Luis Tosar es uno de los mejores actores españoles, uno de esos intérpretes que todo director quiere en su película y que está a punto de estrenar Fatum en cines. Hablar de su filmografía es extenderse durante horas y horas, pero en los últimos años, hay una película en concreto que ha brillado con luz propia: Maixabel. Ahora que Maixabel se ha estrenado en Netflix y está triunfando (es la tercera película más vista de Netflix España esta semana), es buen momento de recordar por qué es una de las grandes obras del cine español.
La historia de Maixabel está basada en hechos reales. Maixabel Lasa pierde en el año 2000 a su marido, Juan María Jaúregui, asesinado por ETA. Once años más tarde, recibe una petición inaudita: uno de los asesinos ha pedido entrevistarse con ella en la cárcel de Nanclares, prisión en la que cumple condena tras haberse desvinculado por completo de la banda terrorista. A pesar de las dudas y del dolor que aún mantiene dentro de ella, Maixabel accede a encontrarse cara a cara con las personas que acabaron a sangre fría con la vida del hombre de su vida.
Se ha hablado mucho de la conciliación que requiere el conflicto histórico entre España y el País Vasco, y Maixabel parece hecha precisamente para reconciliar. Aunque hablaré más adelante acerca del respeto con el que se trata este tema, es brutal el trabajo de todos en Maixabel: desde el guion, hasta el reparto, pasando por la dirección y las localizaciones. Hablo de una película que te hará reflexionar sobre la vida, sobre la muerte y sobre las batallas internas y externas del ser humano.
Podría destacar a todos y cada uno de los integrantes del reparto de Maixabel, pero por destacar, destaco a Luis Tosar y a Blanca Portillo. Él, por interpretar a uno de los personajes más complicados de su carrera. A un hombre consumido por el dolor y la culpa, pero también por el arrepentimiento. Y a ella, por dar vida a una mujer destruida por el terrorismo, pero fuerte y valiente. Ahora bien, en las escenas que tienen lugar dentro de prisión, se vive un apasionado duelo interpretativo del que parece imposible escapar: emoción a flor de piel con cada mirada y cada silencio de estos dos grandes de la interpretación.
Icíar Bollaín, directora de Maixabel, ha sido muy valiente por llevar a la pantalla una historia tan dura y real como esta. Es difícil trasladar algo que ha ocurrido con el respeto con el que lo hace la cineasta, guionista junto a Isa Campo. Gracias a diálogos muy bien escritos y a un dramatismo bien medido, Maixabel emociona sin exagerar, que era el único defecto que podía tener la película. Es mucho mejor ser sencillos y quedarse cortos, que buscar la lágrima fácil en el espectador. Y aquí, Maixabel también es equilibrio.
Puedes ver Maixabel en Netflix a través de este enlace. También está disponible en Movistar+ para suscriptores a algún plan de cine.
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