Por fin ha llegado la época Navideña, un momento soñado para millones de niños a lo largo y ancho del mundo. Unos días festivos en los que nos reunimos con la familia y amigos, comemos, bebemos y... por supuesto, recibimos regalos. Conforme te vas haciendo mayor la magia va se va difuminando, pero yo recuerdo que mi vida de niño era lo que pasaba entre una navidad y la siguiente.
Yo tuve la enorme suerte de recibir bastantes regalos de pequeño, y entre ellos siempre había por los menos un videojuego. Eso sí, ahora estamos acostumbrados a tener cientos de juegos a nuestra disposición. Constantemente están regalando juegos en Steam y en la Epic Games Store o tenemos acceso a librerías con cientos de juegos como Game Pass o PS Plus.
Cuando yo era pequeño, a mediados de los años 90, con suerte podía jugar a 1 o 2 juegos (uno en mi cumpleaños y otro en Navidad, uno extra si sacaba buenas notas), por lo que había que elegir el juego con muchísimo cuidado. La realidad es que no sé si tuve buen gusto o si la nostalgia está sesgando mi opinión, pero yo recuerdo una infancia repleta de juegazos que me han marcado muchísimo.
Kingdom Hearts, Pokémon, Super Mario... Pero también hubo muchísimas joyas que me perdí de niño, ya fuera porque no pude comprarlas o porque ni siquiera llegué a saber que existían en un primer lugar. Muchas de ellas las jugué más adelante, pero en este artículo he querido reunir 6 juegazos que me habría encantado recibir por Navidad pero que nunca llegué a tener.
No os voy a engañar, cuando he pensado en hacer este artículo lo he hecho pensando en este juego y en otro que encontraréis un poco más adelante, el resto se me han ocurrido. Golden Sun es esa pequeña joya que nunca tuve y la verdad es que no sé muy bien por qué. A diferencia de otros muchos juegos que ni siquiera supe que existían hasta un tiempo después, recuerdo que en su momento me interesó muchísimo y que tuve ganas de jugarlo. Pero nunca ocurrió.
Además, tuve una suerte de tener una Game Boy Advance desde (creo) su lanzamiento. 2 décadas después todavía no me he sentado a disfrutar de Golden Sun y es una de esas espinitas que tengo clavadas. Desde hace ya un tiempo se viene rumoreando un posible remake que nunca llega a materializarse, espero que si algún día llega ya haya podido encontrar el tiempo de disfrutar está increíble aventura en su versión original. Ah, y el juego tiene una secuela también en Game Boy Advance que dicen que es todavía mejor que el primero.
Con Metal Gear Solid (el 1, el original) me pasó algo parecido. Sí que tuve una PlayStation de pequeño, pero me pilló muy de niño y solo me compraron juegos "para niños". Disfruté muchísimo de obras maestras como Crash Bandicoot o Spyro, e incluso tuve la suerte de jugar a Final Fantasy 7 (creo que mis padres no sabían muy bien de qué iba el juego), pero nunca pude jugar a la obra magna de Hideo Kojima de pequeño.
Creo que Metal Gear Solid es un juego que se disfruta más con un poco más de edad, y no me refiero para nada a su contenido violento, sino que creo que es un título que marcó un antes y un después en la industria por motivos que con 5 años no habría logrado entender. Eso sí, si de pequeño hubiera vivido lo de tener que cambiar el mando de slot para derrotar a Psycho Mantis estoy seguro de que me habría dado una embolia como os ocurrió a muchísimos de vosotros.
El segundo juego en el que he pensado al plantear este artículo es The Legend of Zelda: Ocarina of Time. Al igual que ocurría con Metal Gear, sí que tuve una Nintendo 64 de pequeño, pero tal y como os he dicho en las primeras líneas tan solo podía disfrutar de un par de juegos o 3 al año y en mi caso fue Majora's Mask el Zelda que terminó en salón.
No os voy a engañar, Majora's es una tremenda obra maestra y no me arrepiento para nada de haberlo elegido, pero también es cierto que siempre me quedé con las ganas de jugar a Ocarina of Time, un título que ya en su época se consideraba uno de los mejores de la historia. Ahora, casi 25 años después, Ocarina continúa siendo un referente y, aunque lo he podido jugar ya de mayor, creo que es uno de esos juegos que me habría dejado con la boca completamente abierta de haberlo recibido como regalo por Navidad de niño.
La razón por la que nunca recibí Sonic The Hedgehog por Navidad es bien sencilla: nunca tuve una SEGA Mega Drive. La década de los 90 vivimos una encarnizada guerra de consolas entre SEGA y Nintendo, algo que muchos de los que estáis leyendo estas líneas ni siquiera sabíais que llegó a ocurrir. Por la evidente ausencia de SEGA en el mercado de consolas actualmente podéis deducir quién salió victorioso de la contienda.
La cuestión es que en mi casa siempre predominó Nintendo, no sé exactamente por qué. Tuve una SNES y luego una Nintendo 64 (y todas las demás que vinieron después), pero nunca pude disfrutar de una consola de SEGA y, por desgracia, me perdí la obra maestra que es Sonic The Hedgehog, el primer juego de la legendaria mascota azul de SEGA.
Al igual que ocurría con Sonic, también me perdí al Jefe Maestro porque durante la generación de PlayStation 2, Xbox y Nintendo GameCube en mi casa terminó habiendo una consola de Sony y una de Nintendo, pero Microsoft se ausentó. Halo marcó la historia de los videojuegos entre otras muchas razones por su componente multijugador, algo en lo que fue pionera Xbox prácticamente desde su concepción.
A mi me habría encantado poder jugarlo porque más tarde disfruté como un loco de la época buena de Call of Duty (me refiero evidentemente a Modern Warfare 1 y 2) haciendo partidas online con mis amigos. El tema es que en mi casa nunca hubo una Xbox y siempre quise jugar a Halo. Ahora podría hacerlo a través de la Master Chief Collection en PC, pero todavía a día de hoy no le he dado una oportunidad y sin duda es algo que tengo bien arriba en mi creciente lista de tareas pendientes.
La razón por la que nunca llegué a meterme en el complejísimo mundo del género de los juegos de pelea probablemente es porque a pesar de que me habría flipado jugar a Street Fighter II de pequeño nunca pude hacerlo. Sé que el juego ha salido en muchísimas plataformas, pero la versión de SNES es la que yo quise con toda mi alma de niño, y estuve a puntísimo de pedirlo un año por Navidad, lo recuerdo como si fuera ayer, pero finalmente me decidí por Super Mario World.
Como os he contado con Majora's Mask no me arrepiento para nada de mi decisión, pero me habría encantado poder disfrutar de Street Fighter II también. Por suerte lo he jugado bastante ya de mayor y hoy en día sigo echándome unos combates de vez en cuando con amigos.
¿Vosotros tenéis algún juego que os habría encantado recibir por Navidad de pequeños pero que nunca llegasteis a tener? Estoy seguro de que si pensáis un poco os vendrán muchos a la cabeza, a mi mismamente se me han ocurrido 2 o 3 más mientras estaba redactando este artículo como podrían ser Chrono Trigger o Dragon Quest. ¡Contádmelo abajo en comentarios y os leo!
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