Cuando era joven, gran cantidad de horas de mi vida fueron dedicadas a un longevo MMORPG llamado Mu Online. Si se pudiese establecer cualquier clase de parentesco entre los videojuegos y las drogas, creo que mi yo de 8 años pudo haber sido fácilmente catalogado como un yonqui, incluso a pesar de que no comprendía por qué ese juego era tan adictivo. Años después, echo la vista al pasado y me doy cuenta de que la obra de Webzen formaba parte de una familia de opioides mucho más grande; una cuyo principal agente es conocido en la farmacología como Diablo II.
Efectivamente, la magnum opus de Blizzard es a los títulos de rol isométrico lo que Dark Souls es a los GOTY: su principal referente. En el pasado, mi reducida capacidad cognitiva solo era capaz de asimilar el disfrute de uno de sus vástagos, sin embargo, 15 años después ya me siento en una posición libre de estupefacientes interactivos como para ver cuán extenso es su legado. Así, pues, y a razón del estreno de su versión Resurrected, los invito a acompañarme en este narcótico viaje donde repasamos la herencia más destacada del histórico Diablo II.
Tratándose del edecán más exitoso de los popularmente conocidos como Diablolike, Path of Exile es todo un fenómeno de los multijugadores modernos. Con ocho años de actividad a sus espaldas y una secuela en camino, el título de Grinding Gear Games es de las mejores representaciones de la filosofía Diablo de la última década, igualando la obra de Blizzard tanto en densidad de contenido como en horas de farmeo para conseguir mejor equipamiento.
Aunque toda la saga está bajo el manto de Diablo, Torchlight II es el volumen más sobresaliente del trabajo de Runic Games. Incluso, en el marco de la decepción que supuso para muchos Diablo III en relación a su predecesor, esta obra se alzó como una grata alternativa para quienes aspiraban a una aventura más semejante a la de la segunda entrega, especialmente porque innovaba tan poco en relación a ella que se sentía igual de disfrutable.
Titan Quest queda marcado en la historia de los RPG isométricos no solo por su excelencia inherente como videojuego sino, especialmente, por ser el único que le sacó el dedo corazón a las ambientaciones tipo Tolkien cuando estaban en su auge y abogó por la mitología griega. Incluso, tres lustros después continúa siendo una de las pocas creaciones de rol que no es ni futurista ni medieval fantástica, razón por la que su mención está justificada a pesar de verse superado en materia de calidad bruta.
Ya entrados en la octava generación de consolas, no son numerosos los títulos que siguieron estrictamente la fórmula de Diablo II. Franquicias como Destiny o Pillars of Eternity hacían uso de específicos aspectos mecánicos de la producción sin replicar la totalidad de forma exacta, y este fue el modelo que siguieron un sinfín de proyectos a lo largo de la década pasada. Muchísimos, salvo Grim Dawn: un juego que decidió calcarlo todo aunque en una época victoriana. Excelso, si me preguntan.
Aunque la gran mayoría conoce a Larian Studios por su magnífico trabajo con Divinity: Original Sin, el nacimiento de la franquicia data de mucho antes; específicamente, en 2002, cuando el talentoso estudio publicó Divine Divinity. Con una mayor profundidad argumental y narrativa, con unas dimensiones de contenido igual de cuantiosas y con un nivel de detalle absurdo, se trata de uno de los RPG clásicos más importantes de la época y de los más afines a la sublimidad de Diablo II.
Para quienes sean fanáticos acérrimos de los Diablolike, bien sabrán lo difícil que ha sido encontrar volúmenes ejemplares que vivan a las expectativas de su herencia en los últimos años. Entre tales, puede que ninguno sea comparable a Last Epoch: un multijugador que, incluso estando aún en Early Access, ha sido capaz de enamorar a los fanáticos de Diablo y Path of Exile como si fuese su primer contacto el género. Y no es para menos: ¿estilo dungeon crawler con viajes en el tiempo? Esas son cosas de GOTY.
Aunque imagino que más de uno se extrañará al ver a Sacred en una lista no negativa, me voy a tomar la libertad de ser contracorriente para darle un mayor reconocimiento al videojuego de Ascaron. No es tan carismático como Diablo, no es tan profundo como Diablo, no es tan pulido como Diablo y, aun así, recuerda mucho a Diablo, así que algo bien ha de hacer para, entre tantas diferencias, aún sentir que produce lo mismo que su principal musa.
Al igual que Grim Dawn, Victor Vran es el resultado de tomar el código base de Diablo II y modificar su estética. En este caso, no es estilo victoriano sino gótico, aunque el logro es el mismo: convertirse en uno de los pocos Diablolike de la pasada generación de consolas capaces de generar dopamina. Es de esa clase de producciones a la que se les puede ver la costura a kilómetros de distancia, pero que aun así engancha por el simple uso del subgénero al que pertenece.
Decidí concluir con, para mí, el mejor replicante de Diablo II. Y, no, no lo considero como tal por ser el que más se asemeje, sino por ser el que más se disfruta. Diablo III es una obra maestra del género a la que la Unión Internacional de Farmacología le va a tener que encontrar su propia nomenclatura, porque las dosis de adicción que genera esto aún no han sido cuantificadas por el ser humano. Un producto redondo de principio a fin que, independientemente de sus críticas, es el más vívido recordatorio de por qué Diablo II es la leyenda del videojuego que es.
CONTENIDO RELACIONADO
Un fan recrea la mazmorra de Durance of Hate de Diablo 2 en Unreal Engine 5
El remaster del clásico de Blizzard está a un precio de escándalo en la tienda digital de Nintendo Switch
He tenido que releer varias veces las informaciones de la fuente porque de verdad que no me lo cería
Quedan apenas unos días para poder disfrutar de Diablo II Resurrected y este tráiler lleva el hype hasta las nubes
Descubre todo lo que necesitas saber para disfrutar anticipadamente del regreso del clásico de clásicos roleros
En apenas 10 días Diablo II: Resurrected podría contar con una beta abierta, tal y como ha desvelado antes de tiempo Microsoft Store