas que han cambiado desde que jugamos The Last Guardian por primera vez, y para nuestra fortuna lo han hecho para bien. El sonado retraso que aplazaba el lanzamiento del título desde el 25 de octubre, hasta el 7 de diciembre ha ayudado a hacer de The Last Guardian un juego mejor.
Esta vez sí daba la sensación de que estuviésemos jugando a un título completamente terminado: los problemas técnicos que acarreaban bajadas de frames ya no están, el aspecto visual es ligeramente mejor y algunas de las mecánicas han cambiado, convirtiendo el juego en algo más adecuado para los tiempos actuales. Todo gracias a estas modificaciones sobre un sistema de control que se siente anticuado, sí, pero no por ello malo; pues os aseguramos que casa muy bien con el global de la obra.
2. Mecánicas y controles poco habituales para los tiempos actuales
Precisamente ese control “a la antigua” es uno de los problemas que algunos achacan al título de Team ICO, y no os vamos a engañar es un problema. The Last Guardian se juega de una manera similar a como en 2006 se jugaba Shadow of the Colossus, pero el problema no es del juego; el problema es del jugador. Los últimos años nos han acostumbrado a multitud de juegos sencillos que nos llevan como quieren por donde quieren. Nos muestran el camino a seguir con recursos muy explícitos o incluso con flechas como si del camino de un juego de carreras se tratase. The Last Guardian no hace nada de eso, deja que nosotros descubramos nuestro camino mediante la exploración y la interacción con el entorno lo que conlleva, irremediablemente, a que en ciertas ocasiones acabemos perdidos y dando vueltas hasta que al final consigamos encontrar la clave para continuar nuestro camino.
El vídeo que estáis viendo que os hemos dejado anteriormente pertenece a la demo que hemos jugado, una demo que puede completarse en 15 minutos si sabes cómo avanzar, pero que a nosotros nos ha llevado cerca de 30. La base jugable en esta demo parece clara: tenemos que avanzar a lomos de Trico que por algún motivo se niega a moverse cuando se encuentra con esas vidrieras que tendremos que quitar para abrir paso a nuestro compañero; es muy obvio que ese es el problema a resolver, el caso aquí es cómo resolverlo, cómo movernos entre las distintas plataformas para solucionar esos problemas; en ese sentido por lo que hemos podido jugar nos da la sensación de que The Last Guardian es prácticamente un juego de puzzles en el que el problema está en cómo lograr una solución que es obvia.
Estas características propias de juegos de otras generaciones se trasladan a los controles, The Last Guardian es un juego en el que se salta con el triángulo y te agarras con L1; no sigue los esquemas de los títulos más recientes que nos han acostumbrado a pulsar X para saltar y no hacer absolutamente nada más. En este juego “se sienten los botones”, es decir, sientes como esa pulsación conlleva una acción y como esa acción se prolonga en el tiempo mientras sigas pulsando. Es un esquema de control atípico, no malo; posiblemente antiguo, pero no por ello inválido. ¿El problema de The Last Guardian reside en los controles? Por lo que hemos jugado nosotros no lo creemos, es cierto que os costará haceros a ellos los primeros minutos; pero una vez superados dichos primeros instantes es fácil moverse en el mundo que ha diseñado Fumito Ueda.
3. Un mundo romántico
Un mundo que, por otra parte, es extraordinariamente hermoso. Los entornos son oníricos y recuerdan inevitablemente a una tradición muy propia del romanticismo, un movimiento artístico que interesa mucho al creador de esta obra como ya ha demostrado en sus dos antiguos proyectos. El mundo de The Last Guardian es misterioso, y ofrece estampas para el recuerdo en las que se agolpan monumentos en estado de ruina, que ayudan a alimentar nuestra curiosidad por una historia que se presenta muy interesante.
La primera vez que pudimos jugar The Last Guardian lo hicimos con una demo que nos situaba dentro de un interior, mientras que, en esta ocasión la acción toma parte en el exterior de este misterioso complejo gigante y decadente. Es precisamente la arquitectura la que nos ayuda también, no sólo a sentirnos insignificantes ante un mundo en el que todo es más grande que nosotros, sino a perdernos entre sus pasillos, torreones, cuevas y habitaciones. Tanto en interiores como en exteriores The Last Guardian sabe desenvolverse, y es que la diferencia de espacio que encontramos entre una escena al aire libre y una dentro del castillo es solo un ejemplo más de los múltiples contrapuntos que esconde este juego en su interior.
4. La dualidad de protagonistas
El mayor de estos contrapuntos es el más obvio, y es la diferencia entre los dos protagonistas: Trico y el niño. La dualidad de personajes protagónicos que se acompañan en el camino hace recordar al sobresaliente ICO, sin embargo, hay diferencias. En ICO nosotros abríamos paso a Yorda, que en contadas ocasiones nos abría algunas puertas para que pudiésemos seguir avanzando; en The Last Guardian nosotros ayudamos a Trico a avanzar, y en recompensa él no sólo nos ayuda también a nosotros -solventando grandes distancias y escollos gracias a su tamaño-, sino que incluso nos salva la vida si es necesario. La relación, por lo tanto, es muy orgánica, somos dos amigos ayudándose mutuamente; y aunque no controlemos al animal lo sentimos, en especial gracias al juego de cámaras, y en particular por cómo se ha diseñado a la criatura de modo que en todo momento parezca un ser vivo con sus propias preocupaciones, lo que sin duda garantiza sorpresas.
La relación entre los dos protagonistas es, además, sin duda el punto clave del juego; y para nuestra fortuna, por lo que hemos podido ver, está tratada con mucha delicadeza, y lo que es más importante está diseñada a partir de las bases del videojuego. Normalmente acostumbramos a ver parejas de personajes que lo son en la historia, pero cuya relación se difumina en lo verdaderamente importante: la jugabilidad. The Last Guardian funciona a la inversa sirviéndose de los medios propios del videojuego, construye desde la jugabilidad, y no desde las cinemáticas, la pareja protagonista que configurará la historia y esto es, indudablemente, uno de sus más rotundos aciertos pues gracias a sistemas como estos hemos disfrutado de dúos tan memorables como lo son el formado por Joel y Ellie en The Last of Us, por ejemplo.
The Last Guardian saldrá a la venta en España el próximo 7 de diciembre en exclusiva para PlayStation 4, probablemente la próxima vez que nos reunamos en Areajugones para hablar de The Last Guardian será para ofreceros nuestra valoración sobre la versión final de la obra. A día de hoy os podemos decir que mucho tiene que cambiar el juego para que esa valoración sea negativa, habiéndolo probado dos veces podemos adelantaros que creemos será un juego que satisfaga a aquellos que busquen en él lo que precisamente aparenta ser: un título personal, distinto y con algo que decir, que no dejará indiferente a nadie.
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