Primeras impresiones jugables de It Takes Two

Hace ya un tiempo que Hazelight, estudio responsable de obras tan aclamadas como A Way Out y dirigido por Josef Fares, presentaba al mundo su nuevo proyecto: It Takes Two. Se trata de una nueva obra que apuesta por el cooperativo ya icónico del estudio pero con un giro drástico en cuanto a su tono. De la seriedad y toques cinematográficos de A Way Out saltamos a un videojuego mucho más cartoon y desenfadado.

Pese a que aún quedan unas semanas para que It Takes Two llegue al mercado, nosotros ya hemos tenido la ocasión de probar el videojuego y plantearle algunas preguntas al propio Josef Fares. Y a continuación os contamos nuestras primeras impresiones después de haber disfrutado de dos niveles iniciales de It Takes Two.

El mejor cooperativo está de vuelta

Parece que la época dorada del cooperativo local, de sentarnos en un sofá con nuestros amigos para disfrutar de los videojuegos, ya ha pasado. Pese a ello, el panorama independiente ha tratado de reinventar la situación con apuestas que incluyen este cooperativo local (bien como un extra a su apuesta o bien como su núcleo) como Pikuniku o la saga Overcooked. Pero pocos lo han hecho como A Way Out.

Abandonando por completo las apuestas alocadas y frenéticas y jugando con un ritmo más pausado, A Way Out era una obra que conquistaba a millones de jugadores. Podemos entender este videojuego como la fusión de las apuestas cinematográficas de la pasada década (cuyo máximo exponente posiblemente sea Uncharted) con la experiencia más clásica del cooperativo local (aunque existía también la opción de jugar online, el modo local parecía el más óptimo).

It Takes Two recoge aquí el testigo y da un pasito más allá. Esta nueva obra no abandona los pilares sobre los que se construye A Way Out, pero sí les da una vuelta de tuerca. It Takes Two presenta una apuesta que, si bien está muy inspirada por el cine de animación de Pixar, se siente menos cercano a la seriedad y pausa de A Way Out en favor de una diversión más instantánea.

Empatizar con los personajes y descubrir la historia es, por supuesto, parte de la experiencia de It Takes Two. Pero ya no es requisito imprescindible (como sí lo era en A Way Out) para disfrutar del videojuego. El diseño de mecánicas y los retos que se plantean a los jugadores son suficientes para que It Takes Two sea disfrutable simplemente a nivel jugable por sí mismo.

It Takes Two vuelve a poner sobre la mesa un cooperativo de verdad. Un juego en el que los jugadores tienen diferentes cometidos y habilidades y no solo juegan a la vez, sino que juegan juntos. Se obliga en todo momento a que exista una cooperación y una coordinación entre las acciones de uno y otro para poder superar los retos.

La mezcla de acción y puzles se va alternando, diluyendo y balanceando hacia un lado y hacia el otro a medida que vamos cambiando de nivel. El diseño de cada nivel hace que sea único, con mecánicas propias que los jugadores tienen que dominar como individuos pero también como equipo. La variedad de los dos niveles que hemos jugado deja entrever que este será uno de los puntos más acertados de la obra.

Todo ello da como resultado un videojuego que se siente como un soplo de aire fresco a nivel jugable. Una apuesta original, simple y atractiva que, jugada con alguien al lado, es una auténtica maravilla.

Una historia de amor

Es difícil entrar a valorar el apartado narrativo de It Takes Two tras jugar apenas un par de niveles de la obra. Sin embargo, con estos dos niveles han surgido varias luces y sombras que creo que es de recibo comentar en estas impresiones.

Por un lado, en la parte más positiva de la balanza, nos encontramos con un videojuego que es capaz de comunicar sin hablar. El apartado narrativo de It Takes Two va más allá de las escenas cinemáticas y se mezcla con lo jugable; con las mecánicas que utilizamos, los escenarios que recorremos y los retos que se nos plantean. La historia de (des)amor del videojuego de Hazelight se va reflejando a cada paso que damos.

La relación entre los personajes se va desenvolviendo al ritmo que marcan las mecánicas y se va entrelazando con estas. Todo en It Takes Two está hecho para contar, para expresar algo. Y la verdad es que consigue su propósito, pues es muy sencillo comenzar a empatizar con los personajes y su historia.

Pero, en la parte menos positiva de la balanza nos encontramos con un juego que, en esta primera aproximación, resulta cobarde y equidistante. Nos habla del fracaso de una relación y del camino hacia la reconciliación sin detenerse demasiado en las razones de dicho fracaso, sin querer echar la culpa a absolutamente nada y, sobre todo, sin pararse a pensar si la reconciliación es posible o, de forma más básica, en qué consiste eso de la reconciliación.

En este punto, el discurso del juego apunta a quedarse muy corto, muy vacío de significado y profundidad para tratar un tema que, en realidad, podría (y debería) explorarse de forma mucho más sesuda. Pero, como remarco, tan solo hemos jugado dos niveles y queda mucho hilo del que tirar.

Conclusiones

It Takes Two es un videojuego que vuelve a ser un paso adelante en la apuesta de Hazelight y Josef Fares. La seriedad y jugabilidad "cinematográfica" de A Way Out deja paso a una estética cartoon más desenfadada y una apuesta mucho más inmediata en lo jugable.

Las mecánicas y retos obligan a que los jugadores cooperen y se coordinen. Y la variedad que ofrecen los diferentes niveles son capaces de ir sorprendiendo a cada paso que damos. Todo ello nos da como resultado una de las apuestas cooperativas más divertidas, originales y sorprendentes que hemos jugado nunca.

Pese a ello, el apartado narrativo nos deja con ciertas dudas. Una historia de desamor convertida en una metáfora sobre la reconciliación que apunta a quedarse un poco corta. Pero habrá que esperar para poder dar un veredicto más firme sobre It Takes Two.

Recordamos que el videojuego llegará a PC, PS4, PS5, Xbox One y Xbox Series X|S el próximo 26 de marzo. Estaremos atentos para traeros nuestro análisis completo llegado el momento y cualquier novedad de interés que surja.