Hace ni más ni menos que 19 años desde que Oddworld recibiera su tercera entrega, Munch's Oddysee, con la que la saga daba el salto a las plataformas en tres dimensiones. Para el momento de su lanzamiento original, Oddworld ya contaba con diversos fans alrededor del mundo y esta obra recibió buenas críticas gracias a proponer una jugabilidad que mezclaba las plataformas en tres dimensiones con algunos puzles bien pensados.
Desde aquel 2001 en que la obra llegara a Xbox, Oddworld: Munch's Oddysee ha viajado por diversas plataformas y recibido varios ports, siendo el más reciente de 2016. Este mismo port, originalmente pensado para PC, es el que llega ahora a Nintendo Switch. ¿Resistirá la obra el paso del tiempo para seguir manteniéndose como el sólido juego de plataformas y puzles que era en su día? Seguid leyendo para averiguarlo.
En general, en lo técnico nos encontramos con un Oddworld: Munch's Oddysee que deja mucho que desear. No porque el port a Switch sea malo, sino porque no tiene los arreglos y cambios suficientes para que una obra de 19 años que en su día no resultaba especialmente cómoda sea agradable para el jugador a día de hoy, más teniendo en cuenta que la obra llega con voces en inglés y sin subtítulos.
Un juego que no pasa de mediocre
Si nos centramos menos en los aspectos del port a Switch y llevamos nuestra vista a lo que Munch's Oddysee supone como juego por sí mismo nos encontramos con que se trata de un juego de plataformas y puzles que tampoco destaca especialmente. Ya en su día, pese a las buenas críticas, fue considerado uno de los peores títulos de la franquicia, y quedó relegado a ser un plataformas más de entre toda una remesa de títulos que abarrotaban las consolas a comienzos de los 2000.
Oddworld: Munch's Oddysee propone una aventura en la que dependiendo del momento podemos controlar tanto a Abe como a Munch. Se trata de un videojuego de plataformas en tres dimensiones pero que no pone su enfoque en hacer difíciles los saltos, sino que busca mezclar esto con algunos puzles. Por desgracia, Munch's Oddysee en este intento por diferenciarse del resto de plataformas se queda en tierra de nadie como una obra que no destaca ni por un lado ni por otro.
Un plataformeo relativamente sencillo (salvo que la poca precisión del control lo complique) se fusiona con unos puzles a los que les falta variedad e imaginación para dar como resultado una obra mediocre. No hablamos de que sea un juego malo, pero resulta un título comlpetamente mediocre, que no va más allá de poder entretener un rato; cosa que se queda muy por detrás del resto de títulos de la franquicia.
Conclusiones
Oddworld: Munch's Oddysee siempre ha sido el juego más vilipendiado de la franquicia Oddworld; y lo cierto es que lo es por méritos propios. Este port a Nintendo Switch no aporta nada para revertir la situación y sigue llevando una obra mediocre a la que el paso de los años ha sentado especialmente mal.
Con un control muy mejorable, una propuesta jugable bastante repetitiva y poco imaginativa y un aspecto técnico que no aporta nada nuevo, Oddworld: Munch's Oddysee en Nintendo Switch se hace una obra bastante prescindible. La misión del juego parece que no sea triunfar por sus propuestas sino completar la colección completa para que Nintendo Switch acabe contando con todas las obras de Oddworld en su catálogo.
Munch's Oddysee es la peor obra de la franquicia Oddworld y llega a Nintendo Switch con una remasterización sin apenas cambios más allá del apartado técnico para dar como resultado un título muy mediocre
Sigue con una historia interesante
Mejoras técnicas respecto al juego original
Sirve para completar el catálogo de Oddworld en Switch
Una obra mediocre y repetitiva en 2001 que no mejora ahora
Control poco preciso
Fallos en la cámara
Las mejoras resultan insuficientes para que la experiencia sea agradable
Textos en castellano pero voces en inglés sin subtítulos
Videojuerguista, lector y cinéfilo desde que tengo uso de razón. Hablo de videojuegos, cine, series o lo que me dejen. Incondicional del RPG clásico, lo indie y el wéstern. Me gustan los números y puedes encontrarme con una raqueta en la mano.