El Festival de la Canción de Eurovision es una de las citas musicales imprescindibles para los ciudadanos de Europa. Un evento espectacular que ha ido ganando peso con el paso de los años al saber adaptarse a los tiempos que corren, sin perder su esencia por completo. Ahora bien, seguro que te reúnes con la familia o con tus amigos en casa para disfrutar de Eurovision cada año, pero seguramente no tengas ni idea sobre los orígenes de un festival que ha hecho historia y que ya forma parte de nuestro imaginario colectivo.
En este post, encontrarás un resumen sobre los comienzos del festival de Eurovision, el objetivo con el que nació y su influencia actual en Europa. Porque muchos intentan echarlo abajo, pero Eurovision está más vivo que nunca.
No es ningún secreto decir que el Festival de la Cancion de Eurovision tiene sus orígenes en el Festival de San Remo, celebrado en Italia desde el año 1951. El principal objetivo de la organización era unir a los pueblos europeos, utilizando para ello la música, al mismo tiempo que se comparte con todo el mundo la música europea. Sin embargo, lo que pocos saben es que Eurovision también nació para probar los límites de la tecnología para transmitir en vivo a grandes distancias. Imagina que Eurovision lo iba a ver espectadores de diferentes países, algo sorprendente para la época.
Fue el 24 de mayo de 1956 cuando se celebró el primer festival de Eurovision, participando en esta edición únicamente 7 países (Alemania Occidental, Bélgica, Francia, Luxemburgo, Países Bajos, Suiza e Italia). Cada país contaba con un jurado de dos miembros, cada uno de los cuales otorgaba de 1 a 10 puntos a cada canción, incluyendo las de su propio país.
La Unión Europea de Radiodifusión (UER) era la encargada de organizar cada año Eurovision, entidad a la que se iban sumando poco a poco más y más países. Por ejemplo, España se unió a la UER en 1955, pero no sería 1961 cuando formaría parte de Eurovision; desde entonces, dos victorias (en 1968 y 1969) y muchas decepciones. Sin alejarme del tema que nos ocupa, el final de la Guerra Fría a principios de los años 90 y la absorción de Intervisión en 1993 (red de radio y televisión de Europa del Este similar a la UER), unido a la desintegración de Yugoslavia en 1992, provocó un aumento en el número de participantes. En 2005, por ejemplo, debutaron Bulgaria y Moldavia, mientras que en 2008 se unieron Azerbaiyán y San Marino.
Obviamente, existen países que se han marchado; por ejemplo, Turquía o Bielorrusia, quienes abandonaron Eurovision por no compartir en su momento los valores que transmitía. O Rusia, que ha sido expulsado de la UER por el conflicto bélico que mantiene con Ucrania. Sin embargo, más sorprendente es que Australia siga siendo a día hoy participante, todo ello gracias a un acuerdo excepcional con la UER. O que en el pasado lo hayan sido Marruecos. Y no me olvido de Israel, Chipre, Georgia o Armenia, países que no se encuentran como tal en territorio europeo.
En resumen, Eurovision sigue siendo un festival para unir a los pueblos europeos, de eso no me cabe la menor duda, pero al mismo tiempo es una cita musical en la que explotar al máximo la industria, con casi 40 canciones nuevas cada año que acumulan millones de streaming cada año.
Eurovision sigue teniendo éxito en 2023 por mucho que intenten decirte lo contrario. Hablamos de un festival que agotó todas sus entradas para Liverpool, de en torno una decena de shows, en muy pocos minutos. Era prácticamente imposible comprar un ticket para un ensayo porque la demanda era brutal. Y las ciudades que albergan cada año Eurovision son un cúmulo de turistas que pagan lo que sea necesario para hospedarse cerca del estadio.
Eurovision es un éxito, sí. Y también lo es en cuanto a cifras en streaming: Arcade, de Duncan Laurence, acumula 927 millones de reproducciones en Spotify; Masneskin, que ganó con su Zitti e Buoni, suma 384 millones de reproducciones y ha conseguido dar forma a una carrera musical internacional de éxitos. Y Rosa Linn, de Eurovision 2022, fracasó en el escenario, pero SNAP triunfó en TikTok, consiguiendo casi 600 millones de reproducciones en Spotify. Que no te nieguen lo evidente, porque Eurovision interesa y NO hunde carreras.
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