Hola, muy buenos días, soy el pesado que os volverá a hablar hoy de El juego del calamar, la serie coreana que está arrasando en Netflix y que demuestra que poco importa la nacionalidad de una ficción, siempre que esta tenga personalidad y merezca la pena. Te aseguro que a mí nadie me paga para tratar esta producción, simplemente con cada capítulo que veo, más ganas tengo de que seáis vosotros los que disfrutéis con este drama macabro que te volará la cabeza (aún más que Parásitos).
Si he mencionado Parásitos, no es por casualidad: creo que El juego del calamar y la película que triunfó en los Oscar, también coreana, guardan muchas similitudes:
A la producción coreana se le da genial representar una sociedad oprimida, pero también contaminada por el juego, por el dinero, por el poder. Y esta ficción es un buen ejemplo de ello. En serio, olvídate que es una especie de Los juegos del hambre más adulto, porque aunque en parte lo es, no es lo importante: aquí habrá capítulos enteros de diálogos muy duros en los que verás de lo que es capaz el ser humano en su momento más bajo.
Y sí, por eso está triunfando El juego del calamar, una serie que si no ves cuanto antes, hará que estés fuera de onda rápidamente cuando hables con tus amigos. Ellos ya están disfrutando con ella, ¿por qué tú no?
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