Recompile, un nuevo metroidvania futurista, verá la luz en 2020


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La industria del videojuego se conforma gracias a la convivencia que existe entre la escena independiente y aquella referente a las grandes producciones. Y mientras en la segunda es donde reside la mayor parte del público, la primera posee un espacio más flexible a la hora de presentar conceptos más innovadores y experimentales. Hoy se ha presentado un nuevo título llamado Recompile que se encuadraría dentro del género de los metroidvania, que vería la luz en algún momento del año 2020 y que enfocaría su argumento a enfocar la conversación sobre la inteligencia artificial de una manera peculiar. En este título el jugador encarnará a la forma humanoide de un código malicioso conocido como The Program, el cual intentará recapacitar sobre su propia existencia en el mundo virtual, aprendiendo gradualmente a superar los obstáculos que se crucen en su camino para evitar ser borrado del sistema.

Hemos conocido la propuesta gracias a los compañeros del portal Worthplaying, en el que se arroja más información sobre las mecánicas y la ambientación de Recompile. Así, el juego contará con secciones de plataformeo para atravesar los escenarios que se vayan presentando, además de una intenso sistema de combate y una mecánica de hackeo que nos permitirá interactuar de varias maneras con nuestro entorno. En cuanto a la historia, sabemos que girará en torno al hecho de que la humanidad será empujada a la creación de la primera inteligencia artificial completamente autoconsciente, la cual llevará a la especie a afrontar una serie de consecuencias desafortunadas con respecto a elementos como el medio ambiente o la estructura social de la civilización.

El título estará desarrollado por Phigames y nos llevará por una serie de escenarios en tres dimensiones configurados bajo una estética low-poly. Por el momento parece que Steam será el primer lugar en la que verá la luz, aunque no se han dado datos que arrojen información sobre el lanzamiento en el resto de plataformas.

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Crecí rodeado de naturaleza y campos de trigo, pero con la cabeza llena de historias sobre dragones y planetas lejanos. Después me hice psicólogo para poder fascinarme con las historias de los demás.

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