Hay vida superheroica más allá de la extensiva supremacía de Marvel y DC. El cine de superhéroes ya existía antes de que se generaran los universos de estas dos grandes editoriales. Por eso vamos a recordar unas cuantas películas que merecen tu atención si te gusta este tipo de género, en el que los protagonistas tienen poderes y desafían la persistente expansión de la maldad en nuestro mundo. Cinco largometrajes que recrean las mejores batallas de la lucha del bien contra el mal, con el que podrás descubrir nuevos superhéroes interesantes que no se encuentran bajo el dominio de Marvel ni DC.
Olvidémonos del remake horrible protagonizado por Sylvester Stallone, del que puedes ver la película Samaritan. Hablamos de Dredd la película del año 2012, que es capaz de respetar la idiosincrasia del personaje y ofrecer altas dosis de acción trepidante en un entorno decoroso de ciencia ficción. Juez Dredd es un cómic británico, creado por el guionista John Wagner y el dibujante Carlos Ezquerra. El protagonista es un agente de la ley, que es denominado juez, que está capacitado para ejercer de policía, jurado y verdugo. Dredd está autorizado para detener, condenar y ejecutar a los criminales en el acto. La película respeta la premisa de los cómics (por ejemplo, el protagonista nunca se quita el casco) y su trama violenta, que se desarrolla en un futuro distópico donde se sitúa la turbulenta ciudad de Mega-City Uno. La película cuenta con las suficientes virtudes para destacar en el género superheroico, con un personaje brutalmente carismático (gracias al buen trabajo de Karl Urban) y un argumento vertiginoso que te lleva directo a la acción. La tensión e intensidad que desprenden sus imágenes gracias a su refinada fotografía, nos da la oportunidad de deleitarnos con una cantidad apabullante de escenas increíbles.
La obra de culto del género pulp que trascendió el tiempo. Con una banda sonora espectacular, compuesta por Queen, que acompaña constantemente a sus imágenes delirantes. Una película repleta de efectos cutres pero que tienen la particularidad de resultar divertidos. Y es que la cinta hace de sus defectos su gran virtud, ofreciendo una parodia involuntaria de otra saga galáctica (muy, muy lejana). Flash Gordon es un personaje mítico de la ciencia ficción, en concreto del subgénero de ópera espacial, cuyo creador es el dibujante Alex Raymond. La trama nos sitúa en el planeta Mongo, que está habitado por una diversidad de razas que se encuentran bajo el dominio del tirano Ming el Despiadado. Flash es un jugador de futbol americano, que se convierte en la única esperanza para detener los planes de Ming para conquistar la Tierra. Una carrera de aventuras entretenida, en la que nos encontraremos criaturas extrañas, hombres halcón, un malvado antológico y una bella princesa, todo mezclado entre caóticas escenas de acción y sus vivaces imágenes con la tonalidad del azafrán. Un film tan erráticamente desvergonzado, que es imposible no disfrutar de él, ya que propone una constante rueda de sucesos rellenos de puro entretenimiento fiestero. Como curiosidad, en los créditos iniciales se muestran los dibujos realizados por Alex Raymond.
Un superhéroe diferente y provocador creado por el maestro Mike Mignola. La película está dirigida por Guillermo del Toro que logra la genialidad de introducirnos en la fantasía oscura que desprende la novela gráfica. La historia nos cuenta como en medio de la segunda guerra mundial, un joven profesor descubre una criatura de un agudo color rojo, cuyo brazo derecho esta modelado con piedra. Pasados los años, este demonio rojo, se convierte en un soldado arisco, mal hablado y aficionado a la cerveza, que lucha contra las fuerzas diabólicas que intentan acabar con la humanidad. Ron Perlman consigue hacer suyo el personaje, transmitiendo el carisma y la actitud hosca de su contrapartida en los cómics. Un thriller de acción descarnado y ardiente, que nos enfrenta a las llamas del infierno y a sus criaturas dantescas. Una dirección y puesta en escena que rozan el sobresaliente, que contiene una trama que subvierte la clásica lucha del bien contra el mal. Una clase magistral de cómo mostrar el horror desde el prisma del entretenimiento. Una cinta que respeta el concepto espiritual y macarra de Hellboy, y su contexto diabólicamente divertido. Tiene una segunda parte que es igual de disfrutable.
Un fenómeno televisivo que ha sabido crear su propio género heroico en el folklore popular. Un equipo de jóvenes que se metamorfosean para combatir el mal, que utilizan enormes robots llamados Zords. Su tono jovial, su diseño sencillo y sus diálogos ingenuos la han convertido en el tropo seinen más famoso de la historia (con permiso de One Piece, claro). Este remake fue una grata sorpresa, un film que buscó darle una entidad moderna y seria a su argumento. Su trama nos presenta de manera eficaz a unos jóvenes inadaptados, logrando que nos interesemos por ellos, que tras descubrir un meteorito obtienen poderes. Unos personajes bien delineados en el que hasta la cantante Becky G no desentona. Pero lo importante, es que desprende un espontáneo y genuino sentido de la aventura. Una aventura que se disfruta gracias a unos efectos visuales correctos y unas escenas que recrean con acierto la grandiosidad de las batallas de un verdadero Ranger. Con una puesta en escena que apuesta por el intimismo y la sobriedad, que se esmera en cuidar los detalles más célebres de la franquicia, como el diseño de los trajes, de los zords y del robot Alpha 5. En definitiva, una cinta que logra recrear el espíritu juguetón de la infancia a través de una película digna, madura y atemporal, que consigue ponerte la piel de gallina cuando suena en pantalla el épico “Go Go Power Rangers”.
M. Night Shyamalan logró dar una profundidad psicológica de suspense a las historias de superhéroes. Un abrumador ejercicio sensorial y fantasmagórico que redefinió las bases del bien y del mal. Con un estilo visual impecable desarrolla una trama donde se desdibujan las líneas heroicas, para crear su propia mitología alrededor de la figura del superhéroe. Para ello, se apoya en el trabajo excepcional de dos grandes actores, Bruce Willis y Samuel L. Jackson. Ambos logran darle verosimilitud al relato que no están contando, transformando los clichés del género a través de sus interpretaciones minimalistas y la atractiva corteza estética que tiene el sello de su director. Una puesta en escena que arriesga con su frialdad para oponerse al ejercicio bullicioso del clásico héroe del cómic, una narración magnética que te hipnotiza con sus imágenes sutiles y delicadas. Queda para el recuerdo de la historia del cine todo ese magnífico plano secuencia, que flota silencioso por nuestras emociones mientras se descarrila el tren.
El género de superhéroes no es exclusivo de las poderosas casas de Marvel y DC. Hay muchas películas que ofrecen su propia visión sobre este mundo y que logran hacerte disfrutar con una buena ración de heroicidad. Estas cinco películas merecen tener un hueco en tu lista de largometrajes pendientes, porque brindan una grata experiencia que busca tener su estilo propio, original y fresco. Un alucinante viaje por un mundo tan cautivador como el de los superhéroes.
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