1943, en medio del conflicto bélico más despiadado que se ha desatado en la humanidad, el escenario mundial se torna difuso. Los fascistas apuntalan su poder en toda Europa, las fuerzas comunistas se refuerzan, y las aspiraciones superficiales de todas las potencias que antaño demostraron su valía económica, militar y política degeneran en ambiciones cruentas. La victoria de los fascistas, primordialmente del ejercito de Hitler y Mussolini, parece inminente, pero la oposición resistirá a toda costa la propagación infecciosa de ambos tiranos. Las grandes batallas están distribuidas en varios títulos de consola, pero las operaciones más clandestinas y furtivas las vuelve a orquestar Rebellion con Sniper Elite 4, la cuarta entrega numérica de una saga que vuelve a reafirmar su liderazgo en la batalla furtiva.
La trama continuista del cuarto título nos ubica esta vez en Italia, albergadora de una fuerza fascistas icónica en la Segunda Guerra Mundial. El contingente fascista amedrenta la población, pero Karl Fairburne, su francotirador, y nuestra paciencia serán claves para reorientar el trágico rumbo histórico y balancear la victoria. Nuestro protagonista vuelve a inmiscuirse en las garras de la guerra, siempre mediante una óptica táctica y silenciosa.
El principal objetivo trata de desarbolar operaciones fascistas cuya resolución podría alimentar el grueso del conflicto y remarcar la hegemonía fascista en el mundo. Con evidentes cotas de ficción pero sustentado ante acontecimientos y personajes verídicos, Sniper Elite 4 explora fielmente la Italia belicosa más tensa. La aventura está distribuida en varias misiones que recorren emplazamientos genuinos del país, desde los clásicos pueblos portuarios hasta frondosos bosques. Todos los escenarios se caracterizan por el contagio fascista que domina las zonas y mantiene a la oposición aislada y prácticamente vacía de opciones. El desánimo es una constante en las fuerzas aliadas, y parte de nuestros objetivos reside en reavivar la llama de la revolución que parece sofocada.
Una de las mayores virtudes que incorpora el juego es la amplitud de las zonas. La saga ha ido aportando mayor libertad de actuación con el fin de potenciar las opciones estratégicas y, por qué no, facilitar las huidas. Esta vez contamos con inmensos mapeados, parcialmente ocupados por fuerzas enemigas, que añaden variedad táctica gracias a la disposición de algunos objetos. El fervor nacionalista de los subordinados fascistas queda patente en todos los ambientes, desde la propaganda aturdidora hasta los comentarios entre camaradas. Por su parte, la recreación escénica logra su mayor alcance: los pueblos rurales transpiran una tranquilidad alterada pero hermosa. En general, la ambientación agradará a los más entusiastas de la Segunda Guerra Mundial.
Todo el elenco de elementos fieles a la época se complementa con coleccionables como cartas conmovedoras que manifiestan explícitamente la desazón de la guerra. También encontramos telegramas y cajas de seguridad que albergan información confidencial y significativa, aunque las cajas suelen ser objetivo principal en las misiones.
Como ya he comentado, la oposición brilla por su desesperanza. A lo largo de todo nuestro viaje tendremos la opción de favorecer las desventajas de nuestros pequeño ejercito, primeramente abundado por partisanos cuyo respaldo posterior incluirá a la mafia italiana. Las operaciones dan la posibilidad de hablar con nuestros aliados con el fin de escuchar sus problemas y tratar de ayudarlos en nuestras misiones. Muchos objetivos secundarios consisten en desmantelar redes armamentísticas de los enemigos, atisbar la presencia de vacunas para subsanar enfermedades, o arrojar plomo contra comandantes tiránicos como venganza.
En nuestro paseo por reanudar el optimismo, los principales objetivos de cada misión constituirán la victoria de cada operación. Las maniobras radican en mermar la influencia enemiga (eliminando a altos cargos), destruir focos, encontrar aliados, asesinar a personajes ilustres, identificar tráfico de armas, y un largo etcétera que hace de la aventura un juego realmente largo. Largo y sereno.
La forma de abordar las misiones consta de varios factores. Por un lado, la dificultad juega un papel crucial en nuestro plan de actuación. El modo normal posibilita -limitadamente- las opciones más agresivas, pero estas son duramente penalizadas. Las dificultades más elevadas obstaculizan enormemente la ejecución desmesurada, pues la IA enemiga y nuestra fragilidad nos enviarán a la tumba reiteradamente. Por lo tanto, el título insta indirectamente a jugar táctica y relajadamente (una misión en modo normal puede alargarse más de una hora y media), relegando la agresividad a momentos puntuales.
Otra variable que influye en nuestro modo de operar es el hartazgo. Existen momentos que, o bien por presión temporal o bien por fatiga, ignoraremos las trazas silenciosas del juego y atajaremos desconsideradamente hasta nuestro objetivo. Francamente recomiendo jugar al juego en la penúltima dificultad y haciendo acopio de toda nuestra paciencia, acción táctica y análisis reflexivo del campo de batalla; pero disponiendo de mucho tiempo.
Aunque pueda resultar evidente, el francotirador sigue siendo nuestro mejor amparo. La saga ha ido añadiendo nuevas opciones de ataque, desde minas antitanque hasta trampas explosivas adheridas a cadáveres que explotan ante la proximidad. Los subfusiles, así como escopetas o pistolas, pueden salvaguardarnos cuando se trunquen los planes, pero como opción primaria son inadmisibles.
Por su parte, el francotirador es la alternativa más precisa, variable y efectiva de todo nuestro arsenal. La cantidad de variables por considerar hacen de este fusil un elemento crucial para el ataque pero peligroso a causa de su ruido atronador, aunque existe munición silenciosa que solventa este problema. El sonido se puede enmascarar con ruidos ambientales que surgen esporádicamente (cañonazos enemigos, explosiones, aviones supersónicos...), o bien manipulando objetos para que desprendan un ruido ensordecedor que encubra nuestros disparos.
Una vez solucionado el problema del ruido y analizada la disposición enemiga, hay que considerar otros factores como la distancia, el patrón de movimiento o la altura. La presencia enemiga se concentra en zonas concretas, lo que dificulta la furtividad. Por lo tanto se precisa de paciencia, análisis y, evidentemente, habilidad. Algunos objetos estratégicamente colocados ayudan a menguar la oposición, como barriles explosivos, vehículos con el deposito lleno o estructuras elevadas frágilmente desprendibles.
Si la ejecución silenciosa se altera, la variabilidad del arsenal será un elemento significativo para no morir. Tenemos escopetas, subfusiles y pistolas para salvaguardar nuestra proximidad, así como TNT, morrales explosivos o granadas muy útiles en caso de acorralamiento. Además, el botiquín, las vendas o las bengalas pueden auxiliarnos en momento críticos. Y, cómo no, una de las opciones menos atrevidas pero más provechosas es la huida, la búsqueda inmediata de un amparo donde reajustar la estrategia silenciosa y eliminar la presencia enemiga como bien dicta la esencia del juego: con estrategia. Debo mencionar que la cámara se torna muy tosca y el correr puede ser engorroso en algunos momentos.
Una de las peculiaridades más sugerentes del juego es la cámara radiográfica que muestra el resultado de nuestros tinos. La franquicia tiene como rúbrica esta caracteriza que muestra descarnadamente la descomposición de algunos órganos en función de nuestros tiros, así como la fractura de huesos. Esta visión de Rayos-X se puede bloquear, pero su presencia garantiza imágenes violentas y explícitas que son una delicia para los menos sensibles. Además de presenciar la descomposición cerebral ante una bala perforando el cráneo, también apreciamos la rotura de huesos en combates físicos así como el filo de un cuchillo saboreando la laringe de algún enemigo distraído. Realmente este aspecto le otorga una idiosincrasia a la franquicia que puede ser la tracción de mucho público. Las escenas no son grotescas ni absurdas, más bien despiadadamente reales.
He comentado al principio la digna recreación, tanto histórica como escénica, de la Italia bélica que ofrece el título. No obstante, debo aplaudir sobremanera la virtud gráfica que ofrece el juego en líneas paisajísticas con unos colores relucientes, nítidos y vistosos. En cierto aspecto el apartado gráfico recuerda a Metal Gear Solid V, pero con mayor pronunciación en la variedad cromática que desprenden las tonalidades preciosas en pueblos costeros o esa veracidad natural en los bosques. Por su parte, el moldeamiento de los personajes es menos convincente que los escenarios en sí, aunque no le resta encanto a la cualidad técnica que goza de hermosura sin caídas perceptivas de frames y con una estabilidad encomiable. Muy buen trabajo en este aspecto.
Además, tanto los textos como las voces vienen totalmente traducidas al castellano. Con el fin de no restar credibilidad al ejército enemigo, algunas conversaciones entre soldados están en italiano, así como la propaganda acústica existente en algunos pueblos. El silencio persiste en muchos momentos, no existen innecesarias melodías que rompan el encanto del juego; y acústicamente es sobrio, característica necesaria en un título de este estilo.
Los alicientes más relevantes del título son las opciones cooperativas y el multijugador. El juego se puede disfrutar acompañado de un amigo en un jugoso modo cooperativo que hace delicias. Por su parte, la introducción de un competitivo encaja menos en la pretensión táctica del título. Existen diferentes modos de juego, desde un duelo por equipos de 6 vs 6 hasta modalidades de captura, pero el juego carece del dinamismo que se suele buscar en un competitivo. No obstante, es una opción que nutre el conjunto.
Dentro del propio juego tenemos coleccionables, misiones secundarias, un modo supervivencia y la posibilidad de evolucionar en el escalafón militar hasta el nivel 50. Para subir de nivel hay que actuar estratégicamente, completar misiones y realizar algunas maniobras especiales. Según subamos de nivel desbloquearemos ventajas adicionales paralelas a las mejoras de las armas que se consiguen logrando ciertos objetivos descritos en el arsenal.
Rebellion ha mejorado su producto gracias a la mayor libertad de movimiento manteniendo intacta la esencia característica del juego. A las opciones estratégicas se le incorpora mayor peso del componente agresivo que, sin llegar a florecer totalmente y penalizando su continuo uso, complementa armónicamente la virtud propia del título: el sigilo. La trama con tintes reales agradará a los acérrimos de la historia contemporánea, y la loable recreación de Italia con unos gráficos nítidos y coloridos acompaña continuamente en un viaje que precisa tranquilidad, táctica y tiempo.