La madrugada del pasado lunes nos dejó uno de los capítulos de "Juego de Tronos" más memorables. Recibiendo el nombre de “Más allá del Muro”, no estuvo falto de acción y de momentos que de seguro han dejado a más de uno literalmente helado. En las próximas líneas resumiremos todo lo que hemos visto en el episodio durante su más de una hora de duración. La semana que viene, recordemos, nos plantaremos frente a nuestros televisores para disfrutar del último capítulo de la séptima temporada de “Juego de Tronos”, que tras una larga espera ya ha recibido finalmente un título oficial en su versión original: “The Dragon and the Wolf” (presumiblemente será traducido a nuestro idioma como “El Dragón y el Lobo”).
Cuando vimos que Arya regresaba a su hogar en Invernalia para encontrarse con su hermana Sansa, la mayoría de los fans esperábamos que dicho encuentro estuviera repleto de tensión pues, recordemos, la relación entre las dos hermanas nunca fue especialmente buena. Aun así, lo que seguro que no esperábamos es que Meñique intercediera para enfrentarlas hasta el punto de que la recientemente nombrada como Señora de Invernalia temiera por su vida. Como descubrimos en el capítulo anterior de "Juego de Tronos", Petyr Baelish, aunque merecedor de la confianza por parte de los Stark por salvarlos durante la Batalla de los Bastardos, se cuela en la capital del Norte para tejer los hilos que lo convertirán en el Señor de esas tierras.
De igual manera que logra convencer a Sansa de que Arya supone una amenaza, también consigue que haga marchar a Brienne de Tarth a Desembarco del Rey pues, como el propio Meñique le expone, si Arya tratase de hacerle algún daño, la soldado se vería obligada a detenerla, costase lo que costase (por el juramento que le hizo a su madre).
Por si eso fuera poco, además, Sansa encuentra la bolsa de viaje de Arya y, en su interior, sus “máscaras”. Ella, fría como el témpano, le insinúa que necesita el rostro de su hermana para conseguir lo que se propone, aunque lo más probable es que termine convenciéndola para que lo haga ella misma.
Prácticamente la totalidad del capítulo de esta semana en "Juego de Tronos", incluso siendo considerablemente más extenso que los vistos hasta la fecha, sitúa la acción en el arco argumental de Jon Nieve, que se encuentra en las tierras heladas más allá del Muro con el fin de capturar a un Caminante Blanco. La propia narrativa es rápida y con muy poco diálogo, aunque a través de sus líneas podemos apreciar las curiosas relaciones que hay entre cada uno de los integrantes del pintoresco grupo de expedicionistas formado por Beric Dondarrion, Thoros de Myr, Sandor “El Perro” Clegane, Jorah Mormont, Gendry, Tormund y, por supuesto, el Bastardo de Invernalia, Jon Nieve.
Las escuetas escenas en las que van caminando por los páramos helados en dirección a su encuentro con la horda de Caminantes Blancos nos sirve para, además de dotarle a los personajes de una dimensión más realista, reflejar su humanidad. Jon Nieve incluso intenta devolverle a Jorah Mormont Garra, la espada que Jeor Mormont, anterior Lord Comandante de la Guardia de la Noche, le otorgó tallando de nuevo el oso del pomo para convertirlo en la cabeza de un lobo blanco, como Fantasma. Jorah por supuesto la rechaza, pues fue desterrado por Ned Stark de Poniente antes del comienzo de "Juego de Tronos" y es desde entonces una vergüenza para su noble apellido. Este es tan sólo un ejemplo de los pequeños guiños a momentos y personajes que hace tiempo nos dejaron en la serie. Además, se vuelve a hacer hincapié en la ironía de que El Perro, que teme por encima de todo al fuego, termine acompañando a los integrantes de una Hermandad que lo venera.
El primer momento en el que nuestros protagonistas se encuentran con un “Caminante” Blanco también sorprende. No dan con uno de los habituales zombis, tampoco con el Rey de la Noche, sino con un gigantesco oso polar que ha vuelto de entre los muertos y parece que tiene mucha hambre. Además de arrancarle un bocado del pecho a Thoros de Myr antes de que Beric lo prenda en llamas, que más tarde terminará con la muerte del propio Thoros (aunque a eso llegaremos en unos minutos), parece que la justificación de su presencia en la serie no es otra que el hecho de que ahora nuestros protagonistas saben que los animales también pueden convertirse en Caminantes, aunque bien es cierto que los comandantes del ejército de los Caminantes Blancos cabalgan sobre corceles muertos de ojos azules.
Tras el enfrentamiento con el oso, el pelotón de aventureros continúa su travesía a través de los páramos helados más allá del muro y les tiende una emboscada a un pequeño grupo de caminantes que están explorando un desfiladero. En este enfrentamiento, además, comprueban que, si se termina con la vida del que ha convertido a los Caminantes, todos ellos se desintegran. Esto les llevará más tarde a comprender que la clave de todo "Juego de Tronos" se encuentra en matar al Rey de la Noche, aunque éste no se lo pondrá nada fácil.
Ahora Jon Nieve y compañía ya tienen lo que buscaban: un muerto capturado para llevárselo a Cersei para probarle que la amenaza que avanza hacia el Muro es real. Tras percatarse de que el Caminante ha llamado a sus compañeros, Gendry se marcha corriendo en busca de ayuda mientras todos los demás atraviesan un lago congelado que parece no soportar el peso de la horda de muertos vivientes. Ellos, mostrándose más inteligentes que los habituales zombis a los que nos tienen acostumbrados las películas y series de televisión, rodean el lago y aguardan a que éste vuelva a congelarse para poder cruzarlo, condenando además al grupo a morir de hambre y por la propia congelación.
Las tramas de Jon Nieve en el Norte y la de Daenerys Targaryen en Rocadragón han estado estrechamente ligadas desde bien temprano en esta temporada. En “Guardaoriente”, el capítulo anterior de "Juego de Tronos", destacábamos que la Madre de Dragones lamentaba profundamente la marcha de Jon de la Isla Targaryen ya que, aunque muda en palabras, los gestos y su lenguaje corporal evidenciaban que estaba enamorada. Así pues, tal que recibe el cuervo con el mensaje de Gendry, no duda en subirse a Drogon y, acompañada por sus tres dragones, parte hacia el Muro en su ayuda.
Como era tal vez demasiado evidente, Dany llega justo a tiempo para salvarlos después de que la horda de muertos comprobase, con ayuda del Perro, que el hielo estaba lo suficientemente congelado como para poder cruzarlo. Aunque los cortes de escena son muy rápidos (tal vez demasiado), parece que entre que llegan por primera vez al lago y aparece Daenerys pasa un día entero. Aquí es cuando se produce una de las escenas más épicas en todo “Juego de Tronos” hasta la fecha. Con el himno de los Targaryen de fondo, los tres dragones aparecen de la nada escupiendo fuego y barriendo a la maraña de zombis como si fueran hormigas. El Rey de la Noche, no obstante, parece que siempre tiene un as en la manga. Toma una lanza de hielo y, con gran habilidad, la lanza para hacer caer a Viserion, uno de los dragones de Daenerys, quien muere tan pronto como se estrella contra las aguas del lago y se hunde hacia sus profundidades.
Mientras que los demás se suben al lomo de Drogon, Jon se queda en tierra para pelear contra los pocos Caminantes Blancos que logran llegar a la pequeña isla sobre la que se hallan en el centro del lago. Cuando el Rey de la Noche toma la segunda lanza de hielo, no obstante, se dan cuenta de que deben marcharse o morirá otro dragón. Daenerys, con una mirada que dice mucho más que muchas palabras, alza el vuelo sobre Drogon y deja a Jon a su suerte, quien cae al lago congelado. El Rey de la Noche, por suerte, erra en la lanzada y, salvo Jon Nieve y Thoros de Myr (que ya estaba muerto antes de la llegada de Daenerys), todos consiguen escapar sanos y salvos.
A los pocos minutos de esa escena vemos que Jon consigue regresar a la superficie del lago congelado, al borde de la hipotermia. Por fortuna aparece su tío Benjen Stark, que recordemos estaba medio convertido en Caminante Blanco, para darle un caballo y sacarle de allí, aunque sacrificándose él mismo, quien vemos que es engullido por la horda de muertos vivientes.
Para finalizar y rematar el capítulo, vemos que los Caminantes sacan a Viserion del agua del lago y el Rey de la Noche lo devuelve a la vida. Es importante saber que, aunque Daenerys no había visto nunca a los muertos, sabía perfectamente en el peligro que ponía a sus dragones al marchar hacia el Norte. Aun así, decide que la vida de Jon Nieve está incluso por encima de la de sus “hijos”. Él, entendiendo el sacrificio que ha hecho la joven Targaryen, se lo agradece jurándole fidelidad y llamándole “mi Reina.”
La semana que viene viviremos el desenlace de la que, para bien o para mal, está siendo la temporada más frenética de "Juego de Tronos" hasta la fecha. Será entonces cuando veremos culminar la relación entre Jon y Daenerys y también cuando más que probablemente se produzca el esperado encuentro entre la Madre de Dragones y la Reina Cersei.
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