Ayer fue, por fin, el día glorioso: mi vuelta a Overwatch. Poco a poco me estoy reenganchando a mis rutinas de juego, y no os imagináis lo muchísimo que lo echaba de menos. Bueno, no sé qué tontería acabo de decir, porque estoy segura de que sí os lo imagináis. Y encima no volví al juego como si nada, sino que lo hice por todo lo alto, jugando (y perdiendo) a una gran cantidad de partidas competitivas.
¿El resumen? Pues que después de varias partidas conseguí superar mi récord personal pero que, al final, me quedé tal y como empecé. Es una lástima, pero como las partidas decidan torcerse no se puede hacer nada. Gritar, tirar el PC por la ventana e ir a la camita muy a gusto, como mucho. Bueno, por suerte lo segundo no pasó porque, si no, no estaría aquí, pero las otras dos cosas sí. Estoy deseando volver a Overwatch y disfrutar de mis equipos más que nunca. Pista: no.
Qué ganas tengo de que llegue el día 16 y que nos digan todos los planes que tienen para Overwatch 2. Necesito ya la segunda Beta, por favor.
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