Todo cambio genera resistencias, y Netflix lo está viviendo en sus propias carnes. La plataforma de streaming inició el 2018 decidida a entrar definitivamente en la industria del cine, y medirse cara a cara con los grandes estudios. Su presencia el año pasado en el Festival de Cannes no dejó sin embargo a nadie indiferente, y muchas voces importantes de Hollywood se alzaron en contra de la visión que anteponía la compañía a lo que debía de ser una película. Este tira y afloja que ha durado un año, terminó desembocando hace unos días en la negativa de Reed Hastings de presentarse de nuevo al festival francés, después de que la directiva modificara la normativa para forzar a la plataforma. Pero eso parece que solo ha sido la primera batalla de la guerra.
El objetivo son las estatuillas doradas, y los medios todos los disponibles. Según revela LA Times, durante las ultimas semanas Netflix podría haber estado considerando comprar salas de cine para proyectar sus propias películas, y poder así competir en los Oscar. El plan, que finalmente habría sido descartado, pasaba no solo por hacerse con salas individuales, sino con adquirir Landmark Theatres, la cadena de cines angelina, controlada por Mark Buban y Todd Wagner. Las fuentes del medio apunta a que Reed Hastings terminó rechazando la posibilidad ante los altos precios que se barajaban en las negociaciones.
"Parece que a Netflix le gustaría conseguir algún Oscar u otros tipos de premios de la industria para sus películas", asegura Eric Handler, analista de MKM Partners que cubre las principales cadenas de cines. "Están tratando de conseguir credibilidad. Netflix despegó cuando un par de propios títulos fueron nominados para los Emmys. Eso le dio credibilidad a lo que están haciendo. Si pueden hacer eso en varios premios, podría elevar un poco la plataforma".
El año pasado la compra de "Mudbound" en el Festival de Sundance, permitió a la compañía estar de una u otra forma en los Oscar. Sin embargo si se efectúa la compra de Landmark Theatre, la ventana de exposición para sus películas se extendería a lo largo de 27 mercados como Nueva York, Denver Washington o San Francisco, llegando a 53 salas de cine y 255 pantallas. Esto supondría una declaración de guerra abierta para Cannes, y el resto de la industria después del último reporte financiero en el que aparecían reflejados más de 125 millones de suscriptores.
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