De manos de Mighty Toast Studio, un pequeño estudio de apenas 5 personas afincado en Alicante, llega a nuestros PCs Tankr. El nuevo título indie de este equipo español, que se presenta a sí mismo como un juego arcade con vista cenital en el que dominar un tanque contra la IA o nuestros amigos, llega a nosotros en un mes cargado de grandes lanzamientos, tanto triple A como independientes, pero viene respaldado por la fuerza de la comunidad que le dio el visto bueno en Steam Greenlight. Con un sabor muy retro y unas primeras impresiones que pintan muy divertidas, ¿queréis saber qué nos ha parecido el juego tras haberle dedicado unas cuantas horas? Acompañadnos en este análisis para descubrirlo.
Tankr es un juego que se presenta a sí mismo como algo casual, nada demasiado profundo con lo que vayamos a estar un día entero pegados, pero que sin embargo, sea capaz de robarnos esas horas muertas para darnos unos buenos ratos, Con esto en mente, en Mighty Toast han decidido obviar por completo el apartado narrativo y las presentaciones y apostar por un título al que podamos jugar y disfrutar desde el principio, haciendo del tutorial los primeros mapas del juego. Las premisas en Tankr son realmente sencillas: dispara hasta eliminar al resto de tanques enemigos en cada mapa, seguir avanzando sin perder tus vidas y llegar al final de cada serie de mapas, así de simple. Lo entretenido del asunto viene de los propios mapas, las características de los enemigos y, el el que constituye el aspecto más innovador y que más juego da, el triple rebote de algunos proyectiles.
En cuanto a los mapas, nos encontramos con un diseño que, igual que el resto del título, es bastante sencillo pero eficaz; no incluye florituras ni adornos innecesarios pero tiene los elementos necesarios para hacernos sufrir con los enemigos, permitiéndonos siempre montar nuestras estrategias para acabar con todos ellos mientras esquivamos sus balas y nos refugiamos tras las diferentes coberturas que nos encontremos. Pero cuidado, que no todas resisten los balazos y en ocasiones algunos de los elementos son móviles y debemos usarlos. En este diseño entran también diferentes ambientaciones que le dan algo más de variedad al juego, aunque realmente cuando estamos inmersos en las batallas, apenas nos daremos cuenta de este aspecto, ya que estaremos ocupados imaginando el rebote de cada bala, el movimiento de cada enemigo y la estrategia idónea para acabar con todos ellos.
En cuanto a los enemigos, nos encontramos con una buena variedad de ellos y todos se diferencian visualmente de forma más o menos simple. Las diferencias entre los distintos tipos de tanques enemigos radica tanto en las armas que usan (balas normales con rebote, misiles, rayos láser y un buen puñado más) como en lo resistentes que son y, lo que más llama la atención, en su IA. Mientras que algunos tipos de enemigos tratarán de esconderse y esperar para dispararnos cuando nos acerquemos, otros se lanzarán como locos a por nosotros, intentando acorralarnos y no dejándonos respirar. Sin embargo, a pesar de que esto es algo muy a favor, se ve algo lastrado por problemas en esta IA, y es que los enemigos muchas veces se quedan atascados o acaban disparándose entre ellos mismos, o incluso lanzándose a nuestros proyectiles en lugar de esquivarlos.
Por su parte, los controles no son malos y el tanque responde bien en general, pero se echa en falta mayor precisión en los disparos, ya que la variación del ángulo da saltos demasiado grandes en lugar de sentirse más continua. Esto se nota sobre todo cuando intentamos jugar con los rebotes o acertar a un objetivo que se encuentre relativamente lejos, ya que notaremos que no siempre somos capaces de dirigir nuestras balas como queremos, lo cual a veces, en los mapas más complicados, puede resultar bastante frustrante.
Con todos estos ingredientes, la jugabilidad de Tankr se puede resumir como algo bastante casual, arcade, sin demasiada profundidad pero que pide un tiempo para adaptar nuestra cabeza a pensar como el juego nos exige que lo hagamos. Controlar el rebote de las balas, los movimientos de los enemigos, cómo hacer frente a cada uno de los tipos de tanques que nos encontramos y superar todos los problemas que nos plantea es algo que, por muy simple que sea en concepto, resulta divertido y logrará hacernos enfadar lo justo para que sigamos intentando e intentando los más de 100 mapas con los que cuenta.
Pero toda esta jugabilidad se lleva al siguiente nivel cuando tenemos la suerte de traer a un amigo a casa y jugar con él en las divertidísimas batallas locales. Los fallos pasan a un segundo plano y la simplicidad del juego se convierte en su mejor baza, ya que no hace falta absolutamente ningún esfuerzo para aprender a jugar, los controles son extremadamente sencillos y el título es capaz de entretener a cualquiera, desde el gamer más hardcore hasta alguien que no ha cogido un mando en su vida. Por desgracia, debido a que hemos jugado antes del lanzamiento, los servidores se encontraban vacíos y el modo online, que es esencialmente lo mismo pero contra otros jugadores de alrededor del mundo, no hemos podido probarlo. A pesar de que es normal debido a que el juego no se encuentra aún a la venta, en estos títulos independientes siempre cabe la posibilidad de encontrarnos un panorama muy similar incluso cuando se ponga a la venta, lo cual es una pena, y es que arruina una de las partes más divertidas de Tankr.
Por otro lado, el juego cuenta con un sistema de creación de mapas muy sencillo de usar y que permite crear ni más ni menos que lo que encontramos a lo largo de todo el juego: mapas de un tamaño limitado, con pocos adornos y muchos muros en los que refugiarnos de los enemigos. Sin embargo, con más de 100 mapas para un jugador, la utilidad de este editor se restringe prácticamente a hacer arenas de combate lo más extravagantes que se nos ocurran en las que medirnos a nuestros amigos.
En cuanto al apartado técnico del juego, hay bastante poco que comentar; se trata de un juego creado con el motor Unity y que apenas consume recursos, dando la posibilidad de disfrutarlo a prácticamente cualquiera que tenga un ordenador. Como podéis apreciar en las imágenes, visualmente es extremadamente sencillo y, aunque el plato fuerte del título sea la jugabilidad, no habría estado de más que Tankr entrara un poco por la vista, ya que este aspecto puede echar para atrás a algunos jugadores que no le den una oportunidad.
La banda sonora es más de lo mismo, un tema que se adecua perfectamente a la estética de guerra desenfadada, pero que acaba resultando bastante pesado al poco tiempo de comenzar a jugar. Los efectos de sonido no son nada del otro mundo, aunque sí que se agradece que cada arma tenga su propio sonido y no se hayan reciclado.
En definitiva, Tankr es un título que huele a clásicos arcade, pero que apuesta por la sencillez y la sobriedad en la mayoría de sus aspectos, dejando que sean los jugadores los que saquen partido de la diversión que pueda ofrecer gracias a una jugabilidad divertida y retante. Desde luego, para pasar una tarde de risas con unos cuantos amigos, es sin duda una de las mejores compras que podéis hacer. Por su parte, el modo para un jugador está bien si queremos echar una partida rápida de vez en cuando, pero si jugamos de seguido, probablemente acabemos encontrando al título algo repetitivo, y lo cierto es que el apartado visual y sonoro no ayuda demasiado a mitigar esta sensación. Por su lado, el multijugador online, a pesar de que es algo muy divertido, es probable que no tenga demasiada afluencia por el propio carácter del juego, así que tendréis que ser vosotros, jugones, si el juego vale la pena en cada uno de los casos que estéis barajando.