El mundo de
los cómics y los videojuegos ha dado para muchas historias gloriosas que son
fáciles de recordar y otras que, en cambio, han pasado de largo, casi
invisibles como los estepiculsores que pasan rodando en las películas del
Oeste. Astérix & Obélix ha tenido
fama de funcionar tanto en un lado, como en otro.
Hay muy buenos recuerdos de épocas añejas con videojuegos de ambos personajes—incluso en solitario como el videojuego lanzado para Super Nintendo en 1993 donde solo manejábamos a Astérix—, pero en los últimos tiempos no ha tenido buen impacto con el público y se ha quedado en un segundo plano. Con Astérix y Obélix XXL3: The Crystal Menhir, los dos galos más temidos por los romanos, vuelven a ocupar un lugar recordable en el mundo de los videojuegos, o, al menos, a intentarlo.
Están locos estos romanos
Volviendo a
nuestras vidas una vez más, esta tercera entrega de la saga vuelve con una
estética muy bien cuidada pero, eso sí, con el aspecto de la jugabilidad
repitiendo la fórmula que tan bien lleva funcionando desde la primera entrega; golpear romanos, avanzar por nuestro camino
y golpear romanos una vez más.
Por momentos nuestra meta variará un poco ofreciéndonos misiones secundarias de protección de objetos, carreras contrarreloj para llegar de un punto a otro e incluso, más allá de las misiones, esquivar los problemas que nos presentará el escenario con sus ventiscas y demás problemas climáticos y otorgados por la madre naturaleza. A pesar de todo esto, y de estas variedades que nos ofrece el juego, pasados unos momentos al mando, el juego nos empezará a resultar repetitivo.
Es cierto
que la fórmula funciona; es divertido golpear a los locos romanos con Astérix y
su agilidad u Obélix con su fuerza física, pero cuando el juego repite esto
hasta la saciedad empieza a volverse
monótono y no invita a jugar, no enganacha, no termina de tener un hilo al
que sujetarse y no querer soltar el mando.
Mientras
avanzamos por sus niveles y completamos las misiones, subimos los poderes de
nuestros dos personajes y liberamos campamentos de la tiranía de Roma, el juego
se convierte en una repetición constante
por distintos parajes, eso sí, muy bien trabajados en todo momento y con
detalles dignos de aplauso. Pero todo eso sumado a una dificultad más bien
nimia y una historia bastante descafeinada, no termina por convencer.
Hay lugar a la evocación de la nostalgia al ver a personajes del universo purular por nuestro viaje con el Menhir de Cristal a cuestas, y sigue manteniendo una apuesta firme por el humor que caracteriza la serie, lo cual, tras algunos momentos de tediosa monotoneidad, es de agradecer. Pese a todo, estos momentos se dan solo en los momentos en los que hay conversaciones entre los personajes y eso, por desgracia, suele ser menos a menudo de lo que convendría.
Otro aspecto
que no termina de casar demasiado bien en el título es el de los combates, casi
de forma general. Bien es cierto que el abanico de posibilidades en cuanto a
golpes especiales es amplio; estamos hablando de un título que posee dos personajes totalmente distintos con
diferentes opciones a nuestra disposición para repartir un poco de justicia
entre los romanos. Poseemos habilidades que van desde lanzar por los aires a
nuestros enemigos con Obélix, a tomarnos una poción mágica con Astérix y
repartir golpes y patadas a diestro y siniestro mientras vemos a los enemigos
volar, literalmente, por los aires; incluso
Idefix podrá volverse un punto a favor en nuestro combate si así lo requerimos.
Además de estas habilidades, Obélix cargará con el Menhir de Cristal que hará
las veces de un arma indispensable para acabar con muchos enemigos a la vez con
sus poderes elementales. Si todo esto funciona, ¿dónde se encuentran los
fallos?
Los fallos del combate en Astérix y Obélix XXL3: The Crystal Menhir se encuentran principalmente en una cámara fija que resulta tediosa en ciertos momentos del combate, impidiendo ver con certeza donde están ciertos enemigos que tienen prioridad para caer primero o, en otros casos, la dificultad de no ver dónde nos encontramos correctamente entre tantos otros. Esto sumado a los bajones de frames que dan en determinados puntos de algunos mapas, tampoco ayuda a que la experiencia sea más negativa que positiva.
Conclusión
Astérix y Obélix XXL3: The Crystal Menhir trae
consigo una fórmula repetitiva hasta la saciedad que, por momentos, parece que
va a remontar el vuelo con algunos detalles positivos, pero que al final, acaba
cayendo en una marmita de sensaciones negativas.
Un título
que, de haberse pulido más en algunos aspectos y haberse arriesgado en meter
una variación en los combates, podría haberse considerado como una sorpresa,
pero que por distintos factores ha
acabado por ser más bien flojo y sumarse a una larga lista de juegos olvidables.
Otra vez será.
Un título que, de haberse pulido más en algunos aspectos y haberse arriesgado en meter una variación en los combates, podría haberse considerado como una sorpresa, pero que por distintos factores ha acabado por ser más bien flojo y sumarse a una larga lista de juegos olvidables. Otra vez será.