La desaparición del E3 marcó un antes y un después en la industria del videojuego. Y fue paulatino, provocado por diferentes factores. El primero fue la ausencia de PlayStation en el año 2019, cuando la marca japonesa decidió ir por su cuenta y crear su propio formato digital: el State of Play, al más puro estilo Nintendo Direct (retransmisiones cortas, sin tanta chapa y centrada en anuncios). Luego llegó la pandemia, donde muchas compañías decidieron retransmitir digitalmente sus propios eventos, y el E3 se descolgó. Los años posteriores fueron marcados por una avalancha de estudios que no querían ir a la feria angelina, y... el resto es historia.
La pandemia fue el detonante para que se iniciaran muchos eventos digitales que se mantienen a día de hoy. Y no solo eventos de compañías específicas como el Nintendo Direct o el State of Play, sino eventos generales que sirven de sustituto del E3. Ahí están el Summer Game Fest o la Opening Night Live de la Gamescom, presentadas por Geoff Keighley, el creador y presentador de The Game Awards (y de hecho, el formato es muy similar). Pero se ha notado un declive en esto de los eventos abismal, uno del que no se habla mucho, y por ello escribo este artículo.
El E3 eran numerosas conferencias de aproximadamente una o dos horas concentrados en una semana, y no había más eventos hasta la Gamescom de ese año. A veces las conferencias eran una chapa increíble, otras veces tenían un buen ritmo. Pero era en directo, participaban desarrolladores y podía tener cierto sentido que subieran a decir algo de sus juegos. Sin embargo, se introdujeron las retransmisiones digitales y todas aquellas presentadas por Geoff Keighley, que no son pocas, siempre son eventos largos.
¿Es realmente un problema la duración de un evento? No, siempre y cuando no haya relleno. Y ese es el problema de los eventos. Cada vez son más largos, o mantienen una extensa duración que, de no ser por las largas charlas de desarrolladores y la insufrible publicidad totalmente prescindible, no importaría que sean dos, o tres horas. Hay eventos que pueden durar dos horas, pero mantienen un ritmo de anuncios impecable, todos interesantes, y a nadie le pesa.
Pero en el 2025 he notado que los eventos cada vez pesan más, siendo largos y con mucho contenido innecesario. Y me da a pensar: ¿por qué no un evento de 40 minutos sin publicidad ni charlas de desarrolladores y cargados de anuncios cada dos minutos que sean impactantes? Obviamente, es lo mejor para el consumidor, pero renta menos para Keighley. Y ese es el problema creciente de esta industria: el dejar de pensar en los usuarios en pro de las empresas (por esa misma razón el mercado de los juegos como servicio está tan saturado y cada vez más).
Obviamente, defiendo que los desarrolladores puedan hacer charlas sobre sus juegos, porque pueden dar detalles interesantes a aquellos jugadores que estén interesados en estos títulos concretos. Pero al ser algo tan específico, es algo que dejaría para que se publicase en un vídeo aparte. Todos recordamos aquel Nintendo Direct de 2018 en el que estuvieron más de 30 minutos seguidos hablando de Super Smash Bros. Ultimate; para mí, como fanático de esta saga, genial, pero fue insufrible para aquellos jugadores que no estaban interesados en el título. En ese caso, hubiese sido mucho mejor dedicarle dos o tres minutos al juego y que se publicase aparte un vídeo entero específico del título para los interesados.
Y de la misma forma, The Game Awards es un evento que se hace demasiado largo, pues su duración ya supera las tres horas. Ahí es cierto que hay que sumar los anuncios más la entrega de premios. Pero si se eliminase la publicidad y los anuncios menos llamativos se podría reducir casi a la mitad su extensión y, en definitiva, quedaría un evento mucho más sólido y entretenido.
Precisamente, son las tres principales compañías de videojuegos de la industria las que se mantienen con retransmisiones divertidas, no tan largas y con muy buen ritmo, sin tanta charla. Obviamente, tanto Nintendo con sus Nintendo Direct como PlayStation con sus State of Play/PlayStation Showcase y Xbox con sus Xbox Games Showcase han tenido sus más y sus menos, pero se han centrado en lo que tocaba: anuncios, presentaciones y no tanta charla innecesaria en este tipo de eventos que podían publicarse en forma de vídeos separados para el que le interese.
En mi opinión, aunque suelo jugar más en Nintendo Switch o PS5, mis eventos favoritos suelen ser los de Xbox, porque los Xbox Games Showcase, aunque son un pelín más largos que el resto, a menudo tienen un ritmo impecable de anuncios, muchos títulos interesantes y sus retransmisiones suelen ser las que ganan la época del no-E3 frente a la competencia.
Aquí hablo desde mi punto de vista; qué es lo que se debería hacer para crear eventos más interesantes para el espectador (aunque obviamente, quizá no tan rentables para su organización a corto plazo, pero creo que sí lo sería a largo plazo):
Esto, obviamente, no va a cambiar a corto plazo, pues siempre se le dará prioridad al dinero. Pero creo que si se piensa antes en el usuario, a corto plazo será menos rentable para las empresas y organizadoras pero captarán más comunidad y, a largo plazo, conseguirán esa rentabilidad que tanto se busca.
NOTICIAS RELACIONADAS