Funciona porque a lo grotesco le acompaña autoconsciencia, porque a los chistes de pedos le sigue una elegancia ingeniosa. "Rick y Morty" representa el epítome de la libertad creativa en televisión, y eso le ha permitido a Dan Harmon y JustinRoland crear algunas de las historias más bizarras de los últimos años. Sin embargo, el cuarto episodio de la temporada cuatro ha llevado esta premisa hasta un extremo poco funcional. La espera a la que Adult Swim sometía a los espectadores de manera inesperada, se ha saldado con un episodio cargado de excesos y obsesionado más por abrazar lo extraño e incómodo que por buscar la risa.
Caca, culo, pedo, pis
En esta ocasión es Jerry, el padre de la familia, quien se separa de la trama principal para protagonizar su propia aventura; la de un gato parlanchín que le manipula aprovechando su falta de voluntad. Si bien la deriva de esta premisa podría haber resultado increíblemente interesante, lo cierto es que el equipo decide ir dejándola más y más de lado para enfocarse en la incursión draconiana de los protagonistas. Y es en ese punto donde la serie alcanza notas realmente agudas de irreverencia. Morty accede a ayudar a Rick en una misión -con muerte de Chachi incluida-, y este a cambio le promete regalarle un dragón. El conocido D&D se convierte entonces en el terreno de juego de los showrunners.
Un mago acude a la casa, y le hace entrega al joven de Balthromaw, rasgador del cielo; una criatura gigantesca que irá ganando peso en el episodio conforme la historia se vaya enredando en su mundo y raza. Roiland y Harmon, mostrándose una vez más ávidos a nivel narrativo, se alejan de la figura mitificada de estas criaturas, y apuesta por una entidad más humanizada; capaz de hablar, de fraternizar con unos y otros, y de comportarse acorde a las necesidades de cada sketch. El mencionado dragón, claro, resulta compartir más afinidades con Rick que con Morty, y eso desemboca en una infidelidad de amistad que deriva en una locura mucho más explícita de referencias sexuales y eróticas.
Perro Mistetas
Este cuarto episodio, sin embargo, no es uno de los más extraños y paradigmáticos de toda la serie por incluir bestias aladas. Lo es por abandonar la sutileza y la galantería de la que presumía en el pasado. Las pequeñas, pero constantes referencias al mundo de la cultura pop -música, cine, literatura, política-, aquí están reducidas a la mínima expresión. Y sí, Taylor Swift goza de unos pocos segundos de lucimiento, pero la serie camina de frente hacia la vulgaridad menos interesante. Resulta que el mencionado dragón es capaz de crear vínculos con su dueño, de compartir dolor y emociones. Cosa que aprovecha el mago vendedor, CaspalfelGris, al llevarse a la criatura tras la rescisión del contrato.
Rick, dependiente ahora de Balthromaw, se ve forzado a viajar al mundo de los dragones para romper su conexión y salvarse de la ejecución a la que será sometida la bestia. No hay ni crítica sociocultural, ni mensaje ulterior alguno en el guion. Los chistes y las situaciones dependen enteramente del sexo, y de la cultura ninfómana que comparten las bestias aladas. ¿Funciona? Realmente no. Los dragones furcias generan cierto interés a nivel estético, y sostienen el episodio gracias a la curiosidad intrínseca de todo lo creado por los showrunnrers, pero ni el retorcido vocabulario ni las situaciones ensamblan una experiencia estrictamente entretenida. Incluso aunque se haga más y más esfuerzo por incrementar el ruido de determinadas escenas.
La comuna en la que viven estas criaturas sirve de entrada a una vulgaridad inesperada incluso para la serie. Los líderes del grupo parecen compartir una filosofía hippie y libertaria, mientras que el el refugiado en discordia -entendido como un ente antropomórfico- se dedica a practicar la zoofilia con mamuts. El episodio se va descarrilando, al tiempo que Roiland y Harmon logran insertar algún que otro guiño al juego de rol y al género fantástico general -aparece una suerte de Aughra salida directamente de Thra-, pero es tan leve que apenas tiene efecto sobre las sensaciones finales, y sobre el desenlace; una orgía de humanos y dragones sin más gancho que lo que ofrece a nivel visual. Sin muerte por kiki.
Conclusión
Jerry, quien podría haber protagonizado la trama más interesante del episodio, acaba necesitando la ayuda de Rick y Morty para resolver una vez más sus problemas. Es ahí donde los guionistas consiguen retomar parcialmente el control, con un original macguffing manufacturado para incentivar la conversación entre fans. ¿Qué es esa cosa tan aberrante que ha hecho el gato? La reacción del abuelo y el yerno es devastadora, pero por supuesto, la serie no expone respuesta. La cuarta temporada, no obstante, se aproxima ya a su final (al de la primera parte), y puede que la necesite para remontar un vuelo poderoso que ha ido perdiendo altitud con el paso de las semanas.
La serie se aproxima al final de la primera parte de la temporada sin encontrar la hilaridad con la que alcanzó la fama en el pasado. Del efectismo de los primeros episodios, Harmon y Roiland dan paso al humor de tetas y culos sin hacer gala del intelectualismo y la autoconsciencia con la que se caracterizan.