Daemon X Machina sorprendió en el momento de su anuncio durante el pasado E3 2018. Una propuesta atrevida, original y diferente para Nintendo Switch solo puede llamar la atención de los fanáticos y este título, desarrollado por Marvelous y First Studio bajo la atenta mirada de Kenichiro Tsukoda, padre de varias de las entregas de Armored Core, se convirtió en uno de los juegos a tener en cuenta para la consola híbrida de Nintendo. Ahora, con su lanzamiento oficial, os contamos cómo este título mezcla distopía y ciencia ficción con un elemento en torno al que gira la construcción de la obra: los mecas.
La supervivencia del más fuerte
La historia de Daemon X Machina, el desencadenante de su acción, no sonará ajena a muchos seguidores de las obras de lo sci-fi. En este caso, la caída de la Luna sobre la superficie terrestre ha dado lugar a un planeta Tierra prácticamente devastado. Este evento causó lo que en el juego denominan como Despertar: el alzamiento de las inteligencias artificiales creadas por los humanos contra ellos. Estas IAs se han vuelto sumamente inteligentes y organizadas, logrando crear un inmenso ejército de robots autónomos y, lo que es más importante, unas gigantescas máquinas armadas hasta los dientes que operan bajo el nombre de Immortals.
A causa de esta situación, se crean numerosos grupos de mercenarios que, especializándose en el pilotaje de armaduras mecánicas llamadas Arsenales, se encargan de hacer frente a los Immortals y a sus esbirros a través de contratos gestionados por una compañía llamada Orbital y firmados con las diversas corporaciones que se reparten el territorio terrestre para explotar los recursos que quedan en el planeta. Es ahí donde nuestro papel como mercenario operando bajo el manto de Orbital entra en juego.
Como mercenarios, tendremos que pilotar nuestro meca y enfrentarnos a hordas y hordas de IAs enemigas para proteger los intereses de las megacorporaciones que operan en la Tierra. No obstante, lo que parece una historia distópica y de enfrentamiento contra estas inteligencias robóticas comenzará a adentrarse en terrenos más oscuros rodeados de grandes interrogantes y posibles conspiraciones que aportarán más densidad a la evolución de la historia de Daemon X Machina según vayamos superando misiones y aceptando los contratos de estas gigantescas compañías.
La dura vida del joven mercenario
Sin embargo, a pesar de lo interesante o no que pueda resultar la historia, lo más llamativo y adictivo de Daemon X Machina son, sin duda, los propios mecas, y gran parte de la importancia del papel que juegan estas armaduras gigantes pasa por la jugabilidad con estos llamados Arsenales. Para empezar, por ejemplo, el título apuesta por un game loop bien sencillo y fácil de entender que traerá recuerdos a los jugadores de Monster Hunter: echamos un ojo al tablón de misiones, escogemos la encomienda, principal o secundaria, que queremos llevar a cabo, pasamos a un escenario en el que combatimos pilotando nuestro meca y volvemos a la base central. Simple pero efectivo.
Las sensaciones controlando al meca son positivas aunque, como todo, traen pequeños problemas consigo. Combatir subidos en nuestro Arsenal es bastante satisfactorio, con posibilidad de cambiar de armamento durante el combate según nos enfrentemos a unos enemigos u otros o, simplemente, nos quedemos sin munición. Además, también tendremos que controlar la energía y el fento que gastamos para no quedarnos en tierra o no poder utilizar una determinada arma.
Por otro lado, las hordas y hordas de enemigos contra los que luchamos abogan por enriquecer el gameplay, con una gran variedad de enemigos y estrategias a llevar a cabo a la par que apuntamos, disparamos y esquivamos mientras pilotamos nuestro Arsenal. El enemigo que, en efecto, resulta más atractivo, son los Immortals. Estos gigantescos constructos robóticos suponen todo un reto a la hora de enfrentarnos a ellos y son lo más interesante de los combates ya que, al fin y al cabo, las camadas de adversarios básicos resultan fácilmente vencibles a la que nos esforcemos un poco.
Todo esto confluye en una jugabilidad adictiva y entretenida pero con los típicos problemas de control y visualización que suelen traer consigo entornos que nos permiten un movimiento prácticamente ilimitado en las tres dimensiones. Ayuda que la retícula de apuntado no sea exactamente precisa y fije los blancos, pero el exceso de movimiento y la capacidad de reacción ante determinadas situaciones pueden echar para atrás a quien se maree fácilmente o no esté acostumbrado a este tipo de gameplay.
La personalización por bandera
Sin duda, uno de los aspectos más positivos de Daemon X Machina es su apuesta por la personalización desde el minuto uno. Ya de por sí, nada más empezar el juego, podemos personalizar a nuestro piloto como queramos con un amplio rango de posibilidades estéticas, eligiendo su aspecto, su sexo y sus colores. Esto ya sienta las bases sobre hasta qué punto podremos personalizar a lo largo de la aventura a nuestro meca, que no deja de ser una extensión de nosotros mismos en los combates.
Y es, precisamente, la personalización del meca lo que se convierte en uno de los puntos más fuertes y positivos de la obra. Optando por una personalización prácticamente absoluta, el título nos ofrece un extenso abanico de armaduras y armas con el que apostar por el estilo de combate que más nos convenga o con el que mejor nos sintamos. Podemos abogar por un combate cuerpo a cuerpo y hacer a nuestro meca resistente y rápido o bien apostar por un combate a distancia y tratar de orientar nuestro meca a la precisión y al aguante. El título de Nintendo Switch contempla todos los escenarios posibles para que cada jugador se adapte al producto como vea mejor.
Conclusiones
Daemon X Machina no es un título perfecto, no, pero es un soplo de aire fresco para Nintendo Switch. Su propuesta es prácticamente única en la consola híbrida de Nintendo y, con un gameplay atractivo que ofrece una personalización ilimitada dentro de los propios límites del juego, hará las delicias de todos aquellos fans de los mecas y de la ciencia ficción. Si bien su control puede resultar algo tosco y sus niveles a veces pueden estar poco inspirados, la satisfacción de combatir contra hordas de robots enemigos, así como contra enormes máquinas cuyo poder de destrucción es inmenso, dará horas y horas de entretenimiento a los seguidores del género.
Sin alcanzar la excelencia, Daemon X Machina es una propuesta que supone un soplo de aire fresco para Nintendo Switch. Su puesta en escena es su mejor baza y la libertad de personalización y de acción son los puntos que más brillan en el título. Pilotar tu propio meca, construido según tus gustos y preferencias, es bastante satisfactorio a pesar de los problemas de control que pueda suponer manejarlo libremente en las tres dimensiones. No obstante, se trata de un juego a tener en cuenta por los amantes del género.
Jugabilidad
Gráficos
Duración
Banda sonora
Una propuesta interesante dentro del catálogo de Switch
Personalización enorme que permite adaptar la jugabilidad a nuestro gusto
Game loop atractivo y efectivo
Batallas muy entretenidas contra hordas de enemigos, aunque...
...el control puede llegar a sentirse algo tosco en algunas circunstancias
Algunos escenarios están más inspirados que otros
Da la sensación de que le falta un empujón para alcanzar la excelencia