Una de las mayores virtudes del videojuego es la de trasladarnos a un universo distinto. Una potestad, única entre sus congéneres, de llevarnos a una inédita realidad en la que, sin embargo, continuamos siendo los protagonistas. Desafortunadamente, la misma se ve limitada por las propias barreras de la tecnología pero, dentro de tales fronteras, el género sandbox es el que más logra extenderse, otorgándonos acceso a mundos tan repletos de actividades que, fácilmente, podríamos invertir cientos y miles de horas sin percatarnos, sintiendo que hemos encarnado a un nuevo alter ego. Los juegos de mundo abierto gozan de mucha popularidad a día de hoy.
Sin lugar a dudas, es una de las variantes del medio más explotadas a lo largo de la última década y, por ello, gozamos de un estimable número de obras que, con maestría, han logrado sacar a relucir la faceta más distinguible de la industria: la interactividad. Así, pues, entendiendo que la vastedad de la índole va mucho más allá de lo que procederemos a plantear, les invitamos a que nos acompañen en este artículo para conocer los mejores juegos sandbox para PC, Xbox One, PlayStation 4 y Nintendo Switch.
Qué mejor forma de iniciar este artículo que con la creación que, consagrada ya como un fenómeno mundial, se erige como uno de sus precursores: Minecraft. El trabajo de Mojang, hoy en día extendido en un increíble número de productos de clases muy disimiles, es de las principales representaciones del sandbox en todo su esplendor, de esa capacidad de arrojarnos en un cosmos digital en el que, básicamente, no existen impedimentos para dar rienda suelta a nuestra imaginación. A día de hoy, es un icono del entretenimiento, garante de horas incalculables de diversión para jóvenes y adultos y, con seguridad parcialmente total, el verdadero epítome del género.
Y, cuando hablamos de títulos que son auténticos heraldos de lo que simboliza el videojuego de mundo abierto, la quinta entrega enumerada de la saga Grand Theft Auto es, inexorablemente, una mención inamovible. Incluso a pesar de acumular más de un lustro de disponibilidad, el último trabajo de Rockstar respecto a su IP insignia continúa siendo un referente siempre presente para toda clase de producciones, y es que es una de las propuestas más vastas que se pueden encontrar en el mercado. ¿Juego de tenis? ¿De conducción? ¿De disparos? ¿De second life? Fácilmente, GTA V podría ser parte de cualquiera de los géneros previamente indicados con una calidad envidiable, y ello tan solo es un indicativo más de lo que guarda su inconmensurable universo.
Para qué negarlo: Rockstar es una desarrolladora que, si bien diestra en la creación de trabajos tan diferentes como lo pueden ser Max Payne 3 y Midnight Club: Los Angeles, tiene una palpable decantación por el sandbox; una preferencia que comprendemos en su totalidad pues, y resulta asimismo tangible, son unos ases en ello. Si GTA V no es suficiente argumento para respaldar dicha afirmación, Red Dead Redemption 2, la secuela de, de por sí, uno de los mejores sandbox de la historia, llega para disipar cualquier duda al respecto, ya que la travesía de Arthur no solo es una esencialmente impoluta sino que, dentro de esa más que relativa pureza, es una de las más extensas, densas y sobresalientes que nos permite disfrutar el medio.
Una de las características que cobra mayor protagonismo dentro de la concepción de un mundo abierto es la reactividad: esa capacidad que tiene un universo de responder a nuestras acciones, de dejar ser transformado por nuestros actos y nuestra presencia pero, simultáneamente, funcionar por su cuenta, más allá de nosotros. En estos términos, The Legend of Zelda: Breath of the Wild, primer y único exclusivo de nuestra lista, ha marcado la pauta, convidándonos a la ambientación más viva de la década a través de su mejor representación de Hyrule. Un juego que desconoce la palabra ‘límite’ y que, en todo sentido, refleja por qué Nintendo es un símbolo histórico del videojuego.
The Elder Scrolls es una de esas sagas que, desde Arena, su primera iteración, demostraba su talante revolucionario, una completa disposición a romper todos los esquemas y paradigmas. Así, con cada entrega, Bethesda iba arando terreno para lo que eventualmente sería Skyrim, la última epopeya de la línea principal de títulos que, junto a los múltiples elogios que puede adjudicarse, oculta dentro de sí una experiencia indescriptiblemente amplia. La historia del Sangre de Dragón es, en la plenitud de sus aristas, inmensurable. Calcular las horas de diversión que mediante misiones principales y secundarias, secretos, personalización, nuevas partidas con distintas aproximaciones a los personajes y a su relación con el universo, mods y el mero acto del role-playing es simple y llanamente imposible; aunque, sinceramente, ¿quién quisiera encontrarle un final?
Es imposible que, cuando hablemos de No Man’s Sky, no recordemos el atropellado lanzamiento que sufrió. El proyecto de Hello Games, en conjunción con Sony, padeció de uno de los estrenos más criticados de la historia reciente, mas este hecho en su historial solo realza la grandeza con la que se hallan establecidos como uno de los mejores sandbox de la actualidad. Luego de mucho trabajo, actualizaciones y procesos de retroalimentación, la visión de Sean Murray se ha concretado como una verdaderamente ingente, todavía en constante evolución y expansión incluso a pesar de sus ya grandes confines, de modo que es, así mismo, una de las más resaltantes si lo que buscan es un mundo en el que perderse.
Mientras, para Estados Unidos, Grand Theft Auto es la representación exagerada con cientos de hipérboles por antonomasia, Yakuza 0 lo es para Japón. En este sentido, la materialización del Yakuza Team se muestra como la expresión a la enésima potencia de la cultura de la tierra del sol naciente, con todo lo que esta aseveración conlleva. Sin embargo, la similitud conceptual no ha de desviar la atención de nadie: nos hallamos ante un título único, cuyo carácter singular es solamente equiparado por el sinfín de actividades que nos permite realizar, todas y cada una justificadas y cohesionadas en uno de los diseños más divertidos y completos de los años recientes.
Hablando de expectativas, sumamente grandes fueron las que Ubisoft generó en el pasado con la presentación del Watch Dogs original. No obstante, no fue sino hasta su segunda entrega que, reivindicando la intención inicial, la compañía gala fue capaz de acertar con su propuesta de hackers en mundo abierto, refinando las más que buenas ideas que su predecesor tuvo pero que, por diversas razones, no fue capaz de definir correctamente. Con base en esto, a día de hoy, Watch Dogs 2 es una de las recomendaciones más loables en cuanto a mundos abiertos, especialmente de cara a un Watch Dogs: Legion que, da la impresión, terminará de refinar la filosofía de la saga hasta su máximo nivel.
Una de las razones por las que el videojuego, en infinidad de momentos, logra ser la alternativa perfecta para desestresarnos es precisamente por títulos como Just Cause 4. Un juego que, sin mayores pretensiones que lograr la diversión en su estado más puro, nos arroja en un patio de juegos con el que disfrutar a nuestro antojo, teniendo verbos del calibre de ‘destruir’, ‘disparar’, ‘volar’, ‘avasallar’, ‘mover’ y muchos más como principales motores de su acción. Innegablemente, es un ejemplo perfecto del entretenimiento en su formato más esencial, aunque no por ello menos entretenido y, ciertamente, no por ello menos recomendable.
Los videojuegos son códigos, tecnológica y antropológicamente hablando. Cada título, en las inmediaciones de su propuesta, tiene su propio lenguaje, sus propias dimensiones, sus propias reglas y, valga la redundancia, su propia propiedad. Y, en lo que a estas consideraciones se refiere, pocas obras son capaces de emular lo que produce DayZ, el producto de Bohemia Interactive que, más que de Bohemia, es de sus jugadores. Este multijugador es una de las representaciones más acertadas de lo que simboliza el género sandbox, formado por y para los usuarios que en él hacen vida, quienes día a día transforman la interpretación bruta del título mediante el simple hecho de ingresar a él.
Del mismo modo que podemos hablar de Rockstar como maestros del género, también lo podemos hacer respecto a Bethesda. Y, no, no solo por ser los autores de The Elder Scrolls sino, paralelamente, por ser los autores de Fallout, otro de los baluartes primordiales de la clase. Así, mientras entregas como Fallout: New Vegas apuestan por el lado más rolero de la saga, Fallout 4 lo hace por el lado más sandbox, cambiando los gélidos páramos de Skyrim por las inmersivas llanuras del Yermo en lo que es un periplo en toda la extensión de la palabra, y nuestra exhortación final de esta lista.
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