Vivimos momentos duros, no cabe duda. En marzo, la vida se puso en pausa y nos obligó a algo muy difícil, a vivir con lo mínimo, con nosotros mismos. Y con tal panorama, no nos quedó otra que conocernos, encontrarnos y disfrutar con esas pequeñas cosas que tantas veces pasan desapercibidas. Esto es buscar lo positivo dentro de lo terrible de este año, pero me gusta ser optimista. Y, casualidades del destino, es lo mismo a lo que apunta “Soul”, la nueva película de Pixar que se estrena el 25 de diciembre en Disney Plus.
La película sigue la vida de Joe Gardner, profesor de música a tiempo parcial y apasionado del jazz. Un día, Joe tendrá la oportunidad con la que siempre soñó, tocar en la banda de la prestigiosa saxofonista Dorothea Williams. Tras pasar la prueba, Joe solo ve el futuro con alegría. Sin embargo, un bache se interpondrá en su camino. O, mejor dicho, una alcantarilla.
Joe sufre un accidente que le pone en coma y lleva a su alma al Más Atrás, un mundo etéreo que sirve a la vez de punto final a las almas que vienen de la Tierra, y como principio para las almas nuevas que están a punto de nacer. Joe conseguirá escapar de ese sendero sin retorno a la muerte y llegará al Seminario You, lugar donde esas nuevas almas son educadas y encuentran su personalidad y sus pasiones. Allí, mientras busca desesperadamente una forma de volver al mundo de los vivos, conocerá a 22, una joven alma que bajo ningún concepto quiere bajar a la Tierra y empezar a vivir, pues le resulta muy aburrido.
Lo más adulto de Pixar
“Soul” sigue la tónica que su director, Pete Docter, llevaba en sus trabajos anteriores. El oscarizado cineasta, responsable de “Monstruos S.A.”, “Up” y “Del Revés”, mantiene la senda de esta última para profundizar en la naturaleza del ser humano. Pero, a su vez, se aleja por completo de ella. Y es que, si en “Del Revés” se analizaban nuestras emociones más internas, en “Soul” lo que se plasma es la forma en que nos condiciona el contexto en el que vivimos. Es decir, cómo lo externo es capaz de construirnos. Este concepto es mucho más adulto y complejo, tono con el que juega toda la película.
Porque, si bien es cierto que no se pierde la firma de Pixar de buscar la emoción más pura del espectador, “Soul” es mucho más reflexiva que cualquiera de las otras cintas del estudio (quizá junto a “WALL-E”). Todo está supeditado a mostrar cómo somos, cómo disfrutamos de lo que nos gusta y cuál es el sentido de nuestras vidas. Con ello, evidentemente, Docter se asegura a ese público que ha crecido con Pixar y que ya no es tan niño. Un trayecto que inició él mismo con “Up” y que ha marcado el devenir de muchas de las películas de la compañía desde entonces. Eso sí, esto no quiere decir que los más pequeños no vayan a disfrutarla. “Soul” es un festival de ritmo y humor, de figuras y colores y, sobre todo, cuenta una historia de lo más divertida y enternecedora. Perfecta para disfrutarla en familia.
Personajes cautivadores
Por encima de todo, "Soul" es una película que se basa en sus personajes. Todo el tema del Más Atrás y la experiencia de una vida plena es muy original y está bien expuesto. Pero lo que mejor funciona es la idiosincrasia que le han otorgado a los dos protagonistas, Joe y 22. Es muy difícil no verse reflejado en varios de los comportamientos o en la forma de pensar de uno y otro, en sus convicciones y contradicciones. Ambos son tremendamente humanos.
Quizá ninguno de ellos vaya a pasar a la historia de los personajes más icónicos de Pixar(aunque 22 podría tener algo que decir). Pero no les hace falta. Su química y su personalidad son tan auténticas que empatizar con ellos se convierte en una obligación para todo el que vea la película. Y en esto sí que hay muy pocos personajes tan logrados como ellos.
Pixar, sello técnico de calidad
A estas alturas es algo obvio, pero no por ello deja de ser llamativo. El estándar que ha logrado Pixar a lo largo de los años es inigualable para ninguna otra compañía de animación. La franquicia de Disney se ha convertido en el referente absoluto no solo por la potencia de sus historias, sino por el acompañamiento visual de estas. Incluso “Onward”, estrenada este año sin pena ni gloria, consigue ser un filme más que decente gracias a esto.
En ese aspecto, “Soul” puede incluso pasar desapercibida si lo que se tiene en mente son los filmes de Pixar. Todos recordamos esos planos de “Toy Story 4” en los que se apreciaba cada hilo de las costuras de Woody o el desgaste del plástico de Buzz. Sin embargo, la película está a años luz de cualquier otra cinta animada que haya podido estrenarse este año. Los paisajes, las escenografías, el diseño de los personajes... cada plano es una pequeña obra de arte en sí misma. Además, en “Soul” existe un contraste muy grande entre la animación de la Tierra y del Más Atrás, donde se juga con formas figurativas, cubistas y abstractas. Un juego de estilos muy arriesgado que resulta orgánico gracias a su exhaustivo nivel de detalle y a la buena conjugación que tiene esto con la narrativa.
Armonía audiovisual
Por si fuera poco, a "Soul" hay que sumarle el exquisito trabajo musical que han creado los compositores Jon Batiste, Trent Reznor y Atticus Ross. La banda sonora de la película tiene dos peculiaridades que la convierten en un elemento capital sobre el que se asienta la película. La primera es que adapta ese mencionado contraste entre mundos. En la Tierra todo es jazz, todo está muy definido. En el Más Atrás, por contra, todo es etéreo y sensorial. Y esta alternancia funciona como un reloj suizo en los oídos del espectador.
La segunda peculiaridad es la forma en la que se construye a los personajes. Cada uno tiene un estilo propio pero, dependiendo de su estado de ánimo o de lo que tengan en la cabeza, los sonidos que los acompañan son muy diferentes. Por ejemplo, cuando Joe camina feliz por Nueva York se escucha un piano con notas agudas y rápidos compases, mientras que cuando está deprimido ese mismo piano sigue un ritmo más lento y grave. Ambas características complementan a las imágenes y a la propia historia del filme. En definitiva, "Soul"demuestra que el trabajo musical que hay detrás de ella es más importante y novedoso que nunca en una película de Pixar. Muy a tener en cuenta de cara a la temporada de premios.
Black Lives Matter
Tampoco es desdeñable la adaptación a los tiempos que se ha llevado a cabo desde la productora. Hasta ahora en Pixar teníamos películas protagonizadas por humanos, por coches, por peces, por monstruos, por robots, por dinosaurios... Sin embargo, en la primera de estas categorías los protagonistas nunca habían sido de raza negra. Con "Soul", el estudio hace finalmente justicia y presenta la cultura afroamericana de la forma más precisa posible. Cada esquina del barrio de Queens en el que vive Joe cuenta con algún guiño o easter egg al respecto: el conocido -y ahora inexistente- club de jazz Half Note, la peluquería, la sastrería, el nombre de determinados personajes (influencia de grandes músicos de jazz como Ray Charles)...
Y claro, precisamente este año, cuando el movimiento Black Lives Matter ha adquirido mas potencia que nunca, la cinta se ajusta como anillo al dedo a la actualidad. Pura casualidad, ya que el proyecto llevaba desarrollándose varios años. Pero no deja de ser un punto de vista llamativo y muy acertado. Y, sobre todo, necesario después de tantas películas. Era un movimiento que se antojaba cada vez más urgente y han sabido estar a la altura y con nota.
Conclusión
"Soul" quizá no sea la mejor historia de Pixar (lo normal por otro lado), pero desde luego está entre las mejores. Y, por encima de eso, es una grandísima película por sí misma. Un adulto y reflexivo canto a la vida, a eso que nos hace humanos y nos completa. Es una cinta muy entretenida, tremendamente profunda y comprometida, con un mensaje bellísimo y con una armonía visual y auditiva deslumbrantes. Alegrará las navidades a cualquiera que la vea, y más aún en un año fatídico como este. Imperdible.
"Soul" quizá no sea la mejor historia de Pixar (lo normal por otro lado), pero desde luego está entre las mejores. Y, por encima de eso, es una grandísima película por sí misma. Un adulto y reflexivo canto a la vida, a eso que nos hace humanos y nos completa. Es una cinta muy entretenida, tremendamente profunda y comprometida, con un mensaje bellísimo y con una armonía visual y auditiva deslumbrantes. Alegrará las navidades a cualquiera que la vea, y más aún en un año fatídico como este. Imperdible.