Es posible que en alguna ocasión te hayas preguntado por qué los tráileres de películas se llaman así. Y es que, esta palabra se suele asociar de manera común con los remolques de los camiones y no parece tener nada en común con otras palabras del mundillo. Pues bien, la razón principal para esta desconexión es que, en realidad, el primer tráiler tal y como lo conocemos hoy en día no se originó en el cine.
En realidad, si nos remontamos al origen del uso de la palabra para describir lo que conocemos hoy como tráiler tenemos que indagar en el teatro. Más concretamente, tendremos que retroceder en el tiempo a 1913, cuando un productor de teatro decidió utilizar escenas cortas de su obra para promocionarla durante sesiones de cine. Así, el primer tráiler de toda la historia fue un anuncio para el teatro y, debido a su efectividad otros comenzaron a imitar esta táctica.
Por otro lado, si exploramos la razón por la cual se llamó tráileres a estos fragmentos promocionales debemos examinar su raíz en la lengua inglesa. Y es que, la palabra “trail” significa camino, rastro o estela y “trailer” puede referirse a algo o alguien que sigue a alguna cosa. Debido a ello, en 1917 el New York Times comenzó a emplear ese término, “tráiler”, para referirse a los cortes de video promocionales que aparecían después de las sesiones.
El concepto evolucionó rápidamente debido a su gran éxito a la hora de promocionar películas. La empresa The National Screen Service aprovechó el éxito de esta idea y creó un monopolio produciendo tráileres de películas, consolidando su uso en la industria. Así, rápidamente todas las producciones comenzaron a emplear estos cortes promocionales para generar mayor anticipación y atraer al público a sus películas.
Además de esta mayor implementación, estos tráileres mutaron hasta dejar de mostrarse al final de las sesiones de cine para aparecer al principio, como hoy en día. Este cambio tuvo lugar cuando las empresas de cine se dieron cuenta de que muchas personas abandonaban los cines antes de ver los cortes del final. Debido a ello, proyectarlos antes de que comenzara la cinta garantizaba que el mayor número de personas posible los viera.
Como bien sabemos, esta tradición se ha mantenido hasta la actualidad e incluso han comenzado a emitirse anuncios de otros productos antes de las proyecciones. Dicho esto, es cierto que, con la llegada de internet han perdido algo de magia, ya que, cuando no podíamos ver los avances en YouTube, este momento era una parte integral de la experiencia de ir al cine.
Gracias a los tráileres podíamos ver qué iba a llegar a los cines y planear la siguiente escapada. Además, si veías un buen avance de alguna franquicia de la que eras fan, podía incluso ser uno de los mejores momentos, ya que en aquella época era más difícil acceder a estos cortes promocionales. Poco a poco, esta sensación ha ido menguando ya que, en muchos casos, ya habremos visto los tráileres que nos interesen antes de ir al cine.
Dicho esto, no creo que los tráileres vayan a desaparecer dentro de poco, ya que, a pesar del auge de las plataformas de streaming, siguen siendo importantes. Y es que, en casi todas las plataformas podemos ver pequeñas “previews” cuando navegamos por su catálogo, siendo esta la mutación más reciente del concepto de tráiler. Con todo, es interesante ver el origen de esta palabra que se ha convertido en una parte integral de la industria del entretenimiento.
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