Mientras estaba jugando a La LEGO la película 2: El Videojuego, era incapaz de no echar la vista atrás y pensar que, dado el historial que los videojuegos tuvieron alrededor de los años 2000 a la hora de generar adaptaciones de dudosa calidad basadas en franquicias de otros artes, si me hubieran dicho que una de las sagas más comercialmente exitosas de los siguientes años sería una que encuentra sus raíces en una marca de juguetes tan popular como LEGO, me hubiera echado a reír nerviosamente de pura incredulidad.
Es más, si me hubiesen dicho que la cosa no se quedaría ahí sino que, a raíz del éxito de estos videojuegos, se harían películas originales de las cuales lanzarían a su vez sus propios videojuegos, hubiera tomado por loca a la persona que tuviera delante. Pero aquí estamos, con algo que empezó como un experimento de esos que dan con la tecla en el primer intento, logrando una solidez envidiable en su fórmula durante muchos años. Hasta que el destino nos ha plantado en la cara una nueva realidad inmediata: una entrega más de la aclamada franquicia basada en los juguetes de construcción que, en esta ocasión, encuentra su mayor virtud y a la vez su mayor defecto en sacrificar un alto porcentaje de las bases que había asentado la saga, haciéndolas más simples y asequibles.
Unos de los puntos más fuertes de la saga de videojuegos de LEGO eran, paradójicamente, externos a los propios títulos: la exitosa obra de cine o conjunto de novelas gráficas que intentan adaptar. Y es que gran parte del carisma de la serie viene dado por una mezcla entre representar fielmente las películas o el universo que homenajean y un añadido de pequeños toques de humor blanco que encajan con soltura en la fórmula y no hacen otra cosa que dotar a los juegos de una identidad propia. Un carisma que desbordaba al jugador en el momento en el que desenfundaba su sable láser para hacer frente al mítico Darth Maul o cuando buscaba un tesoro en una isla desierta encarnando al mismísimo Jack Sparrow.
Sin embargo, al tratarse de un título basado en una historia original de LEGO, ese carisma se diluye hasta el punto en el que el argumento pierde toda la fuerza con la que contaban el resto de títulos de la saga. Y no es que diga que la trama era una parte crucial de la franquicia, pero resulta lógico pensar que, al valerse de otras propiedades intelectuales, conseguían saltar el obstáculo de crear una historia con bastante soltura. Un desafío que en La LEGO Película 2: El Videojuego se ha hecho más cuesta arriba.
Por contextualizar un poco, esta entrega nos colocará ante el rescate de nuestros compañeros, los cuales han sido secuestrados por unos invasores alienígenas. Algo que dará pie a tener una base argumental que de coherencia al hecho de tener que salir por la galaxia a visitar diferentes planetas (los cuales serán los distintos niveles). Sin embargo, el argumento queda relegado a un segundo plano por su simpleza, de tal manera que no logra captar la atención hasta el giro final, el cual obviamente no destriparemos aquí.
En La LEGO Película 2: El Videojuego para poder avanzar de un nivel a otro, deberemos conseguir un número concreto de unos bloques morados especiales conocidos como piezas maestras, los cuales se consiguen gracias a la realización de misiones principales, tareas secundarias y a la propia exploración de los planetas. Y es que, precisamente, una de las mayores novedades (aunque ya ha habido otros títulos de la saga que han experimentado con este elemento) es que el diseño de niveles consistirá en amplios escenarios bastante abiertos que podremos recorrer a nuestro antojo.
Una de las estrategias que TT Games utiliza para fomentar que el jugador inspeccione de cabo a rabo estos niveles consiste en el esparcimiento de esas piezas moradas de las que hablábamos antes por todo el mapeado. Una mecánica que podría haber generado una mayor cantidad de interés en el jugador si lo fuese recompensado con esa sensación de descubrimiento que caracteriza a otros títulos del género. No obstante, esta interacción con la obra pierde algo de gracia en el momento en el que los bloques maestros muestran su localización claramente en el minimapa.
En cuanto a la arquitectura de los niveles, una de las sensaciones que me asaltó mientras jugaba a La LEGO Película 2: El Videojuego consistía en la templada intuición de que aquellos parajes habían sido fruto del reciclaje de algunas de las posibilidades de creación que ofrecía Lego Worlds, aquel título cuya mecánica básica era crear escenarios con estética LEGO y compartirlos con otros jugadores. Quizás, el hecho de que los escenarios de este compartan varias similitudes con el título mencionado sea mera coincidencia, pero, por el contrario, puede que realmente hayan utilizado el mismo motor en ambos juegos. Algo que no supondría un problema de no ser porque los niveles de esta entrega realmente son más amplios, pero también poseen un menor nivel de detalle que otros títulos de la saga.
Aun así, habrá otras formas de obtener estos bloques maestros basadas en la realización de tareas secundarias para otros personajes. Estos se encontrarán rondando por el escenario y serán los encargados de asignarnos misiones que ocurran de forma paralela a la historia principal. Unos objetivos cuyo atractivo tiene la mecha algo corta dado que la variedad de las mismas resulta escasa. Así, los problemas a resolver para estos avatares seguirá una secuencia en la que la naturaleza de estos encargos se repite demasiadas veces: hacer una carrera, encontrar un objeto o acabar con un número de enemigos (aunque hay alguna más). Una variedad que se encuentra encorsetada por la inexistencia de retos secundarios que rompan con esta repetición.
La simplificación de los anteriores apartados se extiende también a las mecánicas del título, las cuales emplearemos para atravesar los escenarios y resolver los puzles que se nos porponen en la historia principal. Y es que, para la primera tarea, los títulos de LEGO presentan un sistema de plataformeo simple pero efectivo donde no se busca castigar al jugador por un error sino que logre avanzar de forma fluida. Algo que en La LEGO Película 2: El Videojuego se ha visto reducido es el hecho de que superar estas secciones de saltos se lleva a cabo mediante una suerte de quick time events en el que deberemos estar atentos a un solo botón (aquel que esté asignado a la acción de saltar según la versión a la que juguemos). Esto provoca que la implicación que demanda el juego por nuestra parte sea mínima, lo que le resta fuerza e impacto a estas secciones.
El otro elemento definitorio de los títulos de la franquicia serían los puzles. Y, específicamente, aquí es donde esta entrega brilla con más fuerza. Así, conforme vayamos avanzando por los niveles y realizando misiones, se nos darán objetos y gadgets con los que afrontar diferentes tipos de problemas, desde un gancho con el que tirar de plataformas para derrumbarlas hasta unos planos de construcción que nos permiten crear artefactos de todo tipo: generadores eléctricos, bocas de riego para apagar fuegos, plataformas de salto, entre otras muchas más. Y, aunque esta mecánica sea el elemento que sostiene el atractivo principal del juego, se queda, de nuevo, a mitad de camino.
Ante cada puzle, habrá una plataforma donde podremos construir el utensilio en cuestión a base de utilizar bloques de colores que obtendremos rompiendo otros objetos del escenario. Sin embargo, lejos de querer dejarnos con esa incertidumbre previa a resolver el acertijo, el juego nos da la solución de forma prácticamente directa ya que dicha plataforma estará marcada con el color principal de la herramienta que debemos usar. Por ello, en lugar de estar resolviendo un rompecabeza o buscando una solución, lo que hacemos es simplemente interactuar con el gadget que toca, algo que resta emoción al desafío aunque al mismo tiempo lo haga más accesible para todo el mundo.
Teniendo esto en cuenta, si tratásemos de concretar en qué puntos estas mecánicas destacan de manera más clara, sería en dos bastante específicos: el enfrentamiento contra jefes finales y la construcción libre de nuestro propio asentamiento. Y es que las primeras situaciones obligan a pensar rápidamente en qué objeto utilizar para aprovecharnos de la debilidad de nuestro enemigo, lo que hace que el uso de estos gadgets sea más estimulante.
En cuanto a la construcción, La LEGO Película 2: El Videojuego posee un sistema de creación que va más allá de los objetos mencionados antes. Aquí estaríamos hablando de construcciones que van desde edificaciones completas como castillos o estaciones de tren a vehículos como un autobús o una moto espacial. Y es que el segundo nivel del juego, aquel al que llegamos inmediatamente después de completar el primer planeta que hace el papel de tutorial, estaría orientado hacia la actividad de construcción de nuestro propio hogar. Es aquí donde el progreso del título (que se mide por los objetos, trajes, piezas y vehículos que vamos consiguiendo) se hace palpable. Poco a poco podrás hacer crecer el pueblo que has instalado en esta especie de patio de juegos personal.
Finalmente, y para mi sorpresa, el sabor de boca agridulce que podría haber dejado en mí esta simplificación de la experiencia de los juegos de LEGO (a la que se le añaden algunos pequeños fallos como un control de la cámara que no responde todo lo bien que debería en situaciones muy concretas), se difuminó bastante ya que es honesto con lo que transmite: es una experiencia pensada para todos los públicos, quizás concretamente para los más pequeños de la casa. Y, teniendo esto en mente y recordándolo de vez en cuando, llegué al punto de poder disfrutarlo como lo que es, logrando gozar de muchos de los momentos que ofrece. Desde perder varios minutos decidiendo si colocar el castillo que había conseguido en otro planeta en lo alto de la colina o en medio del lago hasta dar satisfacción a mi manía completista recogiendo cómodamente cada coleccionable esparcido por el nivel.
La LEGO Película 2: El Videojuego confabuló contra mí hasta el punto en el que me generó de forma puntual la necesidad de ojear juguetes de LEGO para ver si había alguno que me llamara la atención y recordar tiempos pasados. Una necesidad vacía dado que soy bastante consciente de mi nula inteligencia espacial y visual y de mi poca paciencia con este tipo de juguetes pero, al fin y al cabo, es elogiable que el videojuego haya logrado movilizarme de alguna manera. Porque (a pesar de todo) me he divertido jugándolo y, al final del día... ¿No es eso lo más importante?