Cuando me llamaron desde Razer con tal de probar un nuevo proyecto que la compañía había mantenido en secreto hasta ahora, no sabía qué esperar exactamente. Pero desde luego lo que no creía que iba a encontrarme al llegar allí era un cojín con tecnologías hápticas de vibración cuyo principal objetivo es el de mejorar tu inmersión a la hora de jugar a cualquier videojuego.
Y, ahora que ya he pasado unos cuantos días trasteando con el nuevo Razer Freyja, he podido sacar una serie de conclusiones concretas con respecto a este nuevo producto de la compañía. Lo que os puedo ir adelantando es que, quizás intencionalmente, Razer ha conseguido crear un artículo que dará luz a una nueva gama de periféricos que podría popularizarse bastante en los próximos años si la jugada acaba saliendo bien. A continuación os cuento por qué pienso así.
La Razer Freyja se corresponde con un cojín que cuenta con una tecnología de vibración especial cuya función principal es adaptarse a lo que está ocurriendo en pantalla cuando estás jugando a un videojuego. Gracias al hecho de que está dividida en módulos, el cojín vibrará activando una serie de zonas concretas asociadas a cada acción que lleves a cabo en el juego en cuestión. Algo que se hace para favorecer la inmersión al acompañar lo que está ocurriendo en pantalla con una sensación física real.
Por reflejarlo con algo concreto y fijándonos en Final Fantasy XVI (que es el videojuego con el que lo he estado probando), Clive puede hacer diferentes ataques consecutivos para hacer un combo y todos ellos producen un efecto en el cojín para que vibre de alguna manera. Por poner un ejemplo: si Clive tiene una ataque ascendente que es diestro, el cojín emitirá vibraciones desde el módulo inferior hasta el superior, pero solo en su lado derecho; haciendo que sientas la trayectoria de la espada para intentar que tu cuerpo interprete que eres tú quien está propinando el golpe a través de la vibración.
El Razer Freya es un cojín que consta como un único panel que se puede acomodar a tu silla gamer de forma bastante sencilla e intuitiva. Este dispositivo está compuesto por hasta 6 módulos de vibración que cuentan con la tecnología háptica HD de Razer Sensa, la cual se encarga de adaptarse al juego que tengas delante para ir seleccionando cuáles necesita ir activando y cuáles no en todo momento. Además, cuenta con un Panel de control que posee los siguientes elementos:
Además de esto, el cojín cuenta con un punto de alimentación que sale de su propia estructura y que consta de un solo cable para mayor comodidad, quitándose de en medio cualquier elemento extra para evitar esos enredos que tienes detrás de la mesa de tu ordenador y que tanta rabia dan. Por último, en su parte trasera posee unas cintas que puedes usar para acoplar el cojín a la silla de forma muy sencilla.
Al margen de lo comentado antes en relación a cuál es la sensación que intenta ofrecer exactamente, hay que resaltar que también es muy fácil acoplarla a la silla. Y, si digo esto, no es tanto porque su forma hace que sea compatible con muchos tipos diferentes de las mismas (aunque bien es cierto que está muy orientadas a las de corte gaming), sino porque cuenta con unas cintas traseras que son flexibles y tienen enganches simples con los que puedes hacer que se agarre a ella y no se mueva por mucho que vibre.
En cuanto a lo que es sentarse como tal, es importante señalar que su forma cuenta con la ergonomía suficiente como para que llegues a un punto en el que no notas que estás sentado encima de él (cuando no está funcionando, claro). De hecho, lo he estado probando también sin tenerlo activado y casi no notas su presencia en ningún momento; algo que habla muy bien de sus materiales y de la forma que tiene su diseño.
He tardado en montar el cojín, literalmente, 1:15 segundos. El primer minuto ha sido para ajustarlo con las cintas al respaldo de la silla y enchufarlo a la corriente. Loos otros 15 segundos, en cambio, para conectarlo al ordenador a través de un diminuto USB que hace las veces de puerto inalámbrico. Una vez lo tienes todo, la app de Razer Synapse 4 lo detecta al momento y ya puedes empezar a utilizarlo sin problema.
A la hora de configurar la intensidad de la vibración que emite este Razer Freyja, es mucho más cómo hacerlo desde esta misma aplicación, dado que los menús son realmente intuitivos y ahí tendremos una barra en la que podremos escoger qué nivel queremos al milímetro. Además, esto es menos frustrante que tener que buscar el botón lateral de ''volumen'' de la parte lateral del propio cojín para ajustar la vibración a mano.
Después de haber estado unas cuantas horas jugando a Final Fantasy XVI sentado sobre este cojín háptico y experimentar cómo funciona su vibración ante diferentes tipos de situaciones, puedo decir que este nuevo producto de Razer sí consigue lo que se propone. El nivel de inmersión que consigues alcanzar aumenta bastante al experimentar un impacto en tu cuerpo que intenta acompañar lo que está ocurriendo en pantalla en todo momento. Y lo mejor de todo es que esto no solo se limita a esas escenas repletas de acción, sino que también se ajusta a otras donde todo ocurre de manera más calmada.
Eso sí, he de aclarar que es un concepto al que tardas un tiempo en acostumbrarte hasta que tu cuerpo se aclimata a las señales que Freyja le envía a través de la vibración. Sobre todo porque al principio es probable que te cueste distinguir con claridad cuál es la información que se intenta transmitir desde el propio juego a la superficie de tu piel, pero poco a poco te irás acostumbrando hasta que, sin darte cuenta, jugar sin este cojín háptico sea una opción menos atractiva. Tanto es así que ahora que no lo estoy usando noto más sosas algunas escenas de Final Fantasy XVI; algo que habla bastante bien de lo que es capaz de ofrecer.
Si buscas un mayor nivel de inmersión y eres de esos jugadores que valora mucho este aspecto de la experiencia de jugar por encima del resto, efectivamente, estamos ante un artículo que vale la pena tener en el radar. De hecho, es evidente que lo que ofrece en términos vivenciales está bastante bien ajustado a su precio de venta: por 299,99€, tengo la sensación de que este cojín proporciona algo que se ajusta bastante bien a aquello que puedes esperar de él.
No obstante, aún queda por ver si el nuevo Razer Freyja se convierte en un artículo que venda lo bastante bien como para que consiga abrir una nueva especie de periféricos dentro de la compañía, dado que es difícil transmitir las sensaciones que provoca el cojín y comprenderlas del todo si no lo pruebas por ti mismo. Supongo que la decisión ya depende de cada uno pero, si queréis mi opinión sincera, es probable que jugar no vuelva a ser igual que antes una vez os hayáis sentado sobre él.
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