Train Valley es un curioso y adictivo título de gestión ferroviaria que lleva en Steam desde el pasado mes de octubre de 2015, con unas notables ventas. Fue desarrollado por solo tres programadores rusos adictos a los trenes (Alexey Davydov, Sergey Dvoynikov y Timofey Shargorodskiy, nombrados a si mismos como Oroboro Games) y editado por el estudio Flazm. Nos plantea una jugabilidad bien sencilla: construir vías, calcular las rutas entre las diferentes estaciones e intentar no accidentar muchos trenes mientras superamos una serie de objetivos.
Sobre el papel parece sencillo pero la propia gran variedad de sus mapas, unido a su creciente dificultad, sencillo manejo y diferentes épocas que podemos jugar lo han hecho uno de los juegos de gestión de ferrocarriles más llamativos de los últimos meses. Hoy, con el lanzamiento de su primera expansión, ambientada en las frías tierras de Alemania, lo disgregamos y vemos sus principales novedades más importantes. ¡Pasajeros al tren!
Como hemos comentado, Train Valley es un título que mezcla la simulación, la gestión y los puzles con un notable resultado. Tenemos una serie de mapas que se van desbloqueando a medida que superamos los anteriores y cada uno es bastante más difícil que el anterior, siendo los primeros simples tutoriales. Solo contamos con cuatro herramientas: la de cambiar la dirección del tren en una bifurcación, la de crear nuevas vías, destruirlas o destruir algunas partes del escenario (como árboles o casas) y solicitar una nueva locomotora, lo que cuesta dinero de nuestras arcas pero normalmente otorga bastante recompensa. Además, muchos objetivos se centran en esta última opción. También podemos aumentar la velocidad del juego, aunque igualmente al final de cada año en el juego se nos cobran una serie de impuestos, y pausar la partida. Todo muy sencillo e intuitivo.
Ahora bien, crear las diferentes vías de tren entre las estaciones no es tan sencillo como pareciera ya que aparte de los propios obstáculos (algunos irrompibles) hay una serie de accidentes geográficos como lagos, ríos, montañas, etcétera, que hay que bordear, teniendo por ejemplo que pasar por los ríos por los puentes que se van creando. Esto unido a la propia gestión de los trenes para impedir que choquen o se equivoquen de estación (perdiendo dinero paulatinamente), así como su velocidad, que varía según su carga, hace que algunos escenarios sean bastante complicados, y requieran numerosos intentos para conseguir todos sus objetivos y, de paso, los numerosos logros que tiene el juego, a cada cual más complicado que el anterior.
A medida que vamos superando las fases se van desbloqueando nuevos mundos, ambientados en diferentes épocas y lugares, cada uno con sus propias locomotoras y accidentes geográficos característicos Así, por ejemplo, está Europa desde 1830 a 1980, América desde 1840 a 1960, la USSR desde 1880 a 1980, Japón desde 1990 a 2020 y, la nueva incorporación del presente DLC: Alemania, que en sus seis nuevos niveles podemos ver importantes eventos de dicho país, como la Primera Guerra Mundial, la caída del Muro de Berlín o un escenario muy moderno ambientado en el nuevo aeropuerto de Frankfurt. Además incorpora muchas novedades jugables ya que en un nivel caen bombas del cielo y el de Berlín es un autentico reto solo apto para los más valientes.
Por supuesto la música de estos nuevos escenarios es totalmente nueva y ambienta a la perfección aunque no es tan llamativa ni los propios escenarios tienen tanta característica atmósfera como, por ejemplo, los de Japón. No obstante las seis nuevas locomotoras inspiradas en máquinas legendarias como la Adler o la Prussian T9 son bastante fieles a las reales aunque como los quince demás trenes en el juego no varían mucho excepto su propia velocidad y carga. También se han añadido nueve logros que aumentan la rejugabilidad del título. Algunos algo absurdos, como el de pausar 100 veces, y otros grandes retos, como el denominado "Chuck Norris", o el que tenemos que destruir 10 tanques.
Por último, en esta expansión no se han añadido nuevos modos de juego, algo que muchos jugadores llevan pidiendo, por lo que seguimos teniendo el Modo Historia, el Modo Sandbox (para poder jugar sin tiempo ni objetivos) y el Modo Aleatorio, con objetivos totalmente diferentes en cada elección. Cada partida suele durar de cinco a veinte minutos por lo que es una buena opción para los jugadores que tengan poco tiempo disponible. La dificultad es realmente exigente en algunos niveles y, sobre todo, en dos de los nuevos niveles de la expansión ambientada en Alemania, pero en todo caso con varios intentos se pueden superar.
Técnicamente Train Valley es un juego simple, sin alardes gráficos y con modelados muy sencillos, como si fueran parte de una maqueta tridimensional, pero tampoco es su objetivo deslumbrar como otros juegos del género, mucho más centrados en la gestión de estaciones de ferrocarril, o incluso compañías ferroviarias. Train Valley es mucho más sencillo en ese aspecto y tampoco pretende innovar en un género que ya dio todo de sí hace muchos años. Por ello puede resultar simple y fácil para algunos y directo y muy divertido para otros, dependiendo de cómo lo plantea cada jugador. Un juego que pretende ser muy adictivo si le echamos unas pocas horas, más gracias a su reciente expansión (disponible con un 10% de descuento por tiempo limitado) y que esperamos que se amplié considerablemente en un cercano futuro.