La entrada de Lady Ancient en la Sala del Trono en medio del discurso del Rey es una metáfora que ejemplifica lo que significa el capítulo 5 de La casa del dragón: cuando menos te esperabas un episodio revelador y esencial, dado que en estos momentos de temporada suele funcionar mejor la transición, llega esta serie y nos da una bofetada en toda la cara. Posiblemente haya sido testigo del mejor capítulo hasta la fecha de esta precuela, y de uno de los mejores episodios desde que Juego de Tronos se estrenase en 2011.
Ha llegado el momento de poner todas las cartas sobre la mesa: en esta primera parte de la temporada, hemos visto cómo Rhaenyra se ha percatado de cuál es su papel. Ha dejado de ser una niña que no quiere ser reina por toda la responsabilidad que conlleva, a convertirse en toda una mujer con la ambición propia de la corona. Ahora aspira al trono, y sabe que sin casarse con un hombre de poder, su continuidad sería complicada; al mismo tiempo, prefiere seguir haciendo lo que le da la gana, por lo que Laenor Velaryon es la mejor opción: un joven claramente gay que puede ayudarle a seguir realizando esas escapadas con su fiel protector y caballero. Siempre que él quiera, claro.
Sorprendentemente, aunque se debe a exigencias de guion, Daemon Targaryen sigue apareciendo menos de lo previsto; pero Matt Smith, cada vez que cruza la puerta de palacio, se come la cámara. Lo mismo ocurre con Lady Ancient, que en este capítulo adquiere un papel más protagonista al revelarse a la corona: sabe que la vida de su hijo Aegon está en peligro, dado que el pueblo le apoyará, pero la corona recaerá en Rhaenyra, por lo que hará todo lo posible para su descendencia sea la que gobierne Poniente.
Y ha llegado el salto temporal, esa elipsis largamente anunciada que también nos traerá un cambio de actrices protagonistas: Milly Alcock, quien da vida a Rhaenyra Targaryen, será sustituida por Emma D'Arcy; Emily Carey, quien interpreta a Alicent Hightower, deja su papel en manos de Olivia Cooke. ¿Cómo le sentará esta modificación a La casa del dragón? Tanto Milly Alcock como Emily Carey se han ganado el corazón de los espectadores, por lo que las nuevas incorporaciones tienen una titánica tarea por delante.
No quiero terminar esta breve crítica sin repetir el maravilloso papel que realiza Milly Alcock con Rhaenyra Targaryen, todo un descubrimiento para mi. La actriz se ha comido la pantalla con sus gestos, su mirada y sus palabras. Se le echará de menos, pero su despedido ha sido grandilocuente: una boda con Laenor Velaryon que ejemplifica claramente su paso a la adultez, el cual veremos a partir del sexto capítulo de La casa del dragón.
Creo que La casa del dragón, tras sus primeros cinco capítulos, ha demostrado ser la mejor precuela de Juego de Tronos con la que hemos podido soñar. Mantiene esa tensión característica de su serie madre, y sobre todo, de los pasajes en Desembarco del Rey, al mismo tiempo que posee personalidad propia. Por lo tanto, si has de motivarte todavía para ver esta serie que ha vuelto a hacer historia, repite conmigo: ¡te estás perdiendo el evento televisivo del año!
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