Normalmente, los videojuegos nos han acostumbrado a la clara dicotomía entre buenos y malos. Los shooters, por mencionar la disimilitud más grande en términos culturales, suelen situar a los estadounidenses como los héroes y a cualquier compendio de naciones como los antagonistas, al igual que, expandiendo el rango de géneros, los humanos son colocados por encima de los alienígenas como aquéllos quienes se encuentran del lado correcto de la historia. Sin embargo, Team Junkfish, el equipo detrás de Monstrum, se une al grupo de estudios que pretenden romper el paradigma mediante Attack of the Earthlings; un RTS que, si bien no redefinirá el género al que pertenece, sí ofrece una agradable y entretenida aventura.
En esta epopeya, encarnamos a una raza conocida como los Swarmers, una casta de extraterrestres furiosos y hambrientos que viven en un mundo lejano. Los humanos, fieles a su inherencia imperialista y hegemónica, aterrizan en su hogar de la mano de Galactoil, una corporación que ansía extraer toda la energía y recursos que allí se encuentran y que responden al mando del Comandante Pecker, un excéntrico y memorable tirano. Así, pues, una vez arribados al desconocido lugar, pronto descubrirán la presencia de la feroz especie, quienes han de encargarse que su ecosistema sea destruido con nuestra ayuda.
Así, pues, cabe destacar que el mayor atractivo de esta travesía se encuentra en el humor que la misma posee. De manera efectiva y en la medida perfecta, la desarrolladora ha dotado a su título de una condición jocosa que hace que cada misión se vuelva mucho más amena, especialmente porque no sólo lo hace de manera generalizada sino que, asimismo, incluye diversos momentos específicos que logran esbozar con facilidad una sonrisa en el jugador. Simultáneamente, el guion per se ostenta su respectiva afabilidad y, como motor de la jugabilidad, funciona adecuadamente, detalles que se aúnan a la mencionada singularidad de su planteamiento para hacer de esta obra, en términos contextuales, un loable producto, incluso a pesar de que el tempo con el que los sucesos son introducidos, al igual que las propias misiones, es sumamente mejorable.
Partiendo de la fórmula X-COM, en donde manejamos una cantidad exigua de unidades en un mapa que, paulatinamente, se va descubriendo en un formato de movimiento por casillas a lo largo de diversos turnos, Attack of the Earthlings presenta una estructura jugable que, ante todo, se centra en la conformación de tácticas para consumar nuestros objetivos, las cuales, además, enmarcan una faceta no muy común en el género, como lo es la discreción, a la par de la imperiosa necesidad de, dinámicamente, adaptarnos a cada respuesta que la IA realiza a nuestros accionares.
De tal manera, el germen de las mecánicas comienza en la Matriarca, una unidad que funge como principal bastión de nuestra armada y que, de igual forma, representa nuestra condición de derrota en caso de fallecer. A través de ella, quien asimismo es una ágil asesina, podremos desenvolver un limitado rango de acciones sobre los que se basarán los enfrentamientos: atacar, invocar crías –las cuales podremos manejar individualmente y mejorar en otras bestias-, consumir cadáveres, hipnotizar enemigos, entre otras habilidades que, a medida que avanzamos en la historia y mejoramos nuestro arsenal, iremos desbloqueando.
A tal respecto, hemos de destacar que, tras finalizar cada misión -de entre las siete que se compone la campaña; un número que, ciertamente, hace de su duración un detalle bastante mejorable- obtendremos una específica cifra de Mutágeno que varía según nuestro desempeño; a través de dicha sustancia, podremos mejorar las capacidades con las que cuenta nuestra Matriarca, implicando así tanto ciertas actualizaciones pasivas como nuevas potestades, resaltando entonces la posibilidad de convertir las crías en unidades más poderosas y variadas que cambian su funcionamiento en pos de nuestra elección, permitiéndonos así optar por tanques con mucha vida o asesinos que causan estragos a distancia.
Por otra parte, y explayando la razón detrás del título que precede esta sección del escrito, uno de los puntos focales del juego es la vulnerabilidad que adolecen nuestras unidades tanto en número como en facultades. A diferencia de otras producciones, aquí comenzamos tan sólo con la Matriarca y, a través de ella, mientras consumimos cuerpos fenecidos y acumulamos Biomasa, comenzamos a erigir nuestro ejército con el paso de los minutos; gracias a ésto, y a que tanto la Nodriza como sus proles son débiles, es imperioso considerar los patrones de movimiento de los enemigos para hacer un uso adecuado del entorno –escabullirse en los conductos de ventilación, situarse en las esquinas y colocar trampas, esperar detrás de coberturas…-, realidad que agrega positivamente a esa agradable obligación de pensar con antelación qué vamos a hacer.
En términos diferentes, otra de las basas sobre las que se cimienta la propuesta de Team Junkfish es la intuitividad con la que podemos desarrollarnos en sus postulados. Pese a que, ciertamente, cuenta con una notoria curva de dificultad, el cómo el título está compuesto desde un punto de vista lúdico es fácil de comprender y de adaptarse, motivo por el cual se vuelve accesible a cualquier usuario aunque no sea acérrimo a la índole estratégica. Además, la no tan amplia variedad de unidades y de enemigos -característica que, éso sí, tiene connotaciones negativas para el acabado final de la obra- hacen que sea todavía más sencillo adecuarse a lo que propone el estudio, siempre y cuando pueda tolerarse la desafortunada lentitud con la que cada objetivo es llevado a cabo.
En síntesis, Attack of the Earthlings no llega a la industria para revolucionarla pero, sin lugar a dudas, supone una adquisición sumamente grata para cualquier clase de usuario. Más allá de ser imperfecto, pues sus falencias pueden obviarse en pos de sus virtudes, el título del no tan experimentado estudio muestra la calidad que yace detrás de sus mentalidades, y es que el nivel con el que han liberado esta producción es digno de ser reconocido.
Aun así, no queda eximido de padecer de diversas e ineludibles manchas que merman considerablemente su global. Es lento mecánica y argumentalmente, las opciones lúdicas son limitadas y el componente de rejugabilidad, al igual que su duración, rozan lo inexistente; no obstante, su humor, su frescura, su diseño artístico y, en general, su representación como conjunto hacen de él, al final del día, un juego que deja gratas reminiscencias.