El último capítulo de "One Piece" ha conseguido por fin reunir a los nueve vainas rojas, los samuráis que defenderán a Oden hasta el fin de sus días y a los que nunca se había visto juntos hasta ahora. En un episodio que ha vuelto a realizar un salto temporal de tres años, Eiichiro Oda ha querido mostrar a estos personajes preparándose bajo la tutela de Yasuie, para convertirse en hombres honorables que no avergüencen el apellido Kozuki.
Pero si hay un suceso que ha marcado este capítulo, ese fue sin duda la aparición de Barbablanca. Su llegada era prácticamente un hecho, pues se sabía que el antiguo Shogun había navegado bajo su bandera, pero nadie se podía imaginar lo que este se atrevería a hacer al verle. En un alarde de poder, el espadachín decidió atacar a Newgate para probar su fuerza, dejando un choque de espadas en el que se pueden vislumbrar los rayos negros característicos de aquellos que poseen el Haki del conquistador.
¿Cómo es posible que un Yonkou como Barbablanca se sintiese intimidado por el poder del padre de Momonosuke? Este flashback ya había mostrado la fuerza del personaje en varias ocasiones, pero conseguir enfrentar a una leyenda de la piratería en su juventud y salir vivo de esa lucha, es algo de lo que muy pocos podrían alardear. Esta semana se verá por fin el desenlace del enfrentamiento, que presumiblemente mostrará al espadachín cumpliendo su sueño de unirse a una tripulación con la que poder navegar por los mares.
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