¿Cómo expresar con palabras las emociones? "Star Wars: Los Últimos Jedi" era sin duda alguna una de las películas más esperadas de toda la franquicia galáctica, y sobre ella recaía el peso de dar respuesta a algunas importantes preguntas. Con "El despertar de la fuerza" se tendió un puente entre el pasado y el futuro, un futuro que resulta ser mucho más sorprendente de lo que cabía esperar. Porque ahí donde erraba J.J Abrams, su sucesor aprueba con sobresaliente. Rian Johnson ha sido capaz de entender el sentimiento y significado de una historia de cuatro décadas, para proponer una solución de lo más sorprendente y refrescante. El resultado es una película, que como ya es habitual, dividirá a los fans, y que remueve algunos pilares centrales de la franquicia para proyectar el universo creado por Lucas hacia lo que promete ser un futuro muy diferente.
"Star Wars: Los Últimos Jedi" forma un conjunto de elementos que en acción dan forma a una cinta notable, a un ejercicio de malabarismo que intenta tener personalidad propia en un universo con raíles muy profundos. Y es que si en la anterior entrega las referencias al pasado eran constantes, aquí Johnson se despega todo lo que puede del material ya creado para dejar a Luke Skywalker (Mark Hamill) y Leia Organa (Carrie Fisher) como únicos puntos de anclaje. Esto sin embargo no supone un menosprecio a lo que significa Star Wars, ya que las referencias y los guiños son reiterados a lo largo de un metraje que parece responder a los designios de un cineasta con muchas ideas, pero pocas intenciones de darles forma.
Tras la llegada de Rey (Daisy Ridley) a Ach-to, el comienzo de la película deja muy clara la dinámica que llevará la cinta. En un esquema ya similar a anteriores episodios, la acción se divide en dos ramas bien diferenciadas, con algunas ramificaciones en el conflicto de la Resistencia muy bien aprovechadas. La primera media hora del metraje es trepidante, llena de acción, y con un apartado visual que no vuelve a defraudar. A partir de ahí, Johnson se embarca en un viaje sin aparente destino y con paradas forzadas que regalan algunos de los momentos más surrealistas de toda la saga. Esto lleva al principal problema de la película: la irregularidad.
La tensión es un elemento con el que Johnson sabe jugar muy bien, y que ya manejó con maestría en "Looper". Aquí crea momentos trepidantes, con giros inesperados, y coreografías espectaculares. El in crescendo inicial sin embargo se va diluyendo con el paso de los minutos en un viaje lento y pesado que llega al hastío. La segunda mitad de la cinta no obstante consigue volver a despertar las emociones iniciales con un despliegue final que aunque se hace ligeramente largo, logra empacar toda la historia de manera redonda.
En su conjunto "Star Wars: Los Últimos Jedi" es sin duda alguna el episodio más trepidante y emocionante de toda la saga. Los pequeños fallos y elementos forzados los suple con una historia interesante que sin responder a todas las dudas que planteaba "El despertar de la fuerza", genera una sensación muy satisfactoria. Para lograr esto Johnson deja de lado todos los dogmas construidos alrededor del universo, y presenta una evolución en los personajes que para bien o para mal, son del todo refrescantes. Tanto Rey, como Finn (John Boyega) y Poe (Oscar Isaac) crecen, maduran, y se acercan un paso más hacia lo que será su destino en el final de la trilogía. Sus figuras se van delimitando claramente y ya no son aquel grupo de jóvenes que parecían compartir sueños.
Mientras la joven protagonista encuentra sus sitio en el conflicto que se abre ante ella, Poe afianza su posición en la Resistencia, y Finn redime su pasado y afronta su futuro gracias en parte a la presencia de Rose Tyco (Kelly Marie Tran). No ocurre lo mismo con los villanos de la película. El Líder Supremo Snoke (Andy Serkis) se sigue mostrando igual de enigmático que en su última aparición, y lo que ofrece Johnson no suple las necesidades del personaje. Kylo Ren (Adam Driver) por su parte se enfrenta a sí mismo en una lucha interna que resulta en un desenlace algo decepcionante para lo que perfilaba en su presentación. Lo que sí consigue "Star Wars: Los Últimos Jedi" es romper por fin el intenso maniqueísmo de la saga, dotando a todos sus personajes de tonalidades grises, siendo la más prominente la del propio Luke Skywalker.
Formalmente "Star Wars: Los Últimos Jedi" es una de las mejores películas del año, pero no logra resolver la encrucijada que propone Abrams. El resultado de algunas escenas generan sensaciones encontradas, que unidas al importante papel del humor a lo largo de toda la historia, dan como resultado un conflicto con el propio interior del espectador. Lo presentado es espectacular, la historia emociona, pero hay algunas piedras en el camino que no dejan terminar el viaje con buen sabor de boca. Muchas preguntas han quedado sin respuesta, y ahora se presentan otras que quizás no generen tantos misterios.
En cuanto a la música, John Williams vuelve a regalar su magia con una banda sonora que da la sensación de estar creada sin demasiado ahínco, pero que sigue cumpliendo.Los acordes siguen refiriendo con intensidad a las fanfarrias originales que tan bien funcionan a la hora se generar tensión. En esta ocasión además parece que el maestro a va perfilando algunas melodías propias de la nueva trilogía que sin llegar a ser tan emblemáticas como el "Duel Of The Fates" o la propia "Marcha Imperial", dejan una huella reconocible con altas cotas de calidad.
En conclusión, "Star Wars: Los Últimos Jedi" es una de las mejores películas de este universo, pero no es perfecta. Divierte, pero deja un sabor agridulce que sabe disimular de manera sobresaliente con ingenio. ¿Esto es todo lo que puede ofrecer la nueva trilogía? Lo cierto es que Rian Johnson ha quemado tantas cartas, y cortado tantos puentes, que quizás no haya dejado un final lo suficientemente interesante como para aguantar con expectación dos años más de espera. Sí, esta es la película que los fans esperaban en el anterior episodio, y hace cosas que ninguna otra se ha atrevido a hacer, pero también comete errores. Suerte que la balanza cae del lado positivo, y que este universo sigue resultando tan apasionante, que cualquier historia narrada en él continua haciendo vibrar con intensidad a la Fuerza.
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