Os lo conté esta semana en la crítica de Elvis, pero lo repito: este biopic dirigido por Baz Luhrmann es muy diferente al estándar norteamericano. No se centra tanto en la figura del cantante, que también, como sí en su relación con el coronel Tom Parker, quien fuese su representante hasta sus últimos días. Y en la película se observa un vínculo tóxico y puramente avaro desde el punto de vista del empresario, quien habría engañado a la estrella del rock y nunca habría tenido nacionalidad estadounidense.
Ahora bien, algunos de los pasajes narrados en la película de Elvis pueden parecer surrealistas, por lo que voy a intentar ayudar en la misión de discernir lo que es realidad, de lo que es ficción.
Andreas Cornelis Dries van Kujik, el nombre real del Tom Parker, no era un coronel de éxito que abandonó la carrera por deseo propio. Se trata de un holandés que emigró de forma ilegal a los Estados Unidos y encontró trabajo en una feria. Sí, se unió al ejército, pero poco después le echaron por ausentarse sin razón, además de ser descrito como una persona mentalmente inestable. Estos orígenes, de una forma u otra, aparecen en Elvis.
Volvió al mundo de la feria, y allí fue haciéndose un hueco fichando a personas especializadas en el circo para llenar sus espectáculos. Pero pronto descubrió que lo suyo, para ganar más dinero, era la producción musical: trabajó como representante con Gene Austin, Minnie Peark y Hank Snow, entre otros. Este último caso sí aparece en Elvis, no así los anteriores. En todo caso, sus clientes le describían como alguien astuto, inteligente, pero sobre todo, manipulador y farsante.
Si no era coronel Tom Parker, ¿por qué Elvis le llamaba así? En parte, porque el gobernador Jimmie Davis le otorgó un título honorófico de Coronel en la Milicia de Louisiana, pero solo como agradecimiento a la ayuda prestada durante su campaña electoral. No era un coronel del ejército estadounidense como iba diciendo, y de ahí su conocido mote.
Sí, lo es. Pese a haber licencias como en cualquier biopic, es cierto que primero lo intentó explotar gracias a sus particulares movimientos, y luego lo mandó dos años a Alemania para alistarse al ejército por culpa de las críticas. No gustaba en 1958 que un cantante bebiera de la música negra, y así al volver se centrarían en el cine. Y así fue: hizo películas (la mayoría bastante malas), programas de TV y discos recopilatorios. Pero Parker siempre quería más y más, quedándose con hasta el 50% de las ganancias, y exigiendo en un momento dado 8 millones de dólares más para amenazar a Elvis y que este siguiera con él. También es cierto el éxito del especial navideño de 1968, y la residencia de Las Vegas.
Y se dice que fue despedido en pleno concierto, aunque según Alanna Nash (autora de la biografía de Parker), esto fue una licencia de la película y no fue expulsado sobre las tablas. En cualquier caso, un pequeño detalle que no enturbia una obra maestra musical.
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