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Análisis Sengoku Jidai: Shadow of the Shogun
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ANÁLISIS

Análisis Sengoku Jidai: Shadow of the Shogun

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De manos de la desarrolladora Byzantine Games y gracias al apoyo de la editora Slitherine, especializada en traernos lo mejor de la estrategia, llega de forma exclusiva a nuestros PC Sengoku Jidai: Shadow of the Shogun. Este título de estrategia por turnos nos lleva de vuelta al Periodo Sengoku (o de los Reinos Combatientes) y la Guerra Imjin (invasión japonesa de Corea), con un estilo muy peculiar y un gameplay no apto para todos los públicos. ¿Queréis saber qué esconde tras de sí esta prometedora obra? Acompañadnos en este análisis para descubrirlo.

Una clase magistral de historia

Una de las primeras cosas que llaman la atención cuando comenzamos a jugar a Sengoku Jidai. Shadow of the Shogun es lo en serio que se toma la historia en la que se ambienta y el rigor histórico con el que se tratan todas las batallas en las que nos sumergimos, ya que no están puestas o creadas solo para divertirnos, sino para representar unos hechos concretos de la forma más fiel posible a la realidad. De esta forma, cualquier persona interesada en esta etapa histórica reconocerá rápidamente algunos de los principales acontecimientos y logrará sentirse como un auténtico general dirigiendo sus tropas; si, por el contrario, no estáis familiarizados, créedme cuando os digo que se trata de una experiencia realmente educativa en la que podéis aprender y mucho acerca del Periodo Sengoku y de cómo la ayuda de China y Corea pudo frenar la invasión japonesa en la Guerra Imjin.

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Además de toda la ambientación y la historia que se nos cuenta a través de los diferentes niveles, el propio diseño de los niveles, así como todas las unidades de las que nos valemos en las batallas mantienen este rigor histórico. Sin embargo, esto no es algo que haga al juego complicado, ya que, aunque no estemos acostumbrados a tropas japonesas, es bastante intuitivo el uso y las capacidades que tienen cada una de ellas, por no mencionar que el juego nos detalla tanto su equipamiento (necesario solo para ubicarnos mejor) como sus fortalezas y debilidades en el campo de batalla (esto ya es mucho más útil para vencer).

Maneja el arte de la guerra

Sengoku Jidai: Shadow of the Shogun es un juego, como podéis ver, con mucho rigor histórico; pero el tiempo dedicado a este aspecto no ha hecho que la jugabilidad, la parte más importante de casi cualquier título, se deje de lado. En esta obra de Byzantine Games nos encontramos con un juego de tablero basado en la estrategia por turnos perfectamente adaptado al PC. Desde el principio os avisamos de que, desde luego, no es un juego para todos los gustos y se basa por completo en buenas tácticas en el campo de batalla, en dominar el terreno para tomar toda la ventaja posible de la posición de nuestras unidades, así como aprovechar estas circunstancias para minimizar los daños que nos puedan causar nuestros enemigos.

En Sengoku Jidai tenemos un sistema de combate en el que las unidades no caen muertas sin más en el campo de batalla ni las manejamos por separado. Jugamos con grupos de unidades de una misma clase (lanceros, espadachines, caballería, etcétera) que, al combatir con otros grupos enemigos sufren bajas, perdiendo moral hasta que terminen por huir del campo de batalla o deshacerse desapareciendo. Sin embargo, esta buena idea supone uno de los principales problemas del juego, y es que tras pasar turnos y turnos planeando las acciones, de repente el enemigo huye pero nuestras tropas se lanzan desesperadas en su busca sin siquiera preguntarnos, exponiéndose a ataques rivales o incluso a desaparecer del mapa junto al enemigo (con una probabilidad de volver en los turnos siguientes). Esto provoca que una de las propias mecánicas del título consiga cabrearnos y crearnos una sensación de injusticia que no se corresponde con el resto (la mayor parte) de la jugabilidad.

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En cuanto al combate como tal, como os comentábamos más arriba, se basa en aprovechar nuestras ventajas, ya sea porque el terreno nos es favorable o porque nuestras unidades son ideales para enfrentar a las de nuestro rival. En lo que respecta al terreno, nos encontramos con varias zonas como bosques que ofrecen tanto ventajas como desventajas, pero será la altura la que marque la diferencia, sobre todo si el desnivel es superior a 50 metros. El uso de cada tipo de unidad es también bastante lógico y usual para todos aquellos que estén familiarizados con los juegos de guerra, pero se encuentra bien explicado para todos los que no lo estén, por lo que no es realmente un problema. Por otro lado, el posicionamiento es realmente importante, y es que atacar a un enemigo por un flanco aumentará las probabilidades de victoria del atacante en un gran porcentaje. Cuando dos grupos se encuentran y comienzan a luchar cuerpo a cuerpo, permanecen así hasta que uno de los dos comienza su retirada, así que es realmente importante hacer que estos enfrentamientos siempre nos sean favorables, para que el enemigo huya y no pueda pillarnos con otro grupo por uno de nuestros flancos. Además de todo esto, en cada batalla, normalmente, habrá varios generales que producirán mejoras tanto en las habilidades como en la moral en todas las unidades cercanas, lo cual puede suponer la diferencia entre la victoria y la derrota.

Como podéis comprobar, no es para nada sencillo dominar todos los aspectos de este título que, una vez jugado, nos damos cuenta de que se parece más a un juego estratégico lento en el que cada movimiento tiene su importancia y en el que tenemos que pensar turnos por delante de la partida, como podría ser el ajedrez, que a un videojuego de estrategia en tiempo real. Lo bueno de todo esto es que las mecánicas en su mayoría funcionan, y combinando esto con una buena IA, tenemos delante un título difícil, pero muy divertido y que perfectamente puede ofrecer unas cuantas horas de diversión a los fans del género. Sin embargo, si la estrategia no es lo vuestro, ni lo intentéis; este no será el título que os haga entrar en el género ya que sufriréis incluso con los primeros tutoriales, los cuales ni siquiera explican cómo funcionan exactamente todas las mecánicas (los puntos de acción, por ejemplo, tendremos que descubrir cómo se gastan y recuperan por nosotros mismos).

Pura inmersión

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El apartado técnico del juego no necesita demasiados comentarios ya que Sengoku Jidai: Shadow of the Shogun es un título muy simple en este apartado, que exige bastante poco a nuestros PCs haciéndolo accesible a casi todo el mundo. Pero el apartado artístico, junto a la banda sonora, es harina de otro costal; y es que provocan una inmersión que hace de esta buena experiencia algo mucho mejor.

Tanto visualmente como a través de la buena banda sonora que esta obra de Byzantine Games tiene, se nos permite meternos de lleno en la época que Sengoku Jidai recrea y logra que nos sintamos realmente como si fuéramos auténticos estrategas militares decidiendo el futuro del Japón de los siglos XV y XVI. Pero no solo es adecuado, sino bueno; visualmente es muy bonito y las ilustraciones, asimilándose a las de la época, son una delicia para la vista.

Varios modos de juego

Sengoku Jidai: Shadow of the Shogun cuenta con varios modos para un jugador, como el tutorial, compuesto por varios niveles indispensables para aprender lo más básico (aunque, como comentábamos, no lo suficiente para dominar el juego); el modo campaña, a través del cual revivimos las míticas batallas del Periodo Sengoku y la Guerra Imjin en niveles de creciente dificultad; y las escaramuzas, que son niveles aleatorios en los que podemos ajustar pequeños parámetros para competir contra la IA.

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Pero, además de esto, el juego cuenta con un modo multijugador que cambia bastante la forma de jugar. Nos olvidamos de los turnos rápidos cuando competimos contra otra persona y jugamos por correo electrónico; de forma que se ofrecen partidas en el juego y, al aceptarlas, comenzamos a entrar en contacto con nuestro rival. Se avisará al otro jugador cada vez que uno de los dos haga un movimiento, por lo que, al igual que en una partida de ajedrez, habrá que planear bien cada movimiento y tomarnos las cosas con calma. Estas partidas pueden (y suelen) durar varios días, cosa que entiendo que no guste a mucha gente, pero he de decir que, personalmente, una vez que he aprendido a jugar, disfruto bastante  y consigue arrancarme más de un pensamiento durante el día.

Por último, la obra de Byzantine Games cuenta también con un editor de mapas que, si bien es cierto que no es demasiado complejo (los mapas del juego tampoco son muy complicados ni tienen muchos elementos, por lo que es normal) nos permite crear algunos niveles a nuestro antojo, para probar nuevas estrategias o representar nuevas batallas, todo está en nuestras manos.

Conclusiones

En definitiva, está claro que Sengoku Jidai. Shadow of the Shogun no es un título apto para todos los públicos. Es cierto que no te bombardea con millones de opciones en cada turno, pero su exigencia a nivel táctico es indudable, y se remarca desde los primeros niveles del tutorial. Nadie logrará entrar al género con este juego; sin embargo si ya sois veteranos en este tipo de obras, sin duda alguna podréis disfrutar mucho de su dificultad, de su distinto e interesante modo multijugador y, sobre todo, de un rigor histórico que pocos juegos alcanzan y que nos permiten afirmar sin temor a equivocarnos que es una obra educativa.

Es cierto que, a pesar de su alta exigencia táctica, hay mecánicas que logran frustrar en cierta medida; pero la inmersión que ofrece para todas las batallas recreadas y los buenos ratos que se pueden pasar rompiéndose la cabeza para intentar flanquear a esa unidad hacen que, para todos los amantes de la estrategia más pura y más estratégica (valga la redundancia), sea una compra segura a la que dedicarán unas cuantas decenas de horas.

Redactado por:

Videojuerguista, lector y cinéfilo desde que tengo uso de razón. Hablo de videojuegos, cine, series o lo que me dejen. Incondicional del RPG clásico, lo indie y el wéstern. Me gustan los números y puedes encontrarme con una raqueta en la mano.