Cuando vemos una obra con ambientación bélica, lo primero que se nos viene a la cabeza es ponernos en el papel de un soldado dispuesto a morir y matar por su patria con una fe ciega en los de arriba, en aquellos que, alejados del campo de batalla, mueven los hilos. Sin embargo, la industria del videojuego ya ha sido capaz de darnos perspectivas diferentes durante los últimos años con obras como Spec Ops: The Line o, de forma más drástica, This War of Mine. Y aquí es donde entra A Plague Tale: Innocence, un título ambientado durante la Guerra de los Cien Años que, sin embargo, nos aleja de los soldados para presentar una historia más humana.
A Plague Tale: Innocence ya ha llamado, a lo largo de los los meses recientes, la atención de miles de fanáticos, entre los que nos incluimos, gracias a prometer una aventura clásica en la que el conflicto bélico se mezcla con la temible peste negra que asolaba Europa en el siglo XIV; y todo ello adornado con un estilo artístico que ya con los primeros tráileres hace las delicias de cualquier usuario. Pero, ¿cumple con las expectativas la obra de Asobo Studio y Focus Home Interactive? Acompañadnos en nuestro análisis de A Plague Tale: Innocence para descubrirlo.
Una aventura clásica
A Plague Tale: Innocence es, desde su comienzo, un videojuego que apuesta de forma muy clara por el formato de aventura clásica. El punto fuerte de la obra es el apartado narrativo, dividido en diversos capítulos en los que se van sucediendo los acontecimientos que conforman la historia; mientras que el apartado jugable toca diversos palos, aprovechando las mecánicas de la creación pero sin detenerse demasiado en ninguno de ellos.
A medida que avanzamos, deberemos hacer uso de mecánicas de sigilo, zonas de acción -en un principio muy escasas-, toques de exploración y algunos puzles sencillos en los que, si nos atascamos, el juego es capaz de guiarnos a la perfección para que no lleguemos a frustrarnos por no haber visto un detalle concreto. La acción es la parte que peor funciona debido a los controles de la producción pero, en un principio, es tan escasa y bien seleccionada que incluso estas zonas se hacen satisfactorias. El juego nos insta a avanzar en sigilo -porque nuestro personaje no es más que una adolescente, no una máquina de matar-, y lo hace poniendo a nuestro alcance los recursos justos que, por un lado, imposibilitan usar la violencia contra todos los enemigos, y por otra parte, nos obligan a explorar.
Asobo Studio conforma una obra que es capaz de mezclar todas estas mecánicas en los diferentes capítulos para dotar a A Plague Tale: Innocence de un buen ritmo en el que no da nunca la sensación de que estemos demasiado tiempo haciendo nada. A excepción del final, del cual hablaremos en detalle más adelante, el videojuego mide perfectamente sus pasos y combina las mecánicas jugables tanto entre sí como con la historia para ofrecer una aventura que se hace, ante todo, amena.
Desde luego, las mecánicas no están al nivel jugable de una superproducción AAA como puede ser, por poner un ejemplo, Uncharted, pero el estudio suple estas carencias técnicas con una jugabilidad muy bien medida y, sobre todo, con una historia y personajes capaces de encandilarnos. Y es que, como ya adelantábamos, la narrativa es el punto fuerte de A Plague Tale: Innocence, y es a donde se han destinado más recursos.
Los horrores de la guerra se mezclan con la muerte negra
La historia de A Plague tale: Innocence es una historia humana, de pérdida, de dolor y de sufrimiento. En esta obra nos ponemos en la piel de Amicia de Rune, una adolescente perteneciente a la nobleza que, con la llegada de la guerra y la plaga de ratas que portan la peste, se ve obligada a dejar su vida atrás y huir con su hermano pequeño enfermo, Hugo de Rune, dando por muertos a sus progenitores a manos de la Inquisición.
De aquí en adelante, A Plague Tale: Innocence nos convierte en supervivientes y nos va presentando, poco a poco, tanto a nuestros protagonistas como a algunos de los personajes que nos acompañarán en la travesía, haciéndolo así a través de actos y escenas, no de descripciones. Y, si hay algo que destaque dentro de la narrativa, es precisamente la forma que tiene de construir los personajes, alejándolos de los negros y blancos para utilizar tonalidades grises.
Cada uno de los personajes que encontramos, incluidos Amicia y Hugo, tienen un trasfondo que sirven para más que para construir una historia. Todos ellos, dependiendo de su origen y su clase social, reaccionan de diferentes maneras a los hechos que van aconteciendo y, en general, son capaces de resultar tremendamente humanos, tremendamente creíbles. Así, no resulta difícil empatizar con la historia que se nos cuenta y disfrutar al 100% de la propuesta de Asobo Studio y Focus Home Entertainment.
Un videojuego, dos caras opuestas
Sin embargo, y por desgracia, A Plague tale: Innocence es un videojuego completamente diferente en la recta final (aproximadamente, desde el último cuarto de su duración). Esta historia humana, que nos incita a seguir adelante con personajes creíbles, y la jugabilidad bien medida se pierden por completo, difuminados en un final de obra en el que la calidad de la misma cae en picado.
No voy a destripar ningún detalle concreto acerca de la historia para que seáis vosotros los que disfrutéis las sorpresas por cuenta propia, pero me veo obligado a avisar de que, llegado cierto punto, la historia humana se deforma por completo y pierde este rostro reconocible para convertirse en un auténtico monstruo. El temor de nuestros personajes y la supervivencia in extremis dejan paso a una vorágine de violencia desmedida y venganza en la que unos niños deciden asaltar a todo un ejército.
Y, siguiendo este río de sangre, llega la jugabilidad, otro de los puntos en los que A Plague Tale: Innocence se atropella en su recta final. La combinación de mecánicas bien medidas se esfuma para darle protagonismo a la acción que, hasta el momento, había sido anecdótica. Los escenarios se llenan de objetos con los que acribillar a soldados e, incluso, se llegan a presentar peleas contra algunos jefes. Todo ello, recordamos, con unos controles que no están a la altura de lo que se nos pide y hacen que esta última parte de la experiencia sea realmente frustrante.
El videojuego pierde, en ese momento, la cabeza por completo, y abandona esa senda inicial en la que parecía tan disciplinado para correr de forma atropellada hacia la salida fácil, hacia la grandeza en una narrativa que deja de ser cercana y humana y hacia la violencia en una jugabilidad que pierde de vista por completo sus puntos fuertes y débiles.
Un bello apocalipsis
Desde el punto de vista técnico, ya hemos comentado que A Plague Tale: Innocence está lejos de superproducciones AAA y cae más cerca del panorama independiente. Esto se nota no solo en algunas de las mecánicas sino, también, en ciertas animaciones, expresiones faciales y modelados. Sin embargo, Asobo Studio ha hecho un trabajo espectacular en materia artística con el que son capaces de suplir estas carencias de fuerza bruta.
A Plague Tale: Innocence es, visualmente, bastante espectacular. La iluminación y los efectos visuales juegan un papel importante no solo a nivel estético, sino estableciendo el tono de cada uno de los capítulos: cuando sale el sol y brillan las briznas de color verde, nos encontramos momentos de esperanza, mientras que, para presentar las partes más oscuras de la historia, nos encontramos con paletas grises, colores apagados y el resplandor del fuego como única fuente de luz.
La espectacular banda sonora juega un papel fundamental en esto, ayudando a establecer el tono y el ritmo de cada capítulo. Si las cosas van mal y tenemos que correr, tendremos una música especialmente creada para el momento, mientras que las conversaciones calmadas en las que salen a relucir los sentimientos de los personajes cuentan con melodías muy diferentes. En general, A Plague Tale: Innocenceresulta bonito y, sobre todo, muy atmosférico, consiguiendo sumergirnos en su historia, en sus entornos, en los sentimientos de sus personajes.
Una genial aventura con final amargo
A Plague Tale: Innocence es, en la mayor parte de su recorrido, un videojuego práticamente sobresaliente. Asobo Studio ha demostrado ser capaz de sobrepasar las limitaciones técnicas con un ritmo genial en lo jugable y una historia que, sin duda alguna, nos hace conectar de forma muy eficaz con sus personajes y una problemática humana y creíble. Y es, precisamente, este buen hacer lo que más duele cuando, durante los últimos capítulos, la narrativa y la jugabilidad se atropellan en un final anticlimático en el que todo se tiñe con el rojo de la sangre en una vorágine de violencia.
Tal vez haya sido falta de tiempo, de presupuesto o simplemente de inspiración, pero lo cierto es que el regusto que queda después de tragarnos A Plague Tale: Innocence es mucho más amargo de lo que debería, teniendo en cuenta lo dulces que son la mayor parte de sus sorbos.
A Plague Tale: Innocence es, en la mayor parte de su recorrido, un videojuego práticamente sobresaliente. Asobo Studio ha demostrado ser capaz de sobrepasar las limitaciones técnicas con un ritmo genial en lo jugable y una historia que, sin duda alguna, nos hace conectar de forma muy eficaz con sus personajes y una problemática humana y creíble. Y es, precisamente, este buen hacer lo que más duele cuando, durante los últimos capítulos, la narrativa y la jugabilidad se atropellan en un final anticlimático en el que todo se tiñe con el rojo de la sangre en una vorágine de violencia.
Videojuerguista, lector y cinéfilo desde que tengo uso de razón. Hablo de videojuegos, cine, series o lo que me dejen. Incondicional del RPG clásico, lo indie y el wéstern. Me gustan los números y puedes encontrarme con una raqueta en la mano.