Pregunta seria: ¿hace cuánto tiempo que no os aburrís? Y no me refiero a ese sentimiento de saturación o hartura del día a día que se puede confundir con la sensación de que nada te llena en realidad. Hablo de verte a ti mismo inmerso en una de esas tardes de domingo en las que las paredes se te echan encima lo suficiente como para desear que sea lunes antes. O, al menos, hasta que de que la parte más racional de tu cerebro descarte esa idea y la eche a la papelera de deshechos no reciclables de tu mente.
Vivimos en una era donde no hay espacio para el aburrimiento. El día a día ha pasado a ser una metralleta de sucesos donde el hastío llega provocado por el exceso de contenidos a los que podemos acceder y no tanto por la falta de ellos. Nos entretenemos hasta tal punto que llegamos a cansarnos de ello: cuatro series pendientes para ver, dos películas en el cine que se acaban de estrenar, doce vídeos de Youtube de tus creadores favoritos. Y, por si fuera poco, dentro de en esa vorágine de ocio siguen saliendo más juegos, y más juegos, y más juegos, y más juegos y más juegos.
Malgastamos el tiempo reconociendo el poco tiempo que tenemos para llegar a todo, si es que no intentamos acceder a múltiples cosas a la vez para acabar llegando a un punto en el que no disfrutamos de nada. Pero a veces surge de forma sorpresiva una obra que hace que todo se detenga durante unas horas y, por un tiempo, podamos sentir que nos estamos divirtiendo de verdad dentro de todo ese ciclo de entretenimiento ocupa-tiempos vacío. Cada pocos años aparece Super Mario para recordarnos lo que es el verdadero aburrimiento que hay en las temporadas que existen entre que salga un juego de la saga y el siguiente. Y, en este sentido, Super Mario Bros. Wonder ha sido, para mi, de las pocas veces que me he divertido de verdad, como lo hacía antes, desde hace varios años.
¿Cómo es un nivel normal de Super Mario Bros. Wonder?
Los primeros 30 segundos de Super Mario Bros. Wonder es lo único que se repite de forma idéntica con respecto a otras entregas de la saga. Son tan solo tres los elementos que hacen que podamos comparar este juego con los anteriores de formas directa: la cinemática inicial donde se presenta la amenaza, la aparición de Bowser en ella y el grito de júbilo que emite Mario al comenzar el primer nivel del juego.
Desde este mismo punto, Super Mario Bros. Wonder se desprende de cualquier atisbo del pasado para quedarse solo con el esqueleto de lo que es un juego de Super Mario, llegando a retorcer las aristas de sus huesos de formas inverosímiles sin que pasen más de 30 segundos entre una sorpresa y otra:
Existen powerups, pero solo repite el de la flor de fuego; el resto son completamente nuevos 1️⃣
Los niveles están plagados de enemigos, pero aparecen nuevas especies en cada nivel que desearás que vuelvan en futuras entregas 2️⃣
Hay zonas secretas, pero el hecho de encontrar muchas de ellas dependen de resolver un pequeño puzle que surge en el nivel de forma orgánica 3️⃣
Hay coleccionables a recoger, pero estos modifican drásticamente la apariencia y las mecánicas de un nivel de forma directa 4️⃣
Hay una bandera final, pero puede que no sea la que hace que desbloquees la siguiente fase, dado que dentro de cada nivel hay varias rutas diferentes a la hora de terminarlo 5️⃣
De moverse y saltar... De eso ha ido siempre la cosa
Llevo varios minutos tumbado en la cama de mi habitación mirando hacia el techo mientras mi cabeza la da vueltas a cómo no dedicar 4.000 palabras a argumentar por qué Nintendo es una maestra en lo que hace. A cómo no realizar cientos de acrobacias para repetir algo que es evidente sin que se note mucho y malgastar vuestro tiempo y el mío. Sobre todo, cuando esto es algo que queda muy claro en cuanto completas los dos primeros niveles del juego.
Es como si casi no te diera tiempo a acostumbrarte a lo que Super Mario Bros. Wonder puede ofrecer, porque puede que parta de algo familiar, pero en tan solo unos minutos te tiene dando volteretas sin la necesidad de que analices cuánto te estás divirtiendo de forma racional. Y lo que más me maravilla de todo es que esto se consigue a través de dos acciones muy básicas: moverse y saltar.
Todos y cada uno de los juegos de Super Mario están diseñados para ofrecer miles de diminutas variaciones de esas dos mecánicas. Nunca te esquivarás de la misma manera a dos enemigos diferentes; nunca te valdrás de la misma forma de un powerup para alcanzar dos zonas ocultas distintas; ningún salto será exactamente idéntico al anterior. Pues bien; ¿Y si os digo que en Super Mario Bros. Wonder hay decenas de enemigos distintos, cuatro powerups totalmente nuevos, un coleccionable por nivel que lo transforma de forma drástica y directa y docenas de insignias que nos dan habilidades alternativas?
Hablo, concretamente, de mecánicas que se acaban multiplicando en otras sucesivamente hasta que, lo que al principio era moverse y saltar, se convierte en una tesis indiscutible de lo que debería ser un muy buen juego de plataformas.
Es tal la ramificación que se produce de esas dos acciones en otras miles diferentes que a veces puedes llegar a aturdirte con todas las que se van presentando en cada nivel. Al fin y al cabo, en cada uno de ellos hay algo especial, lo cual hace que lo importante no sea tenerte en vilo preguntándote si te sorprenderán con algo o no, sino cómo lo harán. De esta manera, en Super Mario Bros. Wonder no hay un patrón jugable que se repita en más de dos fases seguidas, dando lugar a un complejo entramado de decenas de microjuegos de Super Mario embutidas dentro de algo más grande.
Te gustará Super Mario Bros. Wonder sí...
Amas los juegos de plataformas ✅
Te gustan los juegos accesibles que se van complicando poco a poco ✅
Te mola lo de coger coleccionables y completar un juego al 100% ✅
Si Super Mario tuviera un canal de Tiktok...
Si he dedicado ya unas palabras a hablar de lo que es la estructura de título y los contenidos que la conforman, no podría irme de aquí a seguir jugando sin hablar del ritmo de juego de Super Mario Bros. Wonder. En este caso es como si el juego fuese la representación máxima de lo acelerado que se va superponiendo un contenido al anterior en el menú de inicio de Tiktok. Hablo de que en Super Mario Bros. Wonder no pasan ni 15 segundos sin que veas nada impactante o sorprendente en pantalla. Si Nintendo crea con este juego una mecánica completamente nueva es solo para desecharla más tarde de cara a sustituirla con otra que ofrezca un giro a la anterior, y así sucesivamente.
Tiene sentido, en realidad. El tiempo pasa y hay que adaptarse a las nuevas tecnologías; aunque estas nos sumerjan en una vorágine de no saber ni qué contenido estamos consumiendo hasta que pasamos al siguiente. Pero lo bueno de Nintendo es que sustituye ese proceso de repetición de contenidos repetitivos y similares entre sí por un despliegue de creatividad infinito.
En Super Mario Bros. Wonder nada es repetido: no hay ni un solo proceso que te lleve a imitar los movimientos que llevaste a cabo en una situación anterior y en una cadena eterna de nuevas ideas hasta que te imaginas a los desarrolladores del juego riéndose a carcajada limpia de otros títulos terriblemente asustados por el mismo concepto de innovación. Y ahí están ellos, en un ejercicio de demostración de capacidades creativas sin precedente o, dicho coloquialmente, de sacarse la chorra constantemente.
No te gustará Super Mario Bros. Wonder sí...
Buscas un calco de los anteriores juegos de Mario en 2 dimensiones ❌
No te gustan los juegos de plataformas ❌
Conclusión
Tengo prisa. No quiero seguir escribiendo esto. Lo que de verdad me pide el cuerpo es dejar este análisis a medias, encender mi Nintendo Switch y recoger las últimas semillas maravilla que me quedan para completar el juego al 100%. Eso sí, no sin antes compartir un mensaje que se conforma a través de unas palabras que a menudo me ayudan a parar los pies por un segundo en la era acelerada en la que vivimos: La vida sigue, el tiempo vuela. Permítete aburrirte de vez en cuando para que las cosas buenas tengan aún más peso. Prepárate algo rico de desayunar mañana. Hazte un regalito; juega a Super Marion Bros. Wonder. Mereces volver a divertirte.
Nintendo se desmelena para ofrecer una sucesión de nuevas ideas en una cadena infinita de creatividad y lograr así que Super Mario Bros. Wonder se convierta en un punto de no retorno para la saga. Principalmente, porque todo lo que haga la compañía y que se asemeje lo más mínimo a los juegos que hubo antes que este, se sentirá plano, vacío de emoción y poco inspirado. Super Mario Bros. Wonder es, en este sentido, un nuevo golpetazo en la mesa por parte de Nintendo; la traducción de lo que supuso Odyssey a lo que sería la sub vertiente de la franquicia en dos dimensiones.
Estilo artístico
Jugabilidad
Sistema de control
Duración
El hecho de que los coleccionables transformen cada nivel de forma única
El sistema de control está pulido hasta el extremo
El mimo con el que se han creado nuevas animaciones y cambiado algunos detalles a nivel estético
Los cambios en la estructura de mundos que trae con respecto a juegos anteriores de la saga
La posibilidad de jugar en cooperativo con varios amigos
Enemigos y personajes que ojalá vuelvan en futuras entregas
Tiene tan buenas ideas que llega a hacerse corto
Algunas mecánicas podrían haber dado un poquito más de sí
Crecí rodeado de naturaleza y campos de trigo, pero con la cabeza llena de historias sobre dragones y planetas lejanos. Después me hice psicólogo para poder fascinarme con las historias de los demás.