22 años, 44 videojuegos, 16 entregas principales, 28 spin-offs, 21 películas, anime, manga, 7 generaciones y un sinfín de fans alrededor de todo el mundo. Eso es solo una pequeña porción de todo lo que la franquicia Pokémon tiene a sus espaldas, de todo lo que este fenómeno de masas ha conseguido acumular durante las últimas décadas. Y aquí estamos de nuevo, en pleno 2018, volviendo al punto de partida, a ese mapa y esas criaturas que dieron el pistoletazo de salida allá por 1996 en Japón con Pokémon Rojo/Verde.
Pokémon: Let's Go, Pikachu/Eevee! es toda una reimaginación de los orígenes de esta franquicia que, sin embargo, lejos de agradar a los fans más veteranos, ha suscitado numerosas dudas entre estos debido a la inclusión de elementos sacados de obras más alejadas de la fórmula clásica como es Pokémon GO, la entrega de la franquicia para dispositivos móviles. Pero, ¿son estos elementos algo de lo que realmente debamos precuparnos? ¿Modifican notablemente la experiencia respecto al producto original? Y, sobre todo, ¿lo hacen para mejorar o empeorar el videojuego? Si queréis descubrir la respuesta a estas preguntas, y mucho más, os invitamos a que nos acompañéis en nuestro análisis de Pokémon: Let's Go, Pikachu/Eevee!
Sería hipócrita por mi parte si no dijera abiertamente que, como seguramente muchos de vosotros, los primeros detalles de Pokémon: Let's Go me dejaron más decepcionado que otra cosa. Pokémon GO es un videojuego con el que no he llegado a conectar y el hecho de trasladar algunos elementos de este título móvil a lo que iba a ser la reimaginación de uno de las obras que más me han marcado como jugador no era algo que me emocionase precisamente. Sin embargo, después de más de 30 horas con Pokémon: Let's Go puedo decir abierta y claramente que me equivocaba.
Pokémon: Let's Go es, ante todo, una entrega de la saga principal de Pokémon y se siente como tal desde el primer momento. El remake es realmente fiel al producto original e incluso con los cambios que se han introducido y que detallaremos más adelante, es capaz de hacer que no falte ninguno de los pilares básicos sobre los que se construye la experiencia jugable de un buen videojuego de Pokémon. La progresión, la exploración, la repetición de acciones, la estrategia en los combates y, sobre todo, las diferentes capas jugables que han hecho de Pokémon el fenómeno que es a día de hoy, siguen presentes y con la misma importancia que siempre.
Y este es un punto en el que merece la pena pararse, aunque solo sea por la controversia que ha generado durante los últimos meses. ¿Es Pokémon: Let's Go un juego fácil? No; al menos no mucho más de lo que lo era la primera generación en Game Boy. Con esto quiero decir que es posible que cualquier persona se lo pase al completo sin enterarse muy bien cómo funcionan los tipos, ataques y estadísticas del juego, como fue mi caso hace casi 20 años. Pero, como en las entregas más modernas, también se abre una escena más dura en la que es posible utilizar las herramientas y sistemas que el videojuego pone a nuestra disposición para no ganar los combates por el mero hecho de sacarle mucho nivel a los rivales. Algunos elementos pueden hacer más sencillo tener un equipo equilibrado en cuanto a niveles, pero, en general, la dificultad del juego no ha variado mucho más allá de los primeros compases (en donde sí se nota bastante sencillo).
Tal es la similitud de Pokémon: Let's Go con la obra original que algunos de los principales fallos de esta nueva entrega vienen precisamente de ser demasiado fiel a Pokémon Rojo/Verde, como es la ausencia de objetos para equipar a nuestros Pokémon. Otro detalle que no poca gente le lleva pidiendo a la saga y que no se introduce en esta entrega es un cambio en la forma en la que se diseñan los enfrentamientos con los NPCs. Como viene siendo habitual, nos encontramos con muchos entrenadores que tienen muy pocos Pokémon (en muchos casos únicamente uno), cuando podría hacer del juego algo más dinámico reducir el número de entrenadores pero aumentar el de criaturas contra las que nos enfrentamos en cada uno de los combates.
Otro pequeño problema que podemos destacar que nos encontramos con un mapa idéntico al del juego original y que, tras haber jugado a las entregas más recientes, se siente demasiado simple y, sobre todo, poco variado. Necesitaremos unas 20 horas para finalizar la historia del juego y un puñado más si queremos completar la Pokédex, pero en general nos encontramos con una obra con relativamente poco post-game y que deja con ganas de más cuando venimos de entregas como Sol/Luna. Es cierto que se trata de un punto negativo, pero coincidiréis conmigo en que es un punto negativo que, tras lo visto en los primeros tráileres del juego, supone todo un alivio.
Pero Pokémon: Let's Go, como bien sabréis, no se limita a devolvernos a Kanto con un apartado técnico vitaminado, sino que incluye diferentes cambios a nivel jugable. Entre estos cambios nos encontramos con dos tipos bastante bien diferienciados: por un lado, hay algunos destinados a hacer de esta entrega algo muy accesible con lo que, con suerte, un buen puñado de fans procedentes de Pokémon GO descubran de qué va realmente Pokémon y se queden enganchados de cara a la continuación de la saga principal en Switch. Pero, lejos de dejar aquí los cambios, Game Freak ha hecho ciertas modificaciones que, si bien pueden ayudar a hacer la obra más accesible, se nota que tienen como objetivo final el de mejorar la experiencia; y que esperamos que se queden por años.
Los cambios más llamativos a primera vista en Pokémon: Let's Go son aquellos que realmente alejan al videojuego de lo que ha sido tradicionalmente, los que se lucían durante los primeros tráileres del juego y los que más dudas sembraban entro los fans más longevos de la franquicia. Y, aunque su impacto en el producto final, como ya os comentábamos anteriormente, es limitado, merece la pena repasarlos, juzgar cuánto afectan y valorarlos.
En primer lugar, lo más destacado es que se ha eliminado casi por completo el combate con Pokémon salvajes (salvo contra legendarios y alguna otra excepción muy particular) y se ha modificado la forma de capturarlos. Pokémon: Let's Go cambia el combate con las criaturas salvajes por una simple pantalla como la de Pokémon GO en la que se desarrolla el minijuego que nos permite capturar. A través de este minijuego debemos lanzar una Poké Ball al Pokémon, siendo necesario apuntarle y lanzarla en el momento correcto para aumentar las posibilidades de capturarlo. Por supuesto, cuanto más nivel tiene el Pokémon, menores son las posibilidades e incluso hay criaturas excepcionales que realizan patrones para esquivar nuestros intentos de captura.
Aunque esto es algo que preocupaba a mucha gente, entre la que me incluyo, no resulta un cambio tan drástico. No voy a negarlo, se echa de menos el poder combatir con Pokémon salvajes y necesitar de nuestras criaturas para quitarles vida hasta poder tratar de capturarles. Sin embargo, algo positivo es que hace de todo el juego algo mucho más accesible. Permite que todo nuestro equipo gane experiencia rápidamente e incluso, si encadenamos rachas de capturas de un mismo Pokémon, podemos multiplicar la experiencia recibida, hacer aparecer criaturas menos usuales y hasta aumentar las probabilidades de que aparezca un shiny. Este es uno de esos cambios que aunque introduce cosas interesantes como las rachas y sus efectos, está claramente enfocado a hacer el juego más accesible a nuevos jugadores, dejando a los veteranos con un sabor de boca algo amargo; pero, lejos de lo que muchos pensábamos, no resulta nada que empañe la experiencia en su conjunto.
Por otro lado, para que todo el mundo pueda completar el videojuego sin ningún problema, la clásica caja de Pokémon a la que se accede desde los centros Pokémon ahora pasa a estar en nuestra mochila. Es decir, en todo momento podemos cambiar nuestro equipo y acceder a un banco de, literalmente, cientos de Pokémon antes de cualquier enfrentamiento. No es que sea demasiado útil a partir de cierto momento, porque probablemente las criaturas del banco estén sin entrenar, pero desde luego es una ventaja absurdamente grande.
Pero no todos los cambios son para simplificar la obra, sino que algunos de ellos tienen tal importancia que no tengo reparo alguno en decir que, gracias a ellos, Pokémon: Let's Go es el salto adelante más importante en la franquicia de los últimos años, e incluso tal vez desde su nacimiento.
Lo más importante y destacable es el cambio radical en la forma en la que aparecen los Pokémon salvajes. Frente a la simplificación de eliminar los combates, nos encontramos con una idea genial que cambia por completo lo que conocemos de la saga. Las criaturas salvajes ya no entran en combate de forma aleatoria mientras corremos por la hierba alta, sino que aparecen físicamente; es decir, podemos ver a los diferentes Pokémon que aparecen y desaparecen mientras recorremos el mundo.
De esta forma el videojuego no solo gana en inmersión y espectacularidad visual, sino que evita horas y horas de encuentros innecesarios con Pokémon salvajes. Ahora es posible recorrer las distintas rutas y zonas donde aparecen las criaturas eligiendo con cuáles queremos enfrentarnos (simplemente acercándonos lo haremos) y de cuáles preferimos pasar (no hace falta más que esquivarlas). Esto es un salto adelante a nivel de calidad y de experiencia que compensa cualquier tipo de decepción que pueda causar el quitar los combates con Pokémon salvajes.
Y por si esto fuera poco, otra de los sistemas que Game Freak ha toqueteado es el de la crianza de Pokémon. La crianza, tal y como la conocíamos de cara al modo competitivo ha desaparecido por completo. Ya no es necesario gastar centenares de horas abriendo huevos para obtener al Pokémon con las características que deseamos. Ahora uno de los NPCs tiene la capacidad de hacer que todos los Pokémon que consigamos durante un periodo de tiempo tengan una naturaleza concreta. Además, podemos mejorar las estadísticas con rachas de capturas y el uso de caramelos, que se obtienen (al igual que en Pokémon GO) transfiriendo un tipo de criatura concreta. Si bien esto simplifica el juego en cierta medida, es algo que solo afecta a los usuarios más hardcore y que realmente llega como solución al problema del uso de programas externos e ilegales para crear un equipo a la carta.
Pokémon: Let's Go es la primera entrega de la saga principal de Pokémon que aterriza en una consola doméstica, como es Nintendo Switch, y eso es algo que se nota y mucho a nivel técnico. El salto en este apartado es simplemente increíble. Ya no solo porque los modelados de los Pokémon tridimensionales o los personajes se vean mejor que nunca, sino porque el mundo es capaz de resultar mucho más vivo que en anteriores entregas. El hecho de ver a los Pokémon salvajes corretear, de ver a nuestro entrenador acompañado (o incluso montado) en algunas de las criaturas más icónicas de la saga y de disfrutar de cada pequeña animación es toda una gozada a nivel visual. Por no hablar de las diferentes escenas cinemáticas que vivimos en momentos claves de la historia de Pokémon: Let's Go, que son toda una delicia.
Las escenas de los combates también han evolucionado de forma notable. Lejos de la escena clásica donde solo vemos a nuestro Pokémon por la espalda y las animaciones consisten en el movimiento de cuatro píxeles, Pokémon: Let's Go se asemeja más a Pokémon Colosseum en este aspecto, con escenas espectaculares y algunas animaciones increíbles para ataques como movimiento sísmico, trueno o rayo, por citar algunos.
Con todo ello, la nueva entrega de Pokémon es capaz de resultar, de lejos, la más bonita a nivel visual hasta la fecha. Por la calidad técnica y artística del Kanto que vemos en Pokémon: Let's Go, las expectativas de cara al futuro son realmente altas en este apartado.
Pero no acaban aquí las virtudes de Pokémon: Let's Go, y es que Game Freak, aunque ha incluido añadidos para atraer a nuevos fans a la franquicia, no se ha olvidado de los veteranos y ha sacado buen provecho de los años que Pokémon Rojo/Verde tienen a sus espaldas. La nostalgia es un factor a tener en cuenta y en este videojuego es algo a lo que se explota realmente bien. Los diferentes personajes, la historia, algunos comentarios y momentos clave, todo ello ha sido creado con cuidado para guardar decenas de referencias que los fans agradecemos mucho.
Y a esta nostalgia añade su granito de arena la espectacular banda sonora. Un conjunto de temas musicales que nos devuelven a nuestra infancia con algunos cambios técnicos respecto a los originales pero con su melodía intacta, conformando un apartado sonoro que realmente nos transporta en el tiempo 20 años atrás y deja una sensación espectacular al jugar. También tiene su parte de culpa en este éxito una traducción que es simplemente perfecta. La cantidad de referencias que, no solo no se pierden, sino que se adecuan al lugar y tiempo actuales son incontables.
Pokémon: Let's Go es un videojuego con el que era tremendamente escéptico desde el primer momento debido a, según lo que se había visto, huir de la fórmula clásica y adaptarse al éxito de Pokémon GO. Y, sin embargo e irónicamente, se trata de una entrega que no solo es fiel al producto original, sino que introduce cambios que la convierten en el mayor salto adelante de la franquicia desde su nacimiento, en la auténtica evolución de esta longeva saga.
Es cierto que el objetivo del juego es el de atraer nuevo público y jugar con la nostalgia de los fans más veteranos, por lo que la simplificación de algunos elementos, aunque no nos resulte agradable, está justificada. Pero, gracias a un nuevo sistema de crianza y una nueva manera de manejar y seleccionar los enfrentamientos con Pokémon salvajes, Pokémon: Let's Go se convierte en un juego no solo bueno, sino a imitar por las entregas sucesivas que lleven a Nintendo Switch la próxima generación de esta longeva franquicia. Un videojuego que, con sus fallos y aciertos, incita al optimismo de cara al futuro de la saga.
Pokémon: Let's Go es capaz de ser una obra para todo el mundo, un producto que, con sus fallos, puede agradar tanto alos fans más longevos de Pokémon como introducir a la franquicia a recién llegados, tengan la edad que tengan. Sin duda alguna, una de las sorpresas más agradables del año y una de esas obras con las que decir bien alto que me equivoqué, que nos equivocamos, cuando pensamos que no estaría a la altura; porque es todo lo que tiene que ser el remake del Pokémon original, y mucho más.
¡Pokémon está evolucionando! ¡Enhorabuena, Pokémon se convirtió en Pokémon: Let's Go!