Si bien hay excepciones, muchos directores siguen empeñándose en hacer comedias en Españas que parecen extraídas de un cajón. Guiones propios de hace 20 o 30 años que han dejado de hacer gracia en pleno año 2024, pero que por una razón u otra vienen acompañados de buenas campañas de publicidad y unos intérpretes que se repiten más que un diente de ajo.
'Superagente Makey' es uno de estos casos, el de una comedia 'policiaca' protagonizada por un cansino Leo Harlem en la que está acompañado por Jordi Sánchez y Silvia Abril, dando forma a un trío de personajes que en estos momentos arrasa en Netflix, superando a grandes superproducciones como Atlas y quedándose muy cerca de Los colores del mal: Rojo. ¿Es tan mala como la pinto? ¿O puede salvarse?
José Miguel, más conocido como Makey, es un policía campechano que ama su trabajo en Carabanchel. Tiene un enorme sentido de la responsabilidad y un honor desmesurado. Pero su vida da un giro de 180 grados cuando, después de provocar un pequeño gran desastre, es destinado a la Costa del Sol como agente de movilidad con el único objetivo de poner multas. Allí, Makey se reencontrará con su hija, con la que hace años que no se habla, y se verá envuelto, sin comerlo ni beberlo, en una peligrosa trama de narcotráfico internacional. Makey está a punto de convertirse en el protagonista de las películas de acción con las que siempre ha soñado.
Lo que parece extraído de un capítulo cualquiera de Los hombres de Paco, se acerca más a Manos a la obra que a la deliciosa comedia policíaca protagonizada por Paco Tous. Un guion tan ligero como imperfecto, en el que todo lo que sucede se ve venir de lejos, existiendo una marcada ausencia de cualquier complejidad que pueda poner en aprietos al desarrollo narrativo. Podemos estar de acuerdo en que las comedias de acción apuestan por historias simples y fáciles de digerir, pero Superagente Makey nos toma por tontos y recurre constantemente al humor más chabacano para intentar sacarnos una sonrisa forzada.
No todo es malo, ya que el diseño de producción es bueno, y los intérpretes, pese a ser los mismos de siempre, están bien en sus papeles (Leo Harlem tan cansino como siempre, Jordi Sánchez un tanto histriónico y Silvia Abril haciendo una vez más de Silvia Abril). El problema es que los diálogos que deben pronunciar son tan malos, que todo el trabajo realizado desde dirección de actores queda desperdiciado.
Es posible que pases un buen rato viendo 'Superagente Makey' en Netflix, pero compadezco a los casi 325.000 espectadores que vieron la película en cines allá por el año 2020 (vía Taquilla España). Por momentos insufrible, 'Superagente Makey' es la enésima comedia con tufo a rancio que tengo que ver desde que nací.
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