Pongámonos cómodos, la ocasión lo merece, pues analizar este título requiere una dedicación a la altura de semejante acontecimiento. No obstante, estamos ante un nuevo capítulo de una de las obras más importantes dentro de la industria del videojuego, cuya historia y personajes siguen entusiasmando a millones de jugadores repartidos por todo el mundo desde 1997. En estos casi 30 años, hemos tenido la oportunidad de disfrutar de numerosas obras ambientadas en su universo, creando un lore denso, profundo, pero sobre todo atractivo, donde habitando la piel de Cloud, nos adentramos en un magnífico viaje rodeado de personajes que han dejado una importante huella en la vida de muchos. Además, estas nuevas versiones, han facilitado la llegada de más personas a su mundo, que muestra ahora con Rebirth, su mejor cara.
La primera entrega de esta trilogía que nos llegó en 2020 fue un regalo que disfrutamos muchos usuarios, tanto nuevos, como aquellos que ya jugamos a la obra original. Sin embargo, al menos en mi caso no pude evitar una sensación de restricción continua durante toda la primera parte de este viaje. Algo lógico si nos atenemos a los eventos que cubre respecto a la obra en la que se basa, y lo lineal de esta parte. Pero en Rebirth eso se rompe desde un primer momento, mostrando como nuestros héroes salen al mundo más allá de los muros de Midgar.
Un mundo abierto con una ambientación espectacular
Rebirth cuenta con una escala mucho mayor como juego, más incluso que la que yo particularmente esperaba pese a las altas expectativas que tenía puestas en él. Incluye tantas novedades que el el típico más y mejor se queda muy corto, y propone un auténtico y profundo cambio a mejor respecto al remake.
Sorprende lo bien que Square-Enix ha trasladado los amplios escenarios del título haciendo uso de la tecnología actual, mostrando un mundo que se siente realmente vivo y respetando hasta un nivel enfermizo la ambientación intrínseca de su universo. Si esto os preocupa, os puedo asegurar que podéis respirar tranquilos. A diferencia de Final Fantasy XVI, los amplios escenarios de Final Fantasy VII: Rebirth no sólo luce zonas mucho mayores en tamaño, si no que también ofrece muchos más alicientes para ser exploradas. En la décimo sexta entrega de la saga, pese a todas sus bondades, es innegable que la exploración carecía de interés, y un mundo abierto de amplias zonas que poder explorar que no te incentiva a ello, termina siendo decepcionante.
Por suerte, eso no ocurre en Rebirth, en el cual, incluso contaremos con unas torres que tendremos que activar para ir abriendo el mapa y descubrir así puntos de interés en zonas cercanas (si muy al estilo de las atalayas de Assassin 's Creed). Su mundo abierto peca de ser un tanto genérico, pero no es menos cierto que la magia que inunda su universo, hace que esto no termine lastrando la experiencia ni el gozo que se siente al explorar cada secreto escondido en él.
Los puntos de interés quedarán registrados en nuestro mapa y podremos regresar a ellos con el viaje rápido una vez descubiertos. Una propuesta que puede ser algo genérica pero que en este Rebirth funciona especialmente bien. A dichos puntos, podremos llegar a ellos de diferentes formas, a pie, o en diferentes modos de transporte, como en chocobo. Unas conocidas criaturas de las que podremos disfrutar en las zonas abiertas y beneficiarnos de sus diferentes tipos y habilidades, como los chocobo de montaña que podrán subir ciertas paredes, o los chocobos de río, que nos facilitarán la movilidad en las zonas de agua. Aquellos que jugasteis al original solo tendréis que hacer memoria para saber qué es lo podréis disfrutar en este sentido. Tierra, mar y aire de este vasto mundo podrán ser explorados con menos limitaciones de lo que particularmente imaginaba.
Contenido secundario soberbio en cantidad pero irregular en su calidad
Además, no es necesario que vayamos en busca de estos puntos de interés muchas veces, ya que algunos de ellos intentarán interceptar la atención del jugador mientras exploramos estas vastas zonas, a través por ejemplo, de crías de Chocobo que nos guiarán para arreglar diferentes paradas de Chocobo-taxi repartidas por todo el mundo, o aves místicas que nos revelaran zonas donde podremos explorar manantiales en los que la acumulación de la corriente vital es mayor.
A eso hay que sumarle altares de invocación, batidas de caza, informes de excavación, fuentes vitales, protomaterias, informes de Moguri, enclaves fotográficos… y como no, todos los puntos a los que nos llevarán las diferentes misiones secundarias que tendrán su desarrollo muchas veces fuera de los pueblos y ciudades.
Todo este contenido secundario además aporta datos de interés al lore de Final Fantasy VII, y aunque no todo este añadido brilla al mismo nivel, de forma general la aventura muestra alternativas tan diversas como atractivas. A pesar de ello no podemos obviar que este Rebirth mantiene algunos de los aspectos que menos encanto tenían ya el Remake, como el mazmorreo, que a veces hace bajar el ritmo de la aventura con algunos puzzles para superarlas que si bien aportan pluralidad, no consiguen evitar ser algo disruptivas. Al igual que algunas misiones de recadero que no aportan demasiado interés.
Lo que es innegable es que las zonas abiertas están a la altura, y si la exploración resulta tan gratificante, es porque Square Enix se ha lucido a la hora de dotar la ambientación de Final Fantasy Rebirth, de una magia extraordinaria. Y qué decir de las ciudades y pueblos que podremos visitar durante nuestro viaje, repletas todas ellas con una personalidad sin igual y colmadas de todo tipo de detalles. No es sencillo encontrar peros de ningún tipo en este sentido, y creerme al aseguraros que vais a alucinar con ciertos lugares como por ejemplo esta nueva versión de Gold Saucer, que ni en el mejor de mis sueños pensé que pudiera sentirse así. La torre de Kalm por la noche, la humildad del pueblo de Corel, la soberbia de Junon, los colores de Gold Saucer, la melancolía de Nibelheim o la felicidad y despreocupación que consigue trasladar la Costa del sol son simplemente extraordinarias. Todo en este sentido es sublime, increíble, perfecto.
En la variedad está el gusto
Pese a todo, se nota que Square-Enix ha puesto especial interés en ofrecernos una experiencia diversa, y de hecho durante toda la aventura encontraremos un sinfín de minijuegos realmente divertidos que van a hacernos dedicarles horas con muchísimo gusto. Muchos de ellos tienen lugar en Gold Saucer como las carreras de chocobo, los combates y alguna que otra sorpresa que ya descubriréis ,pero no serán los únicos, y muchos de ellos que estarán repartidos por las diferentes regiones como la Costa del Sol, nos darán la posibilidad de conseguir diferentes materiales, entre los que destacan algunas de las cartas del minijuego con mayor protagonismo de todo Final Fantasy VII: Rebirth. El Queens Blood.
Una propuesta que recuerda y mucho, al fantástico juego de cartas de Final Fantasy VIII. Para disfrutar de él, habrá numerosos NPC repartidos por los diferentes territorios a los que podremos desafiar con el objetivo de derrotarlos, y conseguir así todo tipo de cartas de diferente valor. Una auténtica gozada que los amantes de este tipo de juegos vais a disfrutar enormemente.
Sistema de combate renovado y perfeccionado
Y siguiendo con las novedades, nos metemos de lleno en el combate, que apuesta por ofrecer una mecánica continuista a lo ya visto en el Remake, pero con mejoras que hacen de este algo aún más espectacular si cabe. En este apartado la mayor novedad son las acciones que podrán ejecutar entre dos personajes. Unas sinergias que podremos desbloquear a través del árbol de habilidades de cada uno y que añaden una nueva capa de profundidad a un sistema de combate que sigue funcionando a la perfección.
Al igual que antes, habrá que tener especial atención a las fortalezas y debilidades de cada enemigo, que podremos descubrir utilizando la materia análisis sobre ellos pudiendo extraer mucha información de los oponentes a los que nos enfrentamos. También contamos con la novedad del sistema síntesis, que nos otorga la posibilidad de crear nuestros propios objetos gracias a los recursos que podemos en las diferentes zonas, tanto en el mundo abierto, como en las mazmorras o diferentes pueblos y ciudades.
Otra de las novedades más importantes, es que la plantilla de personajes se ha ampliado, con dos nuevas incorporaciones como son Red XIII y Cait Sith si tenemos en cuenta que el personaje de Yuffie ya lo pudimos controlar en el DLC del Remake. A la espera quedan por lo tanto Vincent y Cid, que a pesar de no poder controlarlos en Rebirth, ya se unen al equipo a la espera de obtener mayor protagonismo en la tercera y última entrega.
Gran homenaje a los personajes que ya conocemos
De lo que no hay duda, es que Square Enix ha querido homenajear y de qué manera, al elenco de personajes de Final Fantasy VII dotándolos de mayor profundidad, e incluso añadiendo rasgos y detalles que en muchas ocasiones desconocíamos. Han sido incluso de conseguir que algunos personajes sean aún más carismáticos, haciendo que este sea posiblemente y de largo, el Final Fantasy con el mejor conjunto de personajes que se ha creado jamás.
Se han desquitado con Cloud, que en el original parecía un títere sin emociones, y que muestra ahora trazos de su personalidad inexplorados, se han desquitado con Tifa, quien tuvo un protagonismo algo opacado por Aeris, fortaleciendo el vínculo de amistad con esta y siendo la importante protectora de los recuerdos alterados de Cloud. Con Barret, dándonos argumentos y razones de peso para entender tan duro carácter, con Yuffie, que muestra la dualidad de su personalidad entre lo infantil y la madurez. Con Aeris, que nos fue arrebatada de forma prematura en el original, con Caith Sith, odiado por muchos en el juego de 1997, y que se redime en Rebirth de forma inesperada y con Red XII ahondando en su pasado con mayor detalle.
Es importante también mencionar, que en este Final Fantasy VII: Rebirthdebuta un sistema de afinidad con los personajes de nuestro equipo que podremos ir mejorando, un detalle que quizás pudiera parecer insignificante, pero que trae consecuencias a nivel argumental en ciertos momentos de la aventura. Esta afinidad podrá ir variando según nuestra forma de relacionarnos con ellos, dependiendo de algunas respuestas que escojamos o la toma de decisiones en ciertos puntos.
En cuanto a Vincent y Cid, lo mejor está por llegar, aunque en el caso de ex-turco, podemos aseguraros que ya se luce de lo lindo en esta entrega, no quizás tanto como nos gustaría, pero consigue arrebatar el protagonismo con una facilidad pasmosa cada vez que aparece en escena, luciendo además un diseño y una personalidad que traspasa la pantalla y cautiva posiblemente, como la mejor reinterpretación de todo el elenco protagonista respecto a los personajes originales de 1997.
Como es de esperar, Sefirot difícilmente podría quedarse atrás, y es que su figura, conforma desde la entrega inicial, muy posiblemente, a uno de los mejores antagonistas que se han creado jamás en el sector de los videojuegos. Conocer su evolución, con este nivel de detalle es un lujo muy gratificante al poder observar su drástico cambio de ser un héroe admirado por todos hasta convertirse en un maníaco carente de toda humanidad y empatía. Su objetivo es de sobra conocido, dinamitar la relación entre Cloud y sus compañeros plantando la semilla de la desconfianza, intentando confundir a Cloud, a quien teme por tener el potencial necesario para acabar con él.
La calidad por bandera; gráficos y banda sonora
Pero de la trama argumental no diré más, más allá que está presentada de una forma mucho más cinematográfica que le sienta especialmente bien con algunas escenas que cortan la respiración, y que los fans estábamos deseando ver con semejante puesta en escena.
Todos los momentos que nos dejó grabados en la retina el título original se han mejorado gracias al gusto que ha tenido el equipo de desarrollo, haciendo que los momentos más emotivos lo sean aún más, dotándolos de un realismo hasta ahora inusitado más allá de lo visto en Advent Children, y con una banda sonora a la altura de lo que podríamos esperar de una obra que lleva el nombre de Final Fantasy VII en el título. Más allá de los nuevos temas, las melodías más reconocibles de su universo están de regreso, posibilitando que nuestras retinas se humedezcan con facilidad al llegar a ciertos lugares y momentos durante nuestro viaje, pues la calidad de estas, siguen siendo una de las grandes fortalezas en este Rebirth.
Porque la calidad, es algo que destila en esta obra por los cuatro costados, y sí, también en el apartado técnico. Final Fantasy VII Rebirthno es un juego revolucionario técnicamente hablando, y pese a ser un título que bien podría haberse publicado en la anterior generación de consolas, todo en él rezuma mimo y un detalle que se ha estudiado a conciencia. El diseño artístico es inmejorable y todo brilla a un nivel sobresaliente, desde los imponentes personajes tanto principales como secundarios, hasta los preciosos escenarios colmados de detalles con una paleta de colores y unos juegos de luz exquisitos.
En cuanto a los modos gráficos disponibles contamos con la posibilidad de disfrutar del modo calidad, que nos asegura una resolución 4k, u optar por el modo rendimiento para asegurarnos esos 60 imágenes por segundo que suavizan el movimiento. He de reconocer que normalmente siempre opto por el modo rendimiento en la mayoría de los juegos, sin embargo, este modo en Final Fantasy VII: Rebirth, hace que la pérdida de resolución sea notoria. Un detalle que, aunque Square-Enix ha asegurado que corregirá con el parche de lanzamiento, a fecha de la publicación de este análisis, no ha sido así, por lo que nosotros hemos optado por la opción de disfrutar de esta increíble aventura en el modo calidad, y es que esos 4k le sientan especialmente bien.
A pesar de ello, el título adolece de algunos errores ya vistos en el Remake, como algunas texturas que tardan demasiado en cargar, y otras que tiene un aspecto plano e inferior a otras, además, el popping es bastante notorio en las zonas de mundo abierto, algo difícil de evitar si tenemos en cuenta la cantidad de detalle en ellos. Y pese a sus pequeñas sombras en este sentido, el conjunto sigue siendo excepcional.
A eso también ayuda el hecho de que Final Fantasy VII: Rebirth sea posiblemente, uno de los juegos desarrollados por un estudio ajeno a PlayStation Studios que mejor aprovecha todas la funciones de la tecnología háptica que ofrece el mando DualSense de PS5. Se utiliza el altavoz del mando, la retroalimentación háptica, los gatillos adaptativos y sorprende la diversidad de las situaciones y sensaciones que nos ofrece el mando y que habitualmente, tan sólo suelen disfrutarse en los exclusivos de la compañía japonesa.
Conclusión
Final Fantasy VII Rebirth traslada de forma magnífica al jugador esa sensación de viaje en la que están inmersos, a través de un mundo que respetando los feelings que provocaba el original, han sabido engrandecer, ampliar y expandir con un acierto rotundo. Había muchas razones para que Final Fantasy VII: Rebirth fuera uno de los títulos más esperados de este 2024, y una vez visto y disfrutado del resultado final realizado por el equipo de Nomura, tan solo podemos desear que la espera para la próxima entrega de esta trilogía no se dilate demasiado en el tiempo. Mientras tanto, seguiremos oteando el horizonte por si observamos alguna señal de humo.
Final Fantasy VII: Rebirth supone una evolución importante respecto al Remake. Estamos ante un título cuya ambición es mucho mayor, y que luce un mundo abierto lleno de detalle y vida que resulta muy gratificante explorar. A pesar de que no todo el contenido secundario brilla de igual manera, es innegable que el esfuerzo de Square-Enix por aportar frescura y variedad se nota desde que comenzamos a dar los primeros pasos de este segundo capítulo.
Gráficos
Narrativa
Sonido
Jugabilidad
El mundo abierto, la ambientación de su universo
Lo cinematográfico de su narrativa
La banda sonora
Algunas escenas son simplemente alucinantes
El sistema de combate y sus novedades
Personajes que desbordan carisma
El aspecto técnico general
Mucho del contenido secundario....
....pero no todo, como algunas misiones de recadero
Las mazmorras incluyen puzzles que pueden ser disruptivos
El modo de conseguir las invocaciones, podía haber sido más espectacular
Duración: 50 horas para la trama. 80-100 horas para el 100%
Alumno y prefecto de la casa Hufflepuff del colegio Hogwarts de magia y hechicería. Simpatizante de la casa Stark y tributo del distrito 4. Mi elemento es el agua, y por ello, formo parte de erudición.