Este es posiblemente el artículo más especial que he escrito hasta la fecha. Sin duda es el más personal, el que más siento que escribo con el corazón en la mano y dejando fluir sentimientos que les parecerán ñoños o insustanciales, pero para mí son muy importantes. Tanto es así que por primera vez me he bajado al río (los que viváis o hayáis estado en Valencia sabréis a lo que me refiero) y me he puesto a escribir este artículo a mano, dejando que las palabras salgan sin ningún filtro. Adjunto foto, para que veáis que no me lo invento.
Mi historia con los videojuegos comienza muy temprano, tanto que no recuerdo un momento en mi vida que no estuviera de una forma u otra conectada con un jueguico. Cuando apenas tenía uso de razón ya recorría la (para mi tierna mente) inabarcable región de Kanto en Pokémon Azul. Mi infancia la dediqué a rogarle al bastardo de Donald que me curara en Kingdom Hearts, a recorrer la ciudad de Los Santos en GTA San Andreas (sí, era un niño malote), a limpiar la Isla Delfino en Super Mario Sunshine (más que mi cuarto, he de confesar) o a frustrarme muriendo una y otra vez en Donkey Kong Country con mi Super Nintendo.
Sí, yo me embarqué en las máquinas de Sony a partir de PS2. El tema es que los videojuegos me enseñaron que existen mundos allí afuera que merecer ser explorados, aventuras aguardando a que pulses el botón START, historias que se clavan más profundo que cualquier serie o película y, en definitiva, vidas que merecen ser vividas.
Realmente supongo que esto le pillará a pocos por sorpresa. "Escribes en un portal de videojuegos, es evidente que deben haber sido importantes para ti". Es cierto, cada uno de los que integramos este fantástico equipo en Areajugones (y, por extensión, la prensa del videojuego) tenemos una historia que de una forma u otra siguen un esquema similar. Todos nos movemos por pasión, y es precisamente eso lo que me ha llevado a escribir este artículo.
Los videojuegos siempre han sido importantes en mi vida y la han definido como ningún otro medio lo ha hecho, pero no fue hasta mucho después de lo que os acabo de contar que verdaderamente el videojuego dejó de ser para mí un medio de entretenimiento y se convirtió en una parte intrínseca de lo que soy como persona. Una pieza fundamental que hace que yo sea yo. Ese momento concreto tiene una fecha, el 14 de junio de 2013, el día que salió a a venta el juego más importante de mi vida: The Last of Us.
Y sí, puede parecer que el que os habla es un fanboy descerebrado (ojo, no lo niego tampoco), pero la obra de Naughty Dog me hizo ver que el videojuego podía ser mucho más que unos píxeles en la pantalla, que podía contar historias humanas capaces de dejar a uno reflexionando durante horas. Es cierto que no tuve una PS1, pero en mi infancia no faltaron unas buenas dosis de Crash Bandicoot y Jak & Daxter. Incluso le tiré muchísimas horas al CTR. Uncharted ya me pilló más crecidito y, aunque sí que es cierto que es una tremenda aventura, no me hizo sentir, ni lo pretendía, lo que sentí en la piel de Joel. Y es que creo que gran parte de todo esto se debe a que The Last of Us llegó en el momento perfecto a mi vida. Con 17 años recién cumplidos, una crisis existencial que truncó mi vida y en mi cabeza un espacio vacío con mil lecciones que aprender.
No estoy diciendo que The Last of Us inventara el drama o la narrativa en los videojuegos, ni mucho menos, pero en mi caso fue el juego que hizo que mi cerebro hiciera clic y que todo encajara. Cuando vi los créditos rodando por la pantalla (con el temazo 'The Path' sonando a todo volumen) algo en mi interior había cambiado para siempre. Comencé a ver el videojuego como una industria y a plantearme que tal vez yo podía de alguna forma formar parte de ella.
El otro día tuve el enorme honor de charlar un ratito con Gustavo Santaolalla, el legendario compositor de la banda sonora de The Last of Us, y me dijo exactamente eso, que tan pronto como Druckmann le contó la idea que tenía en la cabeza se le abrieron millones de puertas que no es que estuvieran cerradas, es que directamente ni sabía que existían en un primer lugar.
No voy a entrar en detalles porque mi intención aquí no es spoilear a los que no lo hayan jugado (por favor, haceos un favor y hacedlo), pero el final del juego me dejó en la silla durante al menos media hora pensando, reflexionando acerca de lo que acababa de ver, de su significado, cómo había llegado la historia hasta aquel punto y cómo podía continuar. Y es que al final en The Last of Us irónicamente la historia es lo menos importante. Te podría spoilear todo lo que ocurre en el juego y seguiría siendo un viaje inolvidable vivirlo en primera persona. A mí personalmente me dejó una huella que difícilmente se borrará jamás y me ayudó a superar un momento de mi vida que he dejado tan enterrado en el pasado que ni siquiera quiero plasmarlo en estas palabras.
The Last of Us es una historia humana, que tiene el desarrollo de personajes mejor construido que yo haya visto en mi vida, en cualquier medio narrativo. Los infectados están ahí para hacer que la trama se desarrolle, pero lo importante en The Last of Us son las personas. En el momento en el que me di cuenta de que los culpables de todas las desgracias que le ocurren a Joel son los seres humanos y no la pandemia es cuando caí en la cuenta de que las relaciones entre los personajes y el desarrollo de los mismo es el verdadero pilar fundamental de la experiencia de juego y lo que hace que The Last of Us sea una aventura única. De hecho uno de los primeros artículos que escribí para Areajugones allá por el 2017 y de los que estoy más orgulloso trata sobre precisamente eso, sobre la evolución de la relación entre Joel y Ellie en The Last of Us. Por aquel entones apenas se acababa de anunciar la segunda parte y evidentemente no teníamos ni idea de lo que iba a ocurrir, pero el artículo continúa siendo perfectamente válido a día de hoy.
Y ahora es cuando dejo de hablar de mi, pues mi historia es una de tantas. The Last of Us ha impactado la vida de muchísimas personas a lo largo y ancho del mundo. Yo he de confesar que no me considero parte de la comunidad, pues apenas he tenido interacción con nadie que comparta mi pasión por el juego, pero sí que soy un fan acérrimo pasivo. Es decir, siempre estoy atento a los movimientos que hay dentro de la comunidad del juego, de cualquier noticia que pueda haber sobre el futuro de la franquicia (incluida la inminente serie producida por HBO), curiosidades de lo que tenemos hasta el momento, la evolución del speedrunning de The Last of Us 1 y 2, cosplay, merchandising...
Y uno de los recuerdos que más me pone los pelos de punta cada vez que vuelve a mi mente fue precisamente el reveal de The Last of Us Parte II. Se venía rumoreando que el juego podría estar en desarrollo en Naughty Dog, pero si estáis atentos a las noticias del mundo del videojuego sabréis que rumores hay que todo tipo, y en la mayoría de ocasiones terminan quedando en nada. Pues con eso dicho, nos trasladamos a diciembre del año 2016, a la PlayStation Experience, el evento anual en el que Sony solía anunciar algunas de sus novedades más potentes. Recuerdo estar viéndolo y, cuando apareció Shawn Layden para cerrar la conferencia, ya prácticamente estar levantándome para apagar la televisión. Pero entonces dijo que tenían una cosa más que enseñar... y el resto es historia.
Como podéis ver la reacción fue apoteósica, y eso es decir mucho para una IP que por aquel entonces apenas tenía 3 años de vida. The Last of Us no solo fue un tremendo éxito de crítica, siendo uno de los juegos más galardonados de todos los tiempos, sino que hizo mella en los jugadores y se ganó un lugar en las vitrinas de millones a lo largo y ancho del globo. Ese amor se puede ver perfectamente encapsulado en el clip que acabáis de ver, donde hay momentos en los que ni siquiera se puede escuchar el tráiler del ruido de los vítores del público. Pero, por supuesto, la historia no termina ahí.
Estoy seguro de que esto ocurre en casi todas las comunidades, pero yo os voy a hablar de The Last of Us porque es la que me pilla más de cerca. Es lógico que para muchos fans su amor por el videojuego va mucho más allá de la historia de Joel y Ellie. Es el caso de mi amigo Guillem Estruch que, de hecho, apenas ha jugado a The Last of Us, pero fue gracias al juego y a Santaolalla que descubrió otra de sus pasiones: tocar la guitarra clásica. Él mismo me confesó que el tema principal de The Last of Us fue el primero que aprendió a tocar en la guitarra y que, habiéndose cumplido casi 10 años desde que llegó a su vida, no ha olvidado ni una sola nota.
Las muestras de amor y apreciación hacia The Last of Us por parte de su comunidad son tantas y tan variadas que sería imposible recogerlas en un solo artículo. Existen miles y miles de fanarts de todo tipo, algunos tan espectaculares que la propia Naughty Dog los ha usado como material promocional para el juego. Es el caso del arte de Alice X. Zhang, que fue contratada para ilustrar la caja metálica de la edición coleccionista de The Last of Us Parte II.
Y hablando de coleccionismo, si seguís el subreddit del juego veréis algunas colecciones increíbles. Yo mismo tengo una pequeña colección en mi vitrina (aunque ni siquiera tengo la edición coleccionista del juego), pero es ridícula en comparación con la de @YoursBangerz, quien ha dedicado una habitación entera de su casa a construir un pequeño templo en honor al videojuego, posiblemente la colección de The Last of Us más grande del mundo. ¿Queréis flipar en colores?, pues aquí la tenéis:
Y es que no solo estamos hablando de muchísimo dinero, sino también de horas y horas de trabajo y dedicación. El caso más extremo en este sentido creo yo que es la producción de fan films, o películas no oficiales hechas por fans. Yo soy graduado en Comunicación Audiovisual y Máster en Producción y, aunque no me considero experto, más o menos se de lo que hablo. Para los que seáis ajenos a este mundillo, sabed que la producción audiovisual es muuuuy cansado y muy caro. Cada detalle se tiene que tener en cuenta y eso significa muchísimo café y hojas y más hojas de excel que parecen interminables. Se necesita un equipo grande y muy implicado y, teniendo en cuenta que se trata de una fan film, no van a ver ni un céntimo de rédito de todo ese trabajo.
Aun con todo eso, el cariño que muchos le tienen a The Last of Us es tan grande que no son pocas las películas hechas por fans sobre el juego, algunas con tanta calidad que rozan (o incluso superan) un trabajo profesional. Si yo fuera un directivo de HBO le echaría un vistazo a los créditos de algunas de estas obras, pues difícilmente van a encontrar a gente con más pasión para traer a la vida el mundo postapocalíptico infestado de Córdyceps. Si buscáis en YouTube podéis encontrar un montón y la mayoría son muy buenas, pero yo me quedo con 2.
La primera es Ellie's Revenge, que encontraréis bajo estas líneas y que sigue fielmente los eventos de The Last of Us Parte II. Es muy espectacular, pero si no habéis jugado al juego os recomiendo que lo hagáis primero, pues incluye algunos de los mayores spoilers de la secuela. La segunda está producida por una pequeña productora llamada Iron House Cinema y supera la hora de duración. Lo que más me sorprende de esta última es que fue subida a YouTube hace 8 añazos, es decir, que el rodaje debió tener lugar apenas salió el juego originalmente en 2013. La historia que cuenta sigue los acontecimientos del primer juego y también os recomiendo que le deis una oportunidad. A mi personalmente me parece increíble lo que se puede hacer cuando falta presupuesto pero sobra pasión.
Y con esto llegamos a las últimas líneas de este artículo. Estoy seguro que para muchos de vosotros The Last of Us será un juego más y que tendréis vuestro propio jueguito que os enciende el corazón, pero como habéis visto para mi es y siempre será un videojuego muy especial y he sentido que debía compartir esto con vosotros. Estoy infinitamente agradecido al equipo talentosísimo que hay detrás del juego y no puedo esperar al 2 de septiembre para volver a revivir la historia de Joel y Ellie una vez más, recordad que el juego ya se puede RESERVAR en PS5 desde PlayStation Store o vuestra tienda habitual. Con esto me despido. Nos leemos pronto 😉
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