Las obras sobre mafiosos, pandilleros, bandas enfrentadas en una misma ciudad y siempre perseguidas por las autoridades. Nos hemos hartado de ver este planteamiento en el cine y en la literatura, pero, de igual manera que en el cine se nos viene a la cabeza cierta película de 1972 dirigida por Francis Ford Coppola, y en la literatura Don Winslow aparece como uno de los estandartes, al hablar de los videojuegos se nos viene la saga Grand Theft Auto (GTA), porque indiscutiblemente es el rey de todo esto; en parte, eso sí, por GTA III, que supuso una forma distinta de mirar los videojuegos aunque ya existieran otros sandbox antes.
La saga de Rockstar supone un auténtico arsenal de comentarios siempre que sale en escena, ya sea rememorando los viejos tiempos o con nuevos anuncios, cosa que a fecha de hoy deberá esperar bastante con toda la probabilidad.
Fuera como fuere, merece la pena hacer un repaso extenso y parar a preguntarse cuáles son los mejores juegos de la saga. Como siempre, todo esto supone un ranking personal, por lo cual también podéis decirnos cuál es el vuestro.
Está más que claro que prácticamente todas las sagas tienen patinadas o, como en este caso, derrapes. GTA London 1961 y 1969 pretendían ser expansiones con multitud de cosas nuevas que hacer, con nuevos vehículos y nuevas posibilidades para el primer GTA, pero no. Lejos de dar al jugador una fórmula que acrecentasen las ganas de seguir jugando, ofrecía un contenido tibio, a medio gas y falto de chispa.
“¿Por qué?” fue la pregunta que se repitieron tantos y tantos jugadores. No había necesidad de sacar un título tan sumamente falto de oportunidades. Eso sí, por mucho error y mucha falta de contenido, ahí está, con un BAFTA por su banda sonora. Si es que está claro que es uno de los apartados que más merecen la pena de la saga, tal vez deberíamos hacer un top sobre canales de radio, aunque todos sabríamos quién ganaría ¿verdad DJ Pepe?
No sabemos qué se les debió pasar a Rockstar por la cabeza con la locura de pasar GTA III a una consola portátil como la Game Boy Advance; teniendo en cuenta el hardware de la consola sonaba a idea de dimensión paralela. Obviamente dieron marcha atrás y la idea de esa hipotética versión se esfumó como la posibilidad de ver un anuncio de Bully 2 a corto plazo.
GTA Advance supone volver a la vista cenital ofreciendo una historia que si bien se defiende como juego, se queda muy, muy, pero muy lejos de los títulos a los que vamos a dar cabida en breves instantes. Es un juego más, un título que sirvió como excusa para compensar los pajaritos en la cabeza con la idea de GTA III y contentar a los fans de la consola de Nintendo.
DMA Design. Está bien, mejor llamarlo Rockstar North, como se le conoce actualmente. El caso es que dicha compañía que por entonces tenía ese nombre que tanto recuerdan los fans de la saga Lemmings (qué obra de arte) sacó a la palestra un título cargado de violencia en un mundo que se llevaba las manos a la cabeza porque no todo era Super Mario 64. Es más, si Mario hubiese estado presente en aquel juego, seguro que sería el cabecilla de alguna mafia y dejaría regueros de sangre allá donde fuera.
El caso es que Grand Theft Auto supuso el pistoletazo de salida a una saga que si bien no fue superventas en su salida, dejó un regustillo en los jugadores de ver cómo mejoraría eso en el tiempo, todo contando con que se sacase una segunda parte que spoilers temporales, sí se hizo. La cacería de brujas de aquella época era especialmente fuerte en España, pero eso no evitó que muchos jugadores entendieran la mecánica a pesar de que las críticas especializadas tampoco fueron para tirar cohetes. Como inicio de la saga fue un buen acelerón, pero haciendo alusión al regustillo mafioso y como diría Frank Sinatra “The Best Is Yet To Come”.
Con GTA: Liberty City Stories ocurre más o menos lo mismo que con GTA London pero tampoco de una forma exagerada. Es verdad que el planteamiento del juego parece ser el de dar más de lo mismo sin mucha novedad al frente más allá de montar en motocicletas y de ponernos ropa nueva. Pero hace todo correctamente y la historia no está tampoco nada mal.
Vale que no sea la entrega de la saga que más puede entusiasmar y, si hablamos de la saga Stories, hay juegos muchísimo mejores, pero no desagradaba en absoluto el ponerse a los mandos y más en un mapa como Liberty City que a muchos nos trae recuerdos de las largas noches huyendo en un coche chatarrero de la policía después de liquidar sin querer un grupo de personas que paseaban por Chinatown.
Y hablando de Chinatown, aquí llega el título de Nintendo DS que muchos no entendimos por qué no se habló más de él. Y es que GTA: Chinatown Wars supone un auténtico ejercicio de frenetismo, acción, una jugabilidad muy bien elaborada y un diseño cel shading que quitaba el hipo con verlo. Aunque ya sea solo por esos ingredientes, el título merece muchísimo la pena, pero sí encima sacaba todo el rendimiento que puede tener una DS, la satisfacción era muchísimo mayor.
Un caso más de juegos que, pese a que son una auténtica delicia, por algún motivo, no venden lo suficiente y se quedan para algunos en el cajón del olvido. Una auténtica lástima.
Hay dichos que son una auténtica mentira, y aquello de “segundas partes nunca fueron buenas” es un claro ejemplo de ello; GTA II no se libra de dejar al dicho popular como un auténtico mentiroso, una vez más, como han hecho títulos de la talla de Mass Effect 2, Red Dead Redemption II o Bioshock 2 (sí, es bueno pese a lo que os hicieron creer).
El caso que pese al atropello que supuso sacar dos expansiones para el primer título de la saga y que servían más como un añadido pobre que otra cosa, GTA II es uno de esos ejemplos en los que si juntas las ganas, la ambición y te planteas metas para cumplirlas, consigues un título como la copa de un pino.
Es un título que sigue mantiendo la misma vista cenital pero que pasa por darnos una buena cantidad de contenido, un sistema mejorado en muchos aspectos como el manejo o la forma de guardar, y, como no, el poder trabajar para varias bandas a la vez. Es cierto que ha envejecido de aquella manera, pero siendo objetivos y poniéndonos en un año como 1999 donde el primer Driver ya estaba haciendo disfrutar a muchos jugadores, tiene mucho mérito que fuera un título que mejoró notablemente sus ventas y ofreció diversión a raudales.
Una de las particularidades que empezó a coger la saga GTA desde el lanzamiento de GTA: Vice City, fue el de añadir nuevas funciones con cada entrega del juego que saliese a la luz. Daba igual si era en forma de contenido adicional, de expansiones o de juegos de menor calibre pero que funcionaban bastante bien. Es algo que siempre se agradece cuando uno se sale del patrón de dar siempre la misma tecla del triunfo, como pasa con tantísimos juegos hoy en día.
El caso es que GTA: Vice City Stories supone una nueva forma de ver Vice City desde las guerras con las bandas y ambientándonos dos años antes de los sucesos que desencadenaría una de las mejores entregas de la saga. El modo construcción no es que se viese como algo espectacular a priori, pero añadía al juego un toque estratega que quedaba perfecto para darle variedad al título y ofrecer algo más allá de tiros, conducción y más tiros. De hecho, a veces uno se pregunta en por qué no se le dio más oportunidades a este modo.
Más allá de eso, la historia de GTA: Vice City Stories es divertida, sin llegar al escalón que supone GTA: Vice City pero tampoco lo pretende. Es un juego donde el mimo se nota en cada detalle, la jugabilidad es perfecta, se maneja sin prácticamente problemas y resulta una apuesta muy interesante dentro de la saga.
Cuando se habla de GTA IV, se hace de uno de esos títulos que dividió a propios y extraños de la saga. Bien, es cierto que tenía algunos fallos gráficos y que la versión de PC era un completo desastre, pero a nivel de historia y de trasfondo sigue siendo el juego más maduro de la saga.
El personaje de Niko Bellic y todo lo que sucede a través de su entorno y en su propia personalidad, ejemplifica perfectamente el engaño del llamado sueño americano. Con una historia que quita el hipo y que está plagada de grandes momentos, nos topamos con unos cuantos errores que si bien merman la experiencia, lo compensa con lo viva que parece la ciudad y las múltiples cosas que podemos hacer. Si a todo esto le añadimos dos grandes expansiones como The Lost and Damned y The Ballad of Gay Tony, nos topamos con algo a tener muy en cuenta.
Es por eso que GTA IV puede que no sea la octava maravilla del mundo en la saga, pero tampoco es el horror hecho videojuego que plantean tantísimos jugadores.
Una cosa que impactó a muchísimas personas a lo largo del globo cuando GTA: San Andreas planteó la fórmula de su guión, fue ver cómo se convertía en una auténtica oda a las pandillas, a los gángsters en las bandas y como todo tenía un olor a la época de los 90 y resonaba ese ‘Fuck Compton’ de Tim Dog. Pero más allá de todo eso, GTA: San Andreas sonaba a Biggie y 2Pac, sonaba a Costa Oeste contra Costa Este.
Tal vez esa percepción daba al guión unos puntos de menos con respecto a los que no supiesen la conocida historia de ese conflicto, pero a pesar de todo el juego respiraba la guerra entre bandas y el conflicto constante en un mundo que con cada cosa que descubrías te iba dejando más sorprendido de lo que estaban haciendo con una PS2.
El concepto de poder ir al gimnasio, cortarte el pelo a placer, engordar y tener un sistema de estadísticas variado, hace que el juego sea como una de las entregas más importantes de la saga y, a ojos de muchos, el juego insuperable de la saga.
Algo que caracterizaba a Driver era su manera de plantear las cosas y de vivirlas. Su cámara en tercera persona ayudaba a crear en el jugador una sensación de estar viviendo todo eso mucho más cercano que los sucesos que surgían en GTA; entonces llegó GTA III y todo explotó como un castillo de fuegos artificiales.
Si esto fuese un top sobre importancia en la historia de los videojuegos, GTA III se quedaría con el primer puesto sin dudarlo. Su modo de poner cada detalle en el juego, de plantear una historia adictiva—perfectamente podemos hablar de Asuka Kasen o de Salvatore Leone como dos de los mejores personajes de la saga—, lo atrapante que resultaba y cómo sentó las primeras piedras de los llamados sandbox, lo hace un título realmente espectacular.
La última obra de la saga cruzará también de generación para aterrizar a PlayStation 5, y, sumado a su modo multijugador que sigue cosechando más y más jugadores con cada año que pasa, tiene una de esas campañas donde el frenetismo está servido en bandeja de plata. Lo que verdaderamente hace memorable un juego como GTA V más allá de sus misiones y actividades realizables, es la posibilidad que te da de ponerte en la piel de tres personajes que no se parecen absolutamente en nada, que tienen prioridades muy marcadas y que, a pesar de todo, colaboran con un mismo fin.
GTA V es un juego servido exclusivamente a la acción, a las persecuciones, a los atracos a bombo y platillo y con escenas memorables a las que se suma el gusto por un humor americano muy marcado durante toda la aventura. Incluyendo novedades como manejar tres personajes para una misma misión, el título no solo pretende vender eso y toma a GTA IV para hacer una historia con un trasfondo sobre el lujo y el fracaso, amén de una crítica a los tiempos modernos.
Los ochenta en una revisión de la ciudad de Miami con una revisión de Miami donde el olor al ‘Scarface’ de Brian De Palma rezuma por todos lados. ¿Algo puede salir mal? En absoluto. GTA: Vice City supone una concepción de lo que debe ser un buen GTA; una historia de mafias, de bandas y de acción donde sí vemos en todo momento un guión que no para de pegar constantes giros argumentales dejando en evidencia nuestras suposiciones.
El juego que se lleva el primer puesto en este top nos lleva a tener a Tommy Vercetti, un tipo que ya solo con su simple apariencia se le coge un cariño especial. Recorrer GTA: Vice City es montarse en un tren donde todo lo que parece que va a salir mal, acaba saliendo así, con luchas y traiciones por dóquier, un estilo de jugabilidad muy bien llevado—salvo ese helicóptero del demonio al que teníamos que manejar en una construcción para dejar bombas y que mucha gente acabó odiando—y unos guiños constantes a la cultura de la época.
Sentando todas las bases que creó GTA III, por Vice City nos moveremos con una banda sonora espectacular que incluye la magnífica estación de Radio Espantoso y donde el cariño puesto, el detalle, personajes como Ken Rosenberg, Lance Vance o Ricardo Díaz hacen que tengamos ante nosotros una obra única en la historia de los videojuegos.
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