Rocksteady Studios, el aclamado desarrollador de la saga Batman Arkham, ha sufrido una nueva ronda de despidos a finales de 2024, según informa Eurogamer, citando a media docena de empleados afectados. Esta reducción de personal afecta principalmente a programadores, artistas y el departamento de QA, que ya había sido severamente recortado en septiembre, cuando se redujo de 33 a 15 empleados.
Los despidos llegan tras el fracaso comercial de Suicide Squad: Kill the Justice League, que ha supuesto pérdidas de 200 millones de dólares para Warner Bros. El juego, que se lanzó en febrero de 2024 tras varios retrasos, recibió críticas mixtas y una fuerte reacción negativa por sus elementos de servicio en vivo.
El estudio confirmó el mes pasado que la temporada actual de Suicide Squad será la última, marcando el final efectivo del soporte post-lanzamiento del juego. Esta decisión refleja el difícil momento que atraviesa el estudio, que ha visto cómo uno de sus proyectos más ambiciosos no ha logrado cumplir con las expectativas comerciales ni críticas, pese a ser uno de los títulos más anticipados de la industria.
Actualmente, el juego forma parte de los títulos disponibles en PlayStation Plus Essential para enero de 2025, en lo que parece ser un intento por ampliar su base de jugadores. Sin embargo, el futuro de Rocksteady permanece incierto, aunque en junio se rumoreó que el estudio estaría colaborando en el desarrollo de un Director's Cut no anunciado de Hogwarts Legacy.
La caída en desgracia de Suicide Squad sirve como ejemplo de los riesgos asociados con la implementación de elementos de servicio en vivo en franquicias tradicionalmente single-player. El juego, que originalmente generó gran expectación por venir de los creadores de la aclamada serie Batman Arkham, vio su entusiasmo disminuir progresivamente durante su largo ciclo de desarrollo, especialmente tras mostrar su enfoque hacia el modelo games as a service.
Esta situación refleja una tendencia preocupante en la industria, donde estudios reconocidos por sus experiencias single-player se ven presionados para adoptar modelos de servicio en vivo, con resultados frecuentemente negativos tanto para los equipos de desarrollo como para las propias franquicias.
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