A pesar de los 6 Oscar ganados, y las 4 nominaciones atribuidas el pasado 2015, la cuarta entrega de la saga post-apocalíptica no se libra de la polémica. "Mad Max: furia en la carretera" resultó ser una de las sorpresas más agradables de su año, y con 492 millones de dólares recaudados en todo el mundo, recolocó a George Miller como cineasta emblemático que es. La película recuperó la popularidad de la franquicia iniciada en 1979, y elevó a Charlize Teron como digna sucesora de Mel Gibson. No es de extrañar que ya haya secuelas en preparación y que la cara de la sudafricana vaya a ser el centro de atención en el futuro. Sin embargo el éxito en esta ocasión también tiene un lado oscuro.
En un escándalo más proveniente de Hollywood, los trapos sucios de la meca del cine vuelven a salir a la luz. En este caso la controversia se encuentra en una cláusula del contrato firmado por la productora de George Miller y Warner Bros., que debía obligar al estudio a pagar un incentivo a Kennedy Miller Mitchell en términos 7 millones de dólares. "Mad Max: furia en la carretera" tuvo un coste total de uno 200 millones de dólares, de los cuales 150 fueron oficialmente destinados a la producción. Es esta última cifra la que ha puesto en pie de guerra al director, por suponer la anulación de la suntuosa cláusula pactada.
Según informa ahora The Sidney Mourning Herald, la productora de Miller ha llevado a Warner Bros. hasta la Corte Suprema de Nueva Gales del Sur, para imponer una demanda y reclamar el bono perdido por la no cumplimentación de las condiciones pactadas. La película terminó superando los 157 millones de dólares que se habían fijado de tope para abonar el pago a la productora, según la cual "se tomaron una serie de decisiones" ajenas que provocaron el sobrecoste final. Kennedy Miller Mitchell alega que el estudio les debe "importantes ganancias por un trabajo minucioso que abarcó más de 10 años en el desarrollo del guion y la preparación, y otros 3 años en la producción de la película".
El juez del caso sin embargo toma las cifras de manera objetiva y decreta que la productora "no está en la condiciones para recibir la bonificación". En ese sentido la parte demandante recrimina que Warner Bros. aceptó un contrato con RatPac Entertainment por el 12,5 % del beneficio total de la cinta antes de ponerse en contacto con ellos, que terminó derivando en el problemático sobrecoste. Retrasos y otras complicaciones terminaron de crear un contexto proclive a la demanda. No obstante Warner Bros. alega que se "defenderán vigorosamente" de los ataques en un liticio que promete dar muchos quebraderos de cabeza a las dos partes.
Del resultado del caso depende ahora el futuro de la saga, y el papel de Miller en ella. El director fue uno de los principales responsables del estilo transgresor de "Mad Max: furia en la carretera", y sin él, el estudio tendría que encontrar una solución antes de continuar con una franquicia que parece haber revivido de sus cenizas.
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