Si bien Un hombre de acción no ha conseguido sorprender en audiencias (poco más de 7 millones de horas visualizadas en sus primeros días), esta película de Netflix me ha conquistado gracias a su propuesta biográfica, un reparto a la altura y una ambientación brutal. No esperaba demasiado de Javier Ruiz Caldera, dado que sus últimos proyectos (Malnazidos, Superlópez o Anacleto: Agente secreto) tiraban demasiado de la parodia, pero esta especie de La Casa de Papel en tono realista funciona. ¿Quieres saber por qué?
Un hombre de acción es una película biográfica, pero no mucho. Es fácil: Javier Ruiz Caldera aprovecha el personaje de Lucio Urtubia para contarnos una historia basada en hechos reales, pero en la que se ha tomado licencias para narrar algo mucho más ambicioso. Puede que los más puristas se sientan atacados con este punto del que parte lo nuevo de Netflix, pero en ningún momento se intenta sacar el lado más surrealista de la historia: Lucio es aquí un hombre de carne y hueso, en parte gracias a la buenísima interpretación de Juan José Ballesta.
Lucio no es el típico héroe americano que puede salir de todas las situaciones victorioso: es fácil sentirnos reflejados en él porque unas veces acierta, y otras veces comete errores. Es un personaje bastante humano, por mucho que el equipo de guionistas se haya tomado licencias a la hora de dibujarlo, por lo que no te dejes engañar por el título, porque si bien Un hombre de acción tiene acción, al fin y al cabo estamos viendo una versión mucho más realista de La Casa de Papel.
Destaco de forma muy positiva la ambientación: los atracos que aquí se ven no parecen estar rodados en escenarios de cartón piedra, y se aprovecha mucho los exteriores para dotar de realismo a esta película. Se nota que Netflix ha puesto dinero, y el resultado es una muy buena cinta de robos ambientada en el siglo pasado, aprovechando la figura de Lucio Urtubia y protagonizada por Juan José Ballesta, Miki Esparbé (ahora triunfando por partida doble gracias a Smiley) y Luis Callejo.
Lucio Urtubia fue un albañil y militante anarquista español residente en París que fue bautizado por la izquierda española y francesa como una especie de Robin Hood: sus 'operaciones de recuperación de dinero' servían para recaudar fondos destinados a apoyar a quienes luchaban y lo necesitaban. Un atracador muy diferente a los que aparecen en las películas, y que en rara ocasión dejó de trabajar en la construcción.
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