El pasado 13 de mayo, se lanzó al mercado la nueva obra de id Software que pretende traer el shooter más endiablado a la vida. Ya se lanzó Wolfenstein: The New Order el año pasado como retorno del género en su vertiente más clásica, pero no podemos negar que DOOM ha despertado más la curiosidad por el jugador pese al relativo éxito del juego antes mencionado. Igualmente, hoy no nos toca hablar de ninguno de estos dos juegos en profundidad: para ello podéis recurrir a nuestro análisis más reciente de DOOM; hoy vamos a hablar de una actividad bastante común durante los últimos años, referente a la publicación de videos en los que un jugador intenta batir un récord de tiempo a la hora de pasarse un videojuego, que anteriormente otra persona había logrado. Exacto: hablamos de los conocidos speedruns.
¿Pero qué es un speedrun, y por qué se han puesto de moda tanto en nuevos juegos como en otras joyas – y no tan joyas - que permanecían olvidadas? No hay una respuesta científica ni exacta a esta pregunta, pero desde un punto de vista personal, el speedrun funciona como podría hacerlo una tabla de clasificación online: quien se propone acabar el videojuego en un determinado tiempo, es como aquel que se plantea alcanzar el primer puesto en cualquier juego del género que sea y que disponga de dicha opción en número de derrotas, en horas jugadas o en puntuación alcanzada. ¿Y cuál es el elemento común en esta comparación? La competitividad.
Antes de meternos de lleno en intentar contestar mejor aún esta cuestión planteada al inicio del presente artículo, deberíamos preguntarnos el por qué el ser humano es tan competitivo, ya no solo en videojuegos, sino en su día a día. Desde pequeños, nos sentimos celosos del amor que profesa una madre hacia un hermano, y queremos recuperar “ese terreno perdido”. Cuando llegamos al colegio, y más tarde al instituto, normalmente el chaval quiere destacar entre toda la marabunta que forma una clase, y para ello, “unos deben perder, para que otros ganen”. Este elemento de la competitividad ha sido estudiado en múltiples estudios por la psicología pura y dura, y según algunos resultados obtenidos, no se trata de un rasgo muy positivo que digamos de nuestra personalidad. Y es que seguramente conozcamos a personas que destacan mientras que en un pasado siempre habían pasado desapercibidas. Esto podríamos extrapolarlo al terreno de los videojuegos, y más en concreto al de los speedruns.
Quizás os estaréis preguntando por qué aquel que elabora un speedrun es alguien competitivo (o a lo mejor alguno de vosotros sois participantes de esta técnica: si es así, no os sintáis atacados en ningún momento ya que no es mi intención). Sin embargo, deberíais plantearos una cuestión: el pasarse un videojuego en determinado tiempo para realizar un speedrun, implica que hay alguien que tiene un tiempo superior al que tú posees en ese momento que decides ponerte manos a la obra. Interesante…
Desde un punto de vista personal, creo que la competitividad no es un elemento negativo de nuestra personalidad ni mucho menos. Prefiero a gente que se esfuerce en mejorar, a personas que se sientan cómodas con lo que hacen. Pero sí es cierto que soy de aquellos que no entienden esta “terrible” moda de los speedruns. ¿Qué por qué? Por una razón: un videojuego tiene un planteamiento, y sus desarrolladores han creado ese proyecto para ser pasado de una determinada forma (en ese sentido, incluso los juegos que te otorgan toda la libertad del mundo son lineales, al tener un sistema programado detrás). Aprovechar diferentes bugs o glitches para atravesar zonas o evitar encuentros, no es disfrutar un videojuego.
Algunos objetaréis esta tesis ya que muchos de los speedruns se hacen más allá de la primera partida, que no dejaría de ser una toma de contacto, pero… ¿Por qué jugar intentando buscar errores, atajos o ayudas, y no jugar aprovechando cada paso que das en el mágico mundo que te ponen delante de los mandos? Es una pregunta de la que deseo tener una respuesta: no me gusta quedarme sin la visión de los afectados por cualquier tema que me planteo. ¿Seréis vosotros los que me contestaréis? Quién sabe, pero ahora voy a dejar de parlotear sobre el tema y hablaremos sobre algunos casos concretos que nos han sorprendido a la comunidad de jugadores de medio mundo.
Personalmente, voy a hablar en primer lugar del caso más reciente (y quizás uno de los más rápidos en lograrse). DOOM. Ese videojuego que ha sido arropado por la comunidad de jugadores más veterana al regresar en plena forma con un planteamiento centrado en la campaña más que en el multijugador. ¿Cuánto han tardado en hacer el speedrun? Cinco días. Podéis ver el vídeo justo en esta página. Un videojuego con una campaña de duración estimada en diez horas (más o menos), se ha pasado en una décima parte: una hora y media. Y el creador de dicho speedrun confía en poder mejorar el tiempo… Para realizarlo, ha jugado en un nivel de dificultad bajo, eliminando así uno de los elementos que hacen de DOOM un videojuego tremendamente adictivo.
Sobre esta franquicia se han hecho muchísimos speedruns por lo que es imposible dar un tiempo en concreto para cada videojuego ya que están en constante evolución. Pero es llamativo, debido a que somos más de uno los jugadores que se han quedado horas atrapados en una estancia debido a la presencia de enemigos endiabladamente peligrosos, mientras que hay jugadores que se lo han pasado (hablando de la primera entrega, por ejemplo) en menos de media hora (con reinicios incluidos)…
Quiero destacar una frase del speedrun que acompaña esta sección, y que personalmente, me ha sacado una carcajada: “esto es lo que pasa cuando tu madre no te deja jugar más de media hora por semana”.
Este videojuego, junto al próximo que trataremos, es quizás el que más speedruns posee. Al tratarse de uno de los mejores juegos valorados por el público, y quizás por su “variedad” de posibilidades al ser jugado, se presta maravillosamente a ser objeto de speedruns. El ejemplo que os traemos, pasado en menos de veinte minutos, obviamente se vale de errores presentes durante el desarrollo del videojuego, de combates evitados por el jugador, y por qué no decirlo, de una pericia destacable al derrotar al jefe final con solo tres corazones.
Aquí es donde debemos destacar, incluso por mi parte, un aspecto decisivo de estos jugadores que se entretienen en elaborar este tipo de videos: suelen tener una enorme destreza al mando de la consola, ya que realizar combates sin mejorar estadísticas, o llegar a evitar combates que parecían inevitables, es algo que dota a este mundillo de speedruns de un encanto que yo mismo debo reconocer.
Y el último ejemplo que os quiero traer, es el del conocido primer videojuego del famoso fontanero de Nintendo. Quizás, por la estructura de sus niveles y jugabilidad, todos hemos hecho alguna vez un speedrun sin saberlo. La cuenta atrás de los niveles te invita a llegar antes al final para conseguir una mayor puntuación. Vaya… ¿De momento, la moda de los speedruns proviene de los inicios de los videojuegos? Parece ser que las empresas invitaban ya a ello (ahora lo hacen con los famosos trofeos que se desbloquean al pasarte un videojuego en un determinado tiempo – ejem, Uncharted 4 -).
En este caso, el speedrun se puede conseguir en menos de cinco minutos como veis en el videojuego. Se tratan de formas de juego que pretenden destacar sobre el jugador medio, pero también es una destreza que todos, aunque odiemos esta habitual moda, deberíamos valorar. Los speedruns son también formas de disfrutar un videojuego aunque algunos lo veamos de forma diferente.
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