Todavía recuerdo con emoción la primera vez que morí en Demon's Souls, y no hablo del 'remake' que acabamos de disfrutar en PlayStation 5, sino del título original lanzado dos generaciones atrás que nos demostró que perder en un videojuego también puede ser divertido. También añoro aquella época en la que Dark Souls me fue atrapando poco a poco en su lúgubre universo, mientras que el cambio vivido en Bloodborne y Sekiro: Shadows Die Twice, si bien me gustó más en el primer caso que en el segundo, sirvió para coger aire fresco como jugador.
A lo que me refiero es que FromSoftware, tras seis videojuegos principales en el mismo género, tenía que decidir entre la senda original nacida con Demon's Souls o el camino iniciado con Bloodborne y Sekiro: Shadows Die Twice, experiencias únicas y diferentes que no sitúen al usuario en un terreno cómodo y ya visto antes. Si os digo la verdad, al ver el tráiler de Elden Ring emitido anoche con motivo del Summer Game Fest 2021, tuve una sensación de 'deja vú' que ni la presencia del mismísimo George R.R. Martin me ha logrado quitar durante toda la madrugada.
Es por ello que esta mañana me he despertado con ganas de expresar mi humilde opinión como jugador, y no como periodista, sobre todo lo que me ha decepcionado de este gameplay que pudimos ver millones de personas en todo el mundo. Un avance que ha conquistado a gran parte de la comunidad, pero que ha provocado que un pequeño sector levantase su ceja.
Siendo conscientes de que a través de un tráiler de 3 minutos es difícil sacar conclusiones claras sobre un videojuego tan ambicioso como parece ser Elden Ring, quiero refrescar algunas de las promesas que hemos ido leyendo sobre esta obra a lo largo de los últimos meses: que si iba a ser una experiencia mucho más abierta, que si iba a convertirse en algo muy diferente a Dark Souls o que si iba a revolucionar lo que conocemos como estudio de FromSoftware. Detalles escuetos que se suman a rumores que nunca se terminaron confirmando y que el 'gameplay' oficial ni desmienten ni ratifican.
En lugar de esto, lo que he visto ha sido un Dark Souls hipervitaminado, con lo que parece ser un mundo interconectado sin fisuras, pero no muy diferente a lo ya visto en esta franquicia ya mencionada en varias ocasiones durante el artículo. Torres destruidas, hogueras candentes, enormes acantilados, parajes desolados, enormes jefes finales y enemigos que requieren de una estrategia única para resultar vencidos. Aunque vemos un combate algo más rápido que en los Souls tradicionales (quizás beba más de Bloodborne y Sekiro que de aquella), estos siguen siendo un calco de aquello que ya nos enamoró, mientras que la aparición de espectros augura un online que no difiere demasiado al sistema que implantó From Software en sus videojuegos.
Tampoco me ha fascinado el diseño de los enemigos, y no porque no sean espectaculares, sino porque muchos de ellos me suenan a jefes y monstruos contra los que ya he luchado; por ejemplo, el dragón que aparece en torno al minuto y medio de tráiler, es idéntico al que había que engañar (o vencer) en Boletaria cuando cruzamos el dichoso puente en el que todos hemos muerto decenas de veces. O los encantadores que aparecen con capa un poco antes en el vídeo, que no se alejan demasiado a otros contrincantes que han ido apareciendo en anteriores producciones desarrolladas por este equipo liderado por Miyazaki.
Es decir, ese aire de novedad que tanto hacía presagiar todo lo que leíamos de Elden Ring ha desaparecido, y lo que me encuentro es con un Dark Souls o Bloodborne venido a más que bien podría haber sido una cuarta entrega de la primera o una secuela de la segunda (aunque por ambientación case menos con la saga iniciada en exclusiva para PlayStation 4). Jugablemente no me mojo, ya que este 'gameplay' no nos muestra más que movimientos de nuestro PJ que serían imposibles de analizar sin avanzar lo suficiente en el título.
A FromSoftware le ha pillado 'el toro', y es que Elden Ring luce antiguo, añejo, y más después de disfrutar del magnífico 'remake' de Demon's Souls como título de lanzamiento en PlayStation 5. Artísticamente estamos frente a un título solvente, casi sobresaliente diría, siempre que no tenga en cuenta que muchos de sus diseños me recuerdan a anteriores obras del estudio, pero técnicamente está muy por debajo de lo que la nueva generación es capaz de hacer.
El problema ha sido prolongar tanto el desarrollo de un videojuego como este, y es que recordamos que se anunció en el E3 2019, y aunque tres años de trabajo no es demasiado para una gran producción, se ha producido ya un salto generacional en lo gráfico que provoca que Elden Ring no sea tan ambicioso en este sentido. En este tráiler hemos podido ver que el dragón al que se enfrenta el PJ es errático en animaciones y muy simple en texturas, pero es que los parajes que se han podido observar durante los tres minutos que dura el vídeo los vemos muy por detrás ya no solo de Demon's Souls; también de Sekiro: Shadows Die Twice, y esto es un problema muy grave, ya que ambas obras deberían competir entre sí al ser del mismo estudio y lanzarse en las mismas plataformas.
Por fortuna, me conozco, y se que terminaré disfrutando muchísimo de Elden Ring, de su capacidad de hacerme sudar en el sofá mientras muero de forma continua y de su intención de hacerme despertar la mente al intentar comprender una historia que seguro que se torna críptica y misteriosa. La experiencia de ponerse al frente de un título de FromSoftware es irremplazable, y por esto mismo esperaba tanto del primer tráiler gameplay del videojuego, que he terminado cayendo en la mismísima desgracia de mis expectativas.
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