Una luz comenzó a brillar en el otoño de hace ya 6 años, y poco a poco se ha ido haciendo más fuerte. El JRPG demostró todavía tener un buen músculo gracias a Bravely Deafault, y empujó a Square Enix ha recuperar la esencia de lo que les hizo famosos en el pasado pero enfocado a la consola portátil de Nintendo. El estudio nipón parece haberse aficionado a las plataformas de la gran N, conocedores del interés especial del público de las islas por estos títulos. ¿El rol ha muerto? Si bien es cierto que las últimas grandes sagas han optado por opciones más enfocadas a la acción y el estilo occidental, las propuestas clásicas todavía funcionan. Octopath Traveler es el último valiente que se atreve a probar suerte con un género que parece en racha, y una consola en ascenso directo.
Como un peluche en una guardería, este juego despertó los sentimientos más puros de gran parte de los usuarios de Nintendo Switch en enero de 2017. Pocas son las opciones que tiene un jugador actual de disfrutar de un título JRPG puro, y de además recordar los gráficos del pasado. Con Octopath Traveler se dieron ambos factores, y se sumó un feedback constante del público con la propia Square. La demo lanzada el pasado año amasó grandes críticas y ayudó al estudio a no solo testar la reacción del mercado, sino también a corregir ciertos errores de rendimiento y controles. Desde entonces el título ha seguido evolucionando, y casi sin percibirlo se ha colocado en la parrilla de salida para sorprender el próximo mes de julio.
La semana pasada tuvimos la oportunidad de testar el estado del juego a pocas semanas de su lanzamiento, y ver lo que es el producto final. Fue media hora la que estuvimos con el mando en mano, y a cada minuto que pasaba quedábamos más convencidos. Si bien la demo solo fue un pequeño caramelo, el juego en su conjunto deslumbra. Estamos ante un título puramente clásico, que respeta centímetro a centímetro las normas básicas de este género; minimapa, exploración, combates aleatorios, y unos diálogos notablemente escritos. La esfera que lo envuelve todo es la de un pixel art que mezcla elementos en 2D y ciertos efectos en 3D con un resultado muy, muy personal.
Aunque Octopath Traveler no inventa nada, todo lo que hace, lo hace muy bien. En nuestra partida no pudimos ver el principio de la aventura, pero sí jugar gran parte del capítulo 2. Con el equipo en torno al nivel 27-28, nos embarcamos en una recogida de pruebas por un pueblo minero para encontrar a un personaje sospechoso que se está dedicando a secuestrar gente. Aquí es donde entra en juego las habilidades personales de cada personaje fuera de combate. Con Alfyn, podemos además de conversar de forma normal, también extraer una línea de diálogo adicional de los npcs gracias al comando "indagar". Gracias a este boticario vamos hilando información hasta terminar en la casa de una bruja.
Tras un encuentro como poco peculiar -no falta la decoración gótica y los intercambios simbólicos- conocemos que nuestro objetivo se encuentra en las cloacas de la ciudad, y para allá que vamos. En este caso la habilidad de Alfyn fue la que nos permitió avanzar, pero la historia está construida de tal forma, que cada miembro del grupo tiene su función. Con la mercader Tressa podremos acceder a objetos que no están a la venta de forma normal en la tienda, con la cazadora H'aanit podremos invocar animales en pleno combate para que nos ayude, o con Therion conseguiremos robar objetos exclusivos tanto de equipamiento como necesarios para la aventura. Cada uno posee un estilo e idiosincrasia que encaja directamente con sus clases.
¿Qué sería de un JRPG sin clases? El estudio japonés recupera el sistema clásico de la saga Final Fantasy, pero con menos flexibilidad que en otros títulos del género. Los héroes en Octopath Traveler nos llegarán con clases predefinidas que no se pueden cambiar, y que poseen sus propias habilidades de combate. Ahora bien, a partir de determinado punto de la historia -nosotros ya pudimos disfrutar de ello- desbloquearemos una segunda clase para diversificar el desarrollo de nuestros personajes. Este segundo oficio sí se podrá cambiar para crear combinaciones a gusto del consumidor, o en función de la necesidad de cada combate.
En la partida que jugamos, recolectar pistas era algo necesario que solo podíamos hacer gracias a las habilidades del boticario, y en este caso hacerlo no tenía repercusión alguna. Pero en otros casos como el de robar, veremos cómo la zona en la que nos encontramos cambia según nuestras acciones. Si nos comportamos como verdaderos rufianes, nuestra reputación disminuirá, y muchos NPC cambiarán su forma de reaccionar ante nosotros. Es importante tener en cuenta este sistema moral para lograr una experiencia que se amolde a nuestra propia personalidad. En cambio, donde realmente se esconde el reto de este título no es en su interacción con los habitantes de las ciudades, sino en los propios enfrentamientos.
Nos metemos de lleno en las cloacas de la ciudad, y pronto nos damos cuenta de que aunque los enemigos aparentemente están en un nivel similar a los nuestros, su nivel de vida y poder de ataque son bastante elevados. No nos equivocamos al decir que Octopath Traveler es un juego de dificultad elevada -es el *** de los JRPG-, que te enseña a mejorar a base de morir y perecer una y otra vez. Incluso un enemigo con apariencia inofensiva como una rata, o un espíritu menor, nos puede hacer sufrir mucho en combate. En el camino que recorrimos desde la entrada al subterráneo de la ciudad, hasta la zona donde se encontraba el enemigo final, no logramos ganar ningún enfrentamiento. Ni nosotros, ni los compañeros de otros medios.
Bajando a nivel de mecánicas, la sensación durante los combates es la de "esto me suena", pero la ejecución es fluida y increíblemente satisfactoria. Vuelven los encuentros por turnos en los que tendremos todo el tiempo que queramos para actuar. Recuerda en gran parte al mismo sistema visto en las dos entregas de Bravely Default, y no solo en la gestión del tiempo. Con una línea cronológica superior podremos ver a quién le toca en cada ocasión para gestionar nuestros comandos con inteligencia. Es momento de dar rienda suelta a nuestra capacidad analítica para decidir entre un ataque normal, alguna de las habilidades especiales de cada personaje -ya sea invocar, utilizar una magia, o una técnica- o un objeto para curarnos.
No hay nada original en este apartado, pero la puesta en escena de todos estos elementos, unida al apartado artístico, convierte cada batalla en un espectáculo pirotécnico. Square Enix no se ha contenido a la hora de tirar partículas y partículas sobre el escenario, haciendo un uso muy estético de la iluminación. Si las propias farolas de los tráileres ya sorprendían por lo bien que conjugaban con el escenario, aquí las magias son las verdaderas protagonistas. No obstante, todo esto sigue estando al servicio del jugador. La estrategia continúa siendo fundamental, y lo que en los juegos de Nintendo 3DS era el sistema de BP, aquí se simplifica a una simple recarga llamada Modo Impulso que potencia nuestros ataques. Se van acumulando cargas con el paso de los turnos, y se pueden utilizar todas al mismo tiempo para lograr la "ruptura" del enemigo, y su consecuente confusión.
Haciendo uso de estas mecánicas llegamos a un jefe final en forma de hechicero, que de por sí no fuera ya intimidante, además invoca diferentes criaturas durante el combate; esqueletos, monstruos, y todo tipo de bichos del averno. Teniendo en cuenta la dificultad elevada de los anteriores encuentros, este enfrentamiento se antoja absolutamente inabarcable. Tanto el daño del enemigo principal, como la reaparición de las invocaciones una vez derrotadas, convierte a lo que se presupone que es un reto relativamente sencillo -estamos en el capítulo número 2- en una piedra de diez toneladas. Entendemos que con más tiempo y planificación, estos combates se pueden superar. No obstante, es un mensaje bastante declarativo por parte de Square; se presenta una aventura llena de dificultades que no se parecerá al paseo en volandas de otros títulos.
El próximo 13 de julio los amantes del rol podrán meterse de lleno en la tierra de Orsterra con un título que promete convertir a Nintendo Switch en la plataforma deseada por todos los seguidores de la industria nipona. Octopath Traveler llegará con 8 historias ligeramente diferentes, las de sus 8 héroes, y un arsenal perfectamente refinado, que no dejará indiferente a nadie. Mucho tienen que cambiar las tornas para que no estemos ante una de las grandes joyas del catálogo de la consola.
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