El objetivo pasaba por extraer el ADN de la franquicia para insertarlo en una fórmula nueva. A "Fast & Furious" le había ido bien durante los últimos años apegándose a ese descenso a la locura. Escapando del perfume de las primeras entregas, para acercarse a un pastiche de explosiones y peleas capaz de llevar al género a la mínima expresión. Pero Universalnecesitaba encontrar una vía de escape para todo el potencial que se había acumulado en su reparto. VinDiesel y MichelleRodríguez seguían funcionando, pero JasonStatham y DwayneJohnson funcionaban todavía mejor, y abrían apetito a experimentaciones desde el éxito de la última película.
Nacía "Hobbs & Shaw", y lo hacía con unos ingredientes que apuntaban a jolgorio en las arcas del estudio. DavidLetich, responsable de películas como "Deadpool 2" o "Atómica", se ponía al frente de un proyecto que nacía con las pretensiones de llevar la saga un paso más allá; no solo a nivel cuantitativo -como ya venía acostumbrando la marca-, sino también a nivel cualitativo. Introduciendo un factor de comedia exacerbado que buscara distanciar al metraje del drama adherido a personajes con largos recorridos, para acercarlo al absurdo del que beben los grandes blockbusters veraniegos.
Para entender lo que propone el primer spin-off de este universo hay que quitarse de encima cualquier tipo de pretensión narrativa. La franquicia siempre había funcionado en ese espacio de incredulidad y estupidez para todos los públicos, y no había necesidad de reconfigurarla. De hecho, en esta ocasión el estudio se toma menos en serio a sí mismo -sí, era posible-, para jugar con personajes que, sin estar del todo desarrollados, abrían las puertas a crear un relato increíblemente entretenido sustentado únicamente en la factura técnica. Sin depender del legado de las ocho cintas anteriores. ¿Funciona? Funciona.
ChrisMorgan cocina una vez más un guion ligero, directo y funcional. Esa es la base desde la que opera la locura visual del metraje. Ni hay justificaciones de peso para la unión de dos personajes tan antagónicos como son DeckardShaw y LukeHobbs, ni se intenta descifrar la fantasía inherente al personaje de IdrisElba, ni se intenta ramificar la simpleza de la premisa inicial. El escritor ya explicaba hace unos días en una entrevista cuál era el secreto de la franquicia: sorprender, sorprender y sorprender, sin perder de vista la suspensión de la incredulidad. A esa receta se el añade la química de una sorprendente pareja, y se obtiene como resultado la imperfecta pero hilarante "Hobbs & Shaw".
Podríamos hablar de la espectacularidad de las escenas, de cómo el director gestiona el ritmo sin desfallecer en ningún momento, o del ingenioso montaje que potencia la efectividad de todo lo previo. Pero eso no es nuevo en la franquicia, y aquí no sorprende. Por lo que sí puede ganarse el apelativo de spin-off esta cinta es por el derroche de carisma proveniente de los dos protagonistas. Sí, Johnson y Statham parecen dos estrellas echas la una para la otra, con orígenes compartidos -salvando las distancias- e historiales comunes. Pero el nivel de compromiso y compenetración que alcanzan bajo las órdenes de Leitch supera cualquier tipo de expectativa.
En los momentos de más acción y también en las paradas narrativas. Intercambiándose insultos, y arrimando el hombro para afrontar peligros. El dúo funciona tan bien a lo largo de todo el metraje, que poco importa la plana interpretación de VanessaKirby o la escasa definición que recibe la masilla de enemigos a las órdenes de Brixton. "Hobbs & Shaw" funciona porque le da continuidad a una fórmula de éxito, pero golpea especialmente gracias a sus estrellas. Dos actores, que, sin salirse de sus registros habituales, logran incluso salvar el pastiche melodramático de clichés impuesto desde el estudio.
Porque si hay algo que no se echa de menos aquí son los tropos. Las frases manidas, el amor de turno metido con calzador, y las miradas de ese heroísmo cada vez menos presente en Hollywood. Morgan no tiene reparo en recurrir a toda la casposidad necesaria para articular esa montaña rusa de emociones infinita; ignorando la construcción de un villano carismático, o la riqueza que puede generar alejarse ligeramente del maniqueísmo más burdo. Y da igual. Daba igual en las anteriores entregas de "Fast & Furious", y vuelve a quedar en un segundo plano con este spin-off; una película que no necesita ser perfecta para en terminar siéndolo.
¿Y ahora qué? "Hobbs & Shaw" pone encima de la mesa varias semillas con potencial suficiente como para ramificar la saga. El tono jocoso y cómico del guion abre las puertas a una continuación tanto cinematográfica como televisiva, y la organización misteriosa desde la que opera Brixton permite instaurar las bases de una saga paralela. El siguiente paso de Universalrecalará de nuevo en la línea principal de películas, pero una franquicia tan hambrienta como esta no se conformará solo con caminar hacia adelante. Y menos mal.
David Leitch factura una entrega increíblemente divertida que se sustenta en la fórmula de siempre sin renunciar a la experimentación. El resultado es una locura de explosiones y adrenalina que encuentra en la pareja formada por Dwayne Johnson y Jason Statham un aliciente cómico muy interesante para seguir expandiendo la franquicia.
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