Hubo una época en la que el cine de Roland Emmerich, eminentemente películas de catástrofes imposible, era un éxito. Exponentes como Independence Day, El día de mañana o 2012 triunfaban en cines con recaudaciones millonarias. Sin embargo, tras probar suerte fuera del género con Stonewall y Midway y regresar al cine de catástrofes, el director se topó con un obstáculo: la audiencia ha cambiado y da la espalda a propuestas como Moonfall.
El largometraje que versa sobre una posible caída de la Luna en La Tierra consiguió que los espectadores estuvieran emocionados por ir una vez más a las salas a ver una catástrofe capaz de causar la extinción, pero finalmente las expectativas se redujeron drásticamente y Moonfall solo consiguió recaudar poco más de 60 millones de dólares en todo el mundo (un tercio de su presupuesto). Menos mal que Moonfall está ahora en Prime Video y puedes disfrutarla desde casa.
La luna controla nuestras noches, nuestros días, las estaciones y las mareas oceánicas. Desde el comienzo de la humanidad, sus fases se han mantenido como un símbolo de iluminación, de conocimiento interno y de nuestra propia inmortalidad. Hasta ahora. Una fuerza misteriosa golpea a la Luna y la envía en choque directo contra la Tierra.
Con esta propuesta, es difícilmente no sentirse atraído por la premisa de Moonfall, película de catástrofes a la vieja usanza que consigue que el espectador se cuestione si lo que está viendo en pantalla, es tan surrealista como imposible. Probablemente el gran error de Moonfall fue coincidir en el tiempo con el final de la pandemia de COVID-19, una de las mayores catástrofes sanitarias que ha vivido la humanidad en el último siglo. Y lo último que muchos querían era meterse en el cine a ver cómo la Luna nos aplasta como hormigas.
Ahora bien, como película es entretenida, si bien el guion es una absurdez como la Luna de grande. Te encontrarás con diálogos pseudo-científicos de esos que le encantan a Roland Emmerich, con naves espaciales de otro mundo y con unas interpretaciones de cartón piedra. Ahora bien, todo esto es bueno si sabes qué esperar: cine de catástrofes en el que la espectacularidad lo es todo.
Su gran problema es un final que no hay por dónde cogerlo. Moonfall termina dando pie a una posible secuela que nunca existirá y con un tufo existencialista que no encaja en absoluto con el resto del largometraje. Por lo demás, tienes que ver Moonfall en Prime Video para comprobar por ti mismo cómo era ese cine que ya no se hace.
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